Ángeles y Demonios

Capítulo doce :Mi verdad

Julian tragaba saliva, pensaba demasiado pero lo torturaba sus propios pensamientos. Miró a Lucia a los ojos, vio que estuvo llorando, se tocó su cabeza pero el sabia que debía decirle a donde estaba.

—Jake se esta por ir de Argentina. Esta supongo en el Aeropuerto...Créeme que yo recién supe de esto ahora— dijo Julian.

—¿Entonces me estas diciendo que se irá...ahora?.

—Si, y también tengo que decirte otra cosa....

—Dime.

—¿Me dejas entrar?— dijo Julian inseguro.

—¿Por qué?

—Por qué no me siento seguro aquí afuera— suspiro—Puede que me mate su hermano ¿Viste? .

—Ohh...¿Por qué te materia su hermano? —dice Lucia al no comprenderle.

Julian paso de largo a su casa sin avisarle. El mismo cerró la puerta.

—Escucha— mira para ambos lados—Te lo diré directo, se que al principio no me caíste bien.

Lucía lo miro confundida.

—Si...yo soy un licántropo. O como algunos llaman "hombre lobo". Yo percibí tu aroma, y también la de tus amigas. Al principio pensé que eras una bruja pero... Por lo que veo no lo eres , je , je , je.

—Yo no soy una bruja. Y si lo fuera. ¿Acaso no creerías que yo también sabría quien eres?... Bueno si Jake ahora está en el aeropuerto...¡Me llevaras allá!— dice Lucia al señalarle.

—¿Por qué yo?.

—Por qué tú hablaste — dice Lucia al caminar a su habitación—No tardaré, me vestiré. Espera acá.

—OK....

Al retirase, Julian observaba las fotografías cerca de él. Se fijo un un remarcó particular, la cual sostuvo por su detalles, lo agarró. Pero apenas tomó de el, empezar a dolerle.

—¡Auch! . Maldita sea...—dijo Julian al verse los dedos quemados.

Lucia bajo rápidamente de su habitación y escucho lo que hacía Julian.

—¿Qué haces?.

—¿Tienes muchas de estas cosas en tu casa? —dijo Julian al señalar al marco.

—Si te refieres a eso, si. ¿Por? .

—Entonces dejaré de ir a tu casa.

—¿Por qué, que pasa?.

—La plata es muy perjudicial para los hombres lobos.

—Ohh...ya veo— dice Lucia al mirar su mano.

—Ahora te llevo, pero será lo único que haré.

—Claro señor quejón. Vamos que se me hace tarde— abrió la puerta.

Camino hasta el auto de Julian, partieron con velocidad.

Austin y Taylor habían disfrutado de la cita que habían tenido. Pero fueron a casa de los Williams pensando que estaría Jake.

Tocaron el timbre. Los atendió Jacob.

—¿Qué quieren par de enamorados? —dijo Jacob.

—¿Está Jake? — pregunto Austin.

—No, genio. Se irá de este país—dijo Jacob.

—¿¡En serio! ?—dijo Taylor.

—Si, ¿Acaso no se los dijo?.

—Qué hijo de...¡No era que vino con el fin de estar en paz! ...y ahora se va— dijo Austin.

—Por que se lo dijo Satana. — dijo Jacob.

—Bueno ya que estamos quiero tomar whisky—dijo Austin.

Taylor le miro sorprendido. Jacob también.

—¿Y desde cuando este se volvió...?—dijo Jacob haciendo señas de beber.

—Ni idea, pero ya que lo hace...yo también—dijo Taylor.

—Mmm...OK...total ustedes regresarán como puedan—dijo Jacob luego de cerrar la puerta.

Mientras Jacob les servía a Austin y Taylor miraban la televisión. Les dejo con la botella al lado. Y se fue al segundo piso de la casa. Pasa cerca de la habitación de Jake, pero no le prestó atención en lo absoluto.

Término en su cuarto. Que en especial era el más oscuro.

Se sentó sobre la cama y miraba sus manos.

—Con estas manos he matado y derramado demasiada sangre. No me sorprende que casi haya matado a mi propio hermano— se dijo a sí mismo.

No llevaba ningún objeto que le recordará a Jake excepto la daga que uso con él.

Se lanzó y miro cerca en la ventana para mirar su filo.

Los ojos de Jacob brillaban en el reflejo de la daga.

Suspiro por recuerdos que venían en su interior. Gritos, llanto y el pánico. Jacob era un perfecto asesino sin remordimiento. El mismo sabía lo que hizo en su pasado y presente. Se volvía a sentar en su cama dejándose caer. Apoyo casi todo el cuerpo pero dejo las piernas en el aire.

Puso la daga en su pecho. Y empezó a recordar un fragmento de una oraciones que el siempre recitaba algunas veces, en momentos de soledad.

"Entre densas sombras oigo gritos sin cesar,

Las llamas de infierno los quemará hasta el final,

No hay salida alguna mientras el Rey te observa,

Por qué el castigo, te encierra por tu condena"

En el auto Lucia se distraía por el paisaje. Para que no haya tanto silencio Julian puso música.

Mientras daba las canciones, Lucia apoyo su cabeza en la ventanilla del auto, mientras tanto escribía un mensaje a su hermana para que no se preocupara por ella.

—¿Tu aún...sigues enamorada de Jake? —interrumpió.

Lucia lo miro con nostalgia.

—Si—contestó.

—¿Después de todo?

—Lo que pasó. No importa, lo que importa es él.

—Tengo que también decirte algo más.

—Vale.

—Jake...bueno. ¿El ya te ha mencionado todo?.

—Si, que es el hijo de Lucifer. Que más bien...no quiere ser un demonio— dice Lucia.

—Ahh...bueno. Entonces no tengo que decir nada más...

—¿Me ibas a decir otra cosa más?.

Julian volteo.

—No

En el Aeropuerto Jake estaba en una cafetería. Mientras pensaba, la gente pasaba a su lado mientras el estaba sentado en la sala de espera.

Miro la taza de café que aún mostraba la calidez y el color de las fragancias en el local de perfumes.

Dejo la plata cerca del mozo. Y empezó a caminar donde estaba la cola .

Jake se encontraba en el medio. Sin saber que hacer, confundido por el sentimiento.

«No tengo ningún recuerdo de ti...Lucia. Pero al menos tienes algo de mi. Me iré sabiendo que tú estas a salvo de cualquier otra persona. Espero que Satana cumpla con su palabra. Una vez que pise Estados Unidos, me olvidaré de Lucia. Aunque debo admitir que me gustó estar aquí. Me hizo olvidarme de todos mis problemas...aunque todavía no me liberé de todos ellos»




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