Su único trabajo, lo único que tenia que hacer era vigilar las acciones del ángel de asignaciones, eso era todo, pero al ángel le gustaban las bromas y porque no, tomarlo un poco contra los recién llegados, aquellos que apenas eran ángeles en entrenamiento, sabían las reglas básicas de todo ángel guardián y el control de sus poderes en la dimensión de luz, pero nunca eran elegidos como ángeles guardianes para asignación humana, podían ser asignados a los animales, puesto que sus vidas no eran tan complejas, pero para poder ser asignados a un humano debían esperar que su entrenamiento alcanzara el rango de mayor y ahora por su descuido había una bebe en el mundo humano con un ángel en entrenamiento como su guardián.
- ¡MAYOR! – el fuerte grito lo hizo estremecer y sujetar con un poco mas de fuerza al ángel que ya tenía acorralado.
- general – el mayor se dio vuelta, enfrentando al ángel mas alto y de cabello cano que se acercaba, esto permitió que el ángel de asignaciones desapareciera.
- ¿es verdad que el nombre de uno de los cabos salió en las asignaciones para los humanos recién nacidos? – el mayor, sabía que, si los ángeles pudieran enrojecer de ira, su general justo ahora sería un tomate.
- si... bueno... todo es culpa de... - el mayor se giro para intentar tomar al ángel que ya no estaba ahí.
- el ángel de asignaciones, ya lo sé – el general resoplo.
- pero ¿Dónde plumas esta? – el mayor miro alrededor casi utilizando su mente para buscar al ángel culpable.
- seguro se ha escondido de nuevo con las angelinas de la guardería – el general soltó una baja risita al pensar en aquello.
- sigo preguntándome porque vuelves a darle el trabajo como ángel de asignaciones – el mayor bufo molesto al devolver la mirada al ángel de mayor rango.
- por la misma razón que te asigno a ti para que lo vigiles atentamente, a pesar de que se que estas agotado luego de vigilar los últimos entrenamientos – el general sonrió.
- ¿y esa razón seria? – el mayor le devolvió la sonrisa.
- creo en que ambos pueden hacerlo mejor – el general se dio la vuelta, listo para salir de la sala de asignaciones humanas.
- señor... - la voz del otro ángel a su espalda lo hizo detenerse.
- ¿sí?
- ¿qué hacemos con la asignación del cabo Guayaba? – el mayor pregunto con un poco de miedo.
- ya no podemos hacer nada, la humana ya ha llegado a la tierra – negó el general.
- ¿entonces? – insistió el mayor.
- estamos obligados a dejarlo así... avisa a los dos ángeles de mayor rango que protegen a su familia y envía su primer pergamino de ordenes – hablo el general luego de pensarlo un momento.
- ¿el pergamino? – el mayor miro asombrado al otro ángel.
- así es Rodolite, ese ángel será tratado como cualquier otro, experiencia o no, desde el momento en que su nombre fue colocado en el pergamino de asignaciones, se ha convertido en un ángel guardián – finalizo el general, un poco exasperado por todas las dudas del mayor.
- sí señor – Rodolite asintió con deseos de contradecir, pero sin atreverse a hacerlo, su general ya se veía bastante molesto.
- lo hará bien, confió en eso – terminado de hablar, el general sonrió y salió de la sala.
- usted tiene mucha confianza en todos – Rodolite negó con una sonrisa.
Luego con unas pocas palabras en su mente llamo a los ángeles guardianes de los padres de la recién nacida, eran ellos los que debían enterarse de lo que había pasado, al estar seguro de que ambos ángeles lo habían escuchado; Rodolite miro sus manos y con un solo pensamiento hizo aparecer el pergamino blanquecino donde aún se podía leer el nombre de Guayaba, hasta que la pequeña humana tuviera un nombre, las ordenes diarias aparecerían con el nombre del ángel guardián, suspiro, el ángel que ahora recibiría aquello ni siquiera sabia como interpretarlo, pero debía tenerlo, al menos esperaba contar con que los ángeles de mayor rango lo ayudaran.
- yo también espero que lo hagas bien – susurro sobre el papel y lo hizo desaparecer.