Angeles y demonios

EL DEMONIO Y ELEA

 

-Nos volvemos a encontrar y en un lugar muy encantador...-

El demonio ignora todo el ruido de sus mascotas sombra, parece que es algo normal para él, gajes del oficio quizás.

La guadaña vuelve a reaccionar cuando el demonio quiere pasar a un lado de ella y ataca directamente a su cuerpo. Estoy con la boca abierta, le ha cortado en su mejilla y hombro. Es asombrosa ¡Vamos dale con todo!. La muerte no mentía, ella sigue atacando hasta hacerlo retroceder, parece tener vida propia.

El sádico desapareció de repente, me imagine que era para avisar a su ama de que tiene más visitas aunque no son exactamente para ella. También puede ser que simplemente huyó. Me armo de valor y pregunto al demonio sangrante.

-¿Por qué me sigues? Ya estoy muerta gracias a tí, ¿Que más quieres?...-

Siento mi cara arder de la misma ira que me ocasiona verlo frente a mí. La guadaña regresa a tomar su lugar a unos centimetros de mí. El demonio parece que no le agrado ser atacado, revisa su hombro que al parecer sangra mucho y me observa.

-¿Siempre eres tan problemática?¿Qué quiero de tí? Lo que yo quiero no se me permite-

Tiene una media sonrisa diabolica. Luego levanta sus manos y truena sus dedos. Las sombras dejan su comida de los pobres espectros y calaveras del cementerio para rodearme en circulo.

En mi mente ronda una idea, con lo que dijo me da la pauta que no puede lastimarme porque aún me necesitan ¿Quiénes? ¿Donde diablos se metio la muerte? Evaluó mis posibilidades que no son muchas.

-Si no pudiste antes, ¿Qué te hace pensar que hoy si?- Preguntó.

-Aún eres útil- Camina dando pasos hasta sentarse en una tumba. Su mirada brilla a rojo vivo.

-Tú lo sabías ¿Verdad?- Achica sus ojos como intentando leer mis pensamientos.

-¿Morir?... tomaló como daños colaterales para un bien mayor.. - Levanta sus hombros como diciendo "Ni modo, así es esto".

Se atreve a bromear con lo que fue mi vida, estoy que reviento y sin pensarlo tomo la guadaña en mis manos y al principio creí que pesaría pero no es así.

Al contrario es liviana y cambió de forma automáticamente. Bueno mas bien ella se adapto a mi altura. Creo que me he enamorado de ella. Las mujeres debería tener una de estas siempre.

Cuando una de las sombras quiso lanzarse sobre mí senti como la guadaña brillo y me dio valor para tambien atacar. Así es, Elea Lunn la chica que fue atacada por demonios no va dejar que otra vez le traten de quitar su alma. 

La sombra a diferencia del demonio es lenta,  no creyó que me movería y menos que la cortaría. Cuando lo se abrio la herida empezó aullar como un pobre animal herido. Las demás sombras parecieron pensarlo más y se mantuvieron a distancia. Una para mi... cero para la sombra. 

Condenada muerte, le dije que me las pagaría si me comian o me pasaba algo. Nunca me hubiera imaginado que sería esto. El demonio ya sangra menos parece que su herida se cerro. ¿Habilidad demoniaca?. Sigue sentado como el rey que manda a sus soldados a hacer su trabajo.

-¿Qué esperan traiganla? No tenemos toda la noche- Excelente parece que se puso de mal humor.

-¡Si tanto me quieres ven! ¿Aún recuerdas la primera vez que nos vimos?-

Me sonrío para que vea como disfruto ese recuerdo. Entonces sus manos se alargan haciendose gruesas y con grandes garras. Elea deja de molestar al demonio me digo yo misma.

Acerco la guadaña a mi rostro y como si supiera que me escucha le digo suavemente "ayudame por favor". Apenas término la última sílaba y la guadaña vuela a una velocidad inimaginable cortando todas las sombras y volviendo a mis manos.

En unos segundos las sombras gritan aullando pero hoy se van desapareciendo poco a poco convirtiendose en un polvo brilloso. Parecen luciérnagas volando hacia el cielo. Es hermoso. Cuando veo el demonio también parece asombrado y me observa.

-Creo que te estoy empezando a odiar. Mira niña no importa que tengas, tendrás que venir conmigo...

Mis ojos lo vieron en un segundo sentado y al otro tomándome por mi hombro y estómago. Hay un gran agujero negro detrás de él, está intentando llevarme hacia ese hueco.

No suelto la guadaña, ella se ensarta en la tierra y yo me sostengo de ella como mi soporte. Estoy segura que si paso por ese portal o lo que sea; será lo último de mí. Yo quiero ir al cielo al menos eso me merezco después de todas estas penalidades.

-¿Por qué luchas? Es inevitable Ja ja ja-

Sus largas uñas se ensartan en mi alma o cuerpo espiritual, como quieran llamarle. No obstante duele mucho, grito porque siento que me esta lastimando dentro. Se siente como espinas, aún así no me rindo.

-¡Aaaaa!... ¡No voy a soltarme!...-

Y hago más presión a la guadaña, no tengo más remedio que rogar que la muerte decida aparecer porque al paso que voy no creo que resista mucho. 

-No te preocupes tus manos se pueden quedar... ja ja ja -




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