Angeles y demonios

IV. Parte: “Mundo sub-realista”

Víctor continuo su camino cada vez más cerca de la gran luz blanca, la luz se extendía de oeste a este, cuando se acercó se dio cuenta de que no era una luz si no un gran muro de cristal, Víctor se acercó con gran curiosidad, una vez cerca del quiso tocarlo y apenas su dedo índice lo toco le envió una gran descarga eléctrica que lo mando metros atrás, Víctor con recelo enfundo su hacha y lanzo con toda fuerza , al impactar el hacha produjo una gran luz que lo acompañaba un gran estruendo, cuando todo se calmó el hacha estaba hacha polvo completamente irreparable, en su muñeca reapareció el sello y la dulce voz de la niña le susurro:

 

“Úsame”

 

De la nada el sello se convirtió en un libro negro con el sello en el cobertor, tenía una cadena delgada que se enredaba en sus manos, al abrir el libro las hojas pasaban rápidamente cuando se detuvo había un hechizo de oscuridad, su nombre era raro y difícil de pronunciar pero Víctor alzo su mano y recito:

 

“Homicida sub pedibus vestris rex cum fletu et ruminat comedetis asesínalos dente, et cum in inferno tortúralos”

 

Una gran esfera negra apareció y se dirigió al muro en su paso dejaba un camino de muerte, al impactar el muro se fracturo y un fragmento se desprendió de él, ese fragmento desprendía una luz celeste, de ella resonó otra voz, era otra niña y decía asustada:

 

 

“Ayúdame”

De su muñeca la voz de la niña suplicaba:

“Sálvala”

 

Víctor acercándose sentía una calidez y paz, incómodamente familiar su luz iluminaba pero no segaba, una vez se cerca el la toco con la misma mano con la que había tocado la otra, inmediatamente la luz desapareció y en la palma de su mano apareció otro sello de color celeste y cuando Víctor reacciono se encontraba en una dimensión extraña era completamente blanca, se encontraban dos niñas y con cabello negro y ojos purpura y otra cabello blanco y ojos celestes, ambas le decían al mismo tiempo:

 

“Cuídanos”

 

Cuando despertó se encontraba en na especie de cueva, en el suelo se encontraba una esfera de nieve rota, también los dos sellos se encontraban iluminados, cuando Víctor observo la esfera se percató de que era una escala exacta de su mundo, al salir de la cueva contemplaba una gran ciudad y en ella había un gran castillo, Víctor sonríe y dice:

 

“Te encontré, Merlín”

 

 

 

 



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En el texto hay: demonios y angeles

Editado: 22.08.2018

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