Solo dos semanas después del accidente, Guayaba estaba cansado de la actitud que tenia Ana, cuidando de su pierna se mantenía en casa y era talvez por eso que estaba tan triste y molesta, pero continuaba cuestionándose porque le había pasado aquello, tomo las palabras de su enfermera, entendiendo que aquello era lo mejor, pero al mismo tiempo le surgió la duda de que era lo que pudo haber pasado
La duda en realidad no era el problema sino la forma en la que lo estaba enfrentando, negada completamente a creer que era por una buena razón se estaba alejando lentamente de la guía que él le brindaba; Guayaba podía ver el cambio, el pergamino tenía cada vez menos colores, no podía dejar que aquello pasara, pero no sabía qué hacer.
- ¿Qué querías hablar conmigo? – Zircón pregunto cuando se encontraron en la entrada de la casa.
- No sé qué sucede, su pergamino se hace más extraño.
Con aquellas palabras Guayaba desprendió el mágico artefacto de su cintura y se lo mostró al ángel de mayor rango.
- Está perdiendo su conexión contigo – Zircón explico.
- ¿Cómo dices? – Guayaba casi grito.
- Supongo que el enojo que siente, por lo que paso, la está alejando de tu guía – Zircón le devolvió el pergamino.
- Y ¿qué puedo hacer? no quiero dejarla – Guayaba tenia lagrimas en los ojos.
- Ya no es decisión tuya, cuanto más evolucione su carácter y sus sentimientos negativos más se alejará – Zircón lamento sus palabras, pero era la verdad.
- Debe haber algo…
Una voz en su cabeza lo detuvo, Guayaba miro con asombro a Zircón… preséntate ante mí joven Ángel… para el esa era una voz desconocida.
- ¿Qué fue…?
- También escuchaste eso - Zircón no pudo evitar su propia sonrisa - esa es la voz de Origen y lamento decirlo no pueden ser buenas noticias.
- No es posible, ese es nuestro creador – Guayaba jadeo sorprendido.
- Así es, ahora vete, no suele ser muy paciente.
Con un solo movimiento de su mano, Zircón creó un portal para que Guayaba lo atravesara, sabía que el ángel no podía transportarse como él lo hacía, así que esa era una forma de ayudarle y estaba seguro, era por eso que el mensaje sonó también en su cabeza.
- Tengo miedo – Guayaba susurro.
- Es normal, alguien de tu rango y edad jamás podría ver a Origen, pero tienes una oportunidad, no importa lo que pase hazlo bien chico – Zircón lo animo.
Tomando aire profundamente, Guayaba atravesó el mágico portal esperando lo mejor
- Al fin llegas, pensé que no lo harías.
No había pensado en aquello, porque jamás se consideró merecedor de encontrarse a esta figura, pero aquí lo tenía, el ser que él pensaba tal vez sería alguna figura brillante o una bola de energía, era en realidad un hombre de mediana edad, lentes y ropa cómoda, no parecía alguien capaz de hacer lo imposible, pero muy dentro de si mismo Guayaba sabia que este hombre era una fuerza a tener en cuenta, alguien a quien nunca querrías hacer enojar.
- Hola, no sé…no sé qué debería decir – Guayaba intento una sonrisa.
- No tengas miedo, aunque soy tu creador, no voy a hacerte daño – Origen sonrió con calma.
- Entonces, ¿por qué estoy aquí? – haciendo acopio de todo su valor, Guayaba se atrevió a preguntar aquello.
- Tienes algo en mente, la idea me gusta, pero quiero saber si estás listo para hacer algo así – Origen explico en pocas palabras.
- Algo en mente…
- Sí, piensas que mostrarte ante tu protegida, evitará que ella se aleje de ti, puedo decir que la idea jamás había pasado por mi mente, pero no suena tan mal.
Origen admitió mientras revisaba unas hojas sobre su escritorio, Guayaba estaba sorprendido, pero no lo dijo, era verdad aquello había pasado por su mente como una forma de ayudar a Ana y al mismo tiempo aliviar su propia culpa por lo que había tenido que hacer.
- Yo solo pensé, que ella tal vez necesita una explicación…
- Lo que hiciste fue correcto, nunca debes dudar de ello, aunque no tienes experiencia en campo, debo reconocer que lo hiciste bien – Origen suspiro contento con sus propias palabras, se sacó los lentes de lectura y miro a Guayaba a los ojos con atención - entonces no hay en realidad una razón para que tú des una explicación.
- Es cierto, no la hay, pero ella la necesita, su miedo la desborda y tal vez escuchar esto evite que se vaya – Guayaba defendió su argumento con la ferocidad que Origen esperaba.
Bastante impresionado Origen lo miro en silencio, era tal vez una conclusión que esperaba de un ángel de mayor rango, pero nunca nadie lo pensó antes, los encuentros con los protegidos eran solo en casos extremos, muy alejados de lo que ahora pasaba, pero tal vez era una solución para no perder a nadie más en la oscuridad.
- Te voy a dar una oportunidad Guayaba, será tu decisión tomarla o no.
Volviendo su mirada detrás de su escritorio Origen abrió uno de los cajones y sacó un simple paquete de chicles, confundido Guayaba estuvo a punto de preguntar, pero recordando lo que había aprendido, guardó sus palabras, sabía que no tendría una explicación, Origen hacía las cosas a su manera por eso los había creado porque eran simplemente una idea en su cabeza; con una sonrisa porque el ángel no lo cuestionaba Origen se giró y le entregó el paquete.