Los dos ángeles convocados miraban alrededor con duda, rara vez eran llamados de regreso a la dimensión de luz de donde todos los ángeles guardianes procedían, la única razón normal seria el discutir algo del futuro que se tenia predestinado para sus protegidos y ellos debían tomar alguna decisión para protegerlos o alejarlos de aquello, pero, claro esta nuca eran llamados juntos aunque fueran parte de la misma familia humana, el trabajo de un ángel guardián era individual y las decisiones eran únicas, nadie mas debía oírlos, pero ahora para sorpresa de ambos la voz del mayor había sonado en la mente de los dos, al mismo tiempo.
- gracias por venir coroneles – Rodolite entro a su oficina pocos minutos después estrechando la mano de ambos ángeles.
- ¿Qué es lo que pasa mayor? – Zircón el coronel de mayor rango y edad hablo primero.
- un ángel en entrenamiento fue asignado recientemente por error – Rodolite no iba a andar con rodeos a pesar de saber lo que venía.
- ¿a quien fue asignado? – Zafiro, el otro coronel, creía conocer la respuesta, pues su protegida había dado a luz esa mañana, pero, solo por una vez deseaba estar equivocado.
- lamento decir que a la hija de sus protegidos – Rodolite deseo poder disculparse por su error, pero no iba a admitirlo delante de dos ángeles de mayor rango que él.
- ¿el general lo acepto? – Zircón detuvo las palabras un poco violentas que Zafiro estaba a punto de soltar.
- si, dijo que confiaba en que lo haría bien – Rodolite asintió sin doblegarse ante las frías miradas de los dos coroneles.
- ¿Qué rango tiene? – pregunto Zafiro con los dientes apretados por la molestia.
- su nombre es Guayaba, su rango es cabo tercero, tiene apenas el entrenamiento básico de todo ángel guardián – respondió Rodolite tomando una respiración profunda, esperando una reprimenda departe de los dos ángeles de mayor rango.
- el ángel del otro hijo de mi protegida tiene como rango mayor segundo, entreno contigo y no podías vigilar que su segundo hijo obtuviera uno igual – mientras Zafiro alzaba mas la voz, sus alas crecían en envergadura.
- no... pero yo... - Rodolite no podía completar una oración y viendo esto, Zafiro se dio la vuelta y salió de la sala sin agregar nada más.
- lo lamento, parece que experimenta los cambios hormonales de su protegida - Zircón sonrió viendo la expresión de miedo que tenía el otro ángel.
- pero si la que dio a luz fue la humana – hablo Rodolite confundido.
- hablare con él – Zircón fue hacia la puerta.
- ¿señor? – Rodolite lo llamo antes de que saliera.
- dime... - Zircón apenas se giró a mirarlo.
- Guayaba recibió su primero pergamino de ordenes – hablo Rodolite con miedo.
- le ayudare a interpretarlo – Zircón asintió.
- y señor...
- continua...
- le recuerdo nuestras reglas – dijo Rodolite por ultimo y Zircón asintió en silencio antes de salir de la sala.
Zafiro y Zircón volvieron a la tierra ocultos de la vista de los humanos, se acercaron al hospital y a los cuneros donde la pequeña humana recién nacida, estaba siendo limpiada y atendida por un par de enfermeras, ambos ángeles tenían la capacidad de ver a todos los otros ángeles, grandes, fuertes y claramente experimentados que vigilaban de cerca a los otros bebes y entre ellos pareciendo atemorizado y fuera de lugar, un joven, pequeño y delgado ángel, se quedaba de pie mirando con asombro a su, ahora, pequeña protegida; Guayaba era consciente de que ese no era su lugar, no al menos por ahora, estaba en entrenamiento, no tenía la experiencia ni el rango, pero estaba dispuesto a darlo todo por el bien de la pequeñita en él cunero.
Con su rango de coronel nivel dos, Zircón, se sintió en la responsabilidad de advertir al joven ángel; nadie podía cambiar lo que se había hecho, desde que el general denegó aquello y además nadie debía intervenir en las decisiones de otro ángel guardián asignado, pero no había ninguna regla que le impidiera darle algún consejo o brindarle un poco de ayuda; se quedo mirando cuando Zafiro bufo, se dio la vuelta y se fue por el pasillo, claramente estaba molesto por lo que había pasado, aunque bien sabían ambos que la culpa no era de Guayaba, sino tan solo del ángel de asignaciones, Zircón sonrió, ese ángel iba a ganar la perdida de sus alas si continuaba con aquellas bromas.
Algunas horas mas tarde, luego de que la madre fue dada de alta y la bebe fue autorizada para irse a casa, toda la familia se reunió y por primera vez los tres ángeles se miraron, Guayaba quedo asombrado ante la magnificencia y el poder que Zircón junto a Zafiro demostraban con cada uno de sus movimientos y expresiones, no cabía duda de que ambos ángeles poseían la experiencia y la fuerza para tener el rango que ahora poseían, intimidado Guayaba apenas intercambio palabras con ellos, tan solo asintió a la rápida explicación que Zircón le dio sobre el brillante pergamino que había aparecido ante sus ojos; al pasar la familia a recoger a su primer hijo en casa de la abuela, Zircón y Zafiro dedicaron un saludo al veterano ángel guardián que velaba por la mujer mayor.
El general de nivel uno, sonrió cuando vio a Guayaba revolotear demasiado cerca de la familia, había sido informado de lo que había pasado, pero el ya no deseaba intervenir, había pasado demasiado tiempo cumpliendo con sus obligaciones como ángel guardián, había estado en el mundo humano el tiempo suficiente como para verlo cambiar y crecer y ahora solo deseaba terminar con su última protegida y retirarse a descansar; cuando por fin llegaron todos a casa y la bebe fue acomodada en su nueva habitación, Guayaba se quedo junto a ella, lejos de los otros ángeles y los humanos, se permitió un momento de crisis mientras sentado en el suelo veía una de sus pluma caer, estaba triste, no deseaba que esto pasara con él.
- ven conmigo – Zircón se asomó en la habitación de la bebe y tubo que contener una sonrisa al ver que Guayaba estaba escondido entre los peluches.