Angeles y demonios

TODA LA VERDAD

ELEA

Acaba de entrar en la oficina del Ángel de la Muerte, a veces se me olvida que conozco su verdadero nombre, pero dudo que le agrade que los demás escuchen su nombre. Además hoy es mi jefe. Llevo un carrito con mucha comida y bebidas. Josua comento que alguien tiene una debilidad por cosas dulces como pastel entre otros.

Una mesa ha sido colocado en la oficina ¿En qué momento apareció? Az esta al teléfono, parece que tiene muchas tareas que resolver. Dejo este lugar para irme a buscar y puso a Ether a cargo. ¡Pobre demonio! ¿Dónde estará?  

Levanto mi vista mientras pongo la comida y las bebidas calientes como el té y el café. La verdad tienen un rico aroma ¿Ahora si puedo comer? Regreso a ver a Az y siento un poco de pena. Después que de sorpresa le di un abrazo de agradecimiento... y me fui como alma que lleva el diablo. 

-¿Cómo debo dirigirme a tí, aquí en la oficina?- Le pregunto cuando veo ya no esta en el teléfono. Parece pensarlo un momento y al fin contesta.

-Jefe me parece bien... Pero cuando estemos en confianza podrías decirme mi nombre..- Es cuestión de mantener orden y esas cosas.- Yo asiento entendiendo ese punto.

-Ni siquiera pude agradecerle a Pauline por cuidarme.-

-Lo harás, sólo debemos ordenar unas cosas y podrás verla un rato.- Esa respuesta hace que me alegre. 

Parece que me iba preguntar algo cuando la puerta es abierta de golpe y Slaanes aparece son su típica pose de chico gótico que le gusta llamar la atención.

-¡Slaanes! ¡Me tenías en ascuas! ¿Qué tal te fue?-

Digo en voz alta y lo revisó de pies a cabeza. Viene entero. Ja ja ja. 

-A primera vista parece que escapo de sus castigos. Si no estuviera derramando sangre en el piso Elea.-

Se nota que Slaanes aún le cae mal. Yo ignoro su comentario y continuo evaluando su condición y  me toma mis manos y las besa sonriendo con cariño. 

-¡No puedes mantener tus manos lejos de mi cuerpito! ¡Qué atrevida querida mía!-

Vuelve a su acto de esposito salamero, entiendo que no podemos dejar que los demás vean algo diferente. Sin embargo la reunión de hoy es para decir la verdad y nada más que la verdad. Az se ha ganado ese derecho con creces.

Antes que pueda decir algo más, Slaanes me toma por sorpresa al tomar mi rostro y besarlo cerca de la comisura de mis labios. ¡Este demonio no tiene remedio! Yo ni lenta ni perezosa le doy un rodillazo en sus joyas y me alejo de él buscando asiento.

-¡Auch! ¡Eso fue un golpe bajo amada!- Murmura con dolor e intenta caminar a la mesa para tomar asiento.

-¿Estas enojada con él?-

Consulta Az. Yo siento mis mejillas quemarse porque Az cree que nosotros hemos tenido algo en el infierno. Me siento apenada de esta situación.

-¡Por supuesto que no! ¡Es que le gusta el amor a lo fiera!- Slaanes mira a Az como esperando que diga algo sobre su comentario.

-¡Slaanes! Ya callate ¡Dios quiero hundirme en algún hoyo!- Digo apenada todavía más.

-Trataré de olvidar tu comentario y te doy la palabra Elea. ¿Qué fue todo eso en el cielo? Necesito explicaciones claras.-

Siento que todo mi estomágo dio un vuelco completo. Hay tanto que hablar y no sé cómo empezar... Me quedo calla y Josua entra de improviso llevando unas carpetas.

-¡Oh lo siento!-

-¡No! Tú tambien deberías escuchar...- Le afirmo. Josua mira hacia su jefe y este asiente. Toma un café y se va hacia el sillón del fondo, dandonos espacio. 

-Lo que voy a decir no debe salir de aquí.- Ellos afirman después de unos segundos...

-¡Todo es una mentira! ¡Slaanes es mi familia desde que era una bebé! ¡En realidad él es el esposo de mi hermana muerta Lea!-

Slaanes al oir las últimas palabras se contrae. Los otros dos pares de ojos de Az y Josua se quedan intrigados y aguardando que siga pero se nota su confusión.

-Tranquila.. ¡Yo te ayudo!-

Dice Slaanes... comienza relatando su historia desde el principio como lo hizo conmigo. No a tanto detalle pero si la mayoría.

 -¿Entonces? Engañaste a todos esos arcángeles y al rey demonio para guardar su secreto.- Pregunta Az y puedo ver como su mente esta asimilando tanta información. Parece que le esta tomando un poco de aprecio.

-¡Santas calabazas! ¡Esto es una monumental mentira! ¡Una nigromonte! - Dice Josua sin pena y yo le sonrío por su sinceridad.

-Mi trabajo siempre ha sido protegerla pero aún no tengo una cara concreta de nuestro enemigo- Confirma Slaanes.

-Tengo un legado que debo descubrir y aprender. El culpable esta allá afuera buscandome y quiero saber porqué me buscan con tanto ahínco y no es porque tengo un legado nigromonte- Confirmó a todos.

-¡Lo cual he dicho que no es necesario! ¡No quiero que te arriesgues más!. ¡Dejamelo a mí! ¡Tú deberías estar protegida!-

Me dice Slaanes a mí, pero no voy a dar mi brazo a torcer. Ya tome mi decisión respecto a eso.

-¡Eso no lo puedes evitar!- Le digo- Tome el ser tu aprendiz porque de verdad prefiero trabajar aquí y no en otro lugar. Pero también porque tendría mas libertad en otros asuntos. 




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