Angeli

CAPÍTULO UNO

-Tienes que prometer que iras.- le pidió Rebeca a Astria mientras terminaba su malteada -. Es la última de este año.- agrego en un tono suplicante.

    Astria soltó un suspiro y desvío la mirada. No sabía cómo explicarle a su amiga que si la atrapaban en una de esas fiestas clandestinas realizadas por hadas, podría terminar encerrada de por vida por no elegir un bando.

    Aunque sabía perfectamente que si Rebeca iba sola y le pasaba algo, seguro quedaría en su conciencia.

-Solo te hare compañía por dos horas.- acepto muy a su pesar.

-Perfecto. Solo asegúrate de no usar ni jerseys, ni jeans, por favor.

-Ok.- dijo al poner los ojos en blanco.

-Sé que no te gusta salir de tu guardarropa habitual.- repuso Rebeca al tomar su bolso -. Pero tienes que adaptarte.- le giño el ojo y se puso de pie cuando vio el carro de su hermano estacionarse fuera de la cafetería -. Pasare a buscarte a las diez.- le dijo antes de irse.

    Astria saco su billetera y dejo el dinero sobre la mesa para después agarrar su bolso y marcharse de la cafetería. No le veía el caso de quedarse un poco más debido a que ni siquiera le apetecía terminar su malteada de fresa. Pero tampoco planeaba regresar a su casa.

Últimamente tenía la mala costumbre de pasear cerca del cementerio, comprar un ramo de calas y luego entrar para recorrer cada centímetro de este, mientras leía detenidamente todos los nombres que estaban grabados en las lapidas, y cuando finalmente no obtenía ningún resultado dejaba las flores sobre una tumba a lazar y se marchaba.

    Era raro y ella lo sabía. Sin embargo desde que tuvo esa pesadilla el día de su cumpleaños en donde veía como un demonio acaba con la vida de una mujer de pelo negro azabache, con rasgos delicados y de ojos plateados, a quien el demonio llamaba Cala, no pudo sacarse a la mujer de la cabeza, y desde entonces la ha estado buscando constantemente en el cementerio para colocarle sobre su tumba las flores que le daban honor a su nombre.

    Solo que esta vez, después de dejar las flores sobre la tumba de alguien llamado Diosnedy Melar, decidió sentarse en una de las bancas que estaba bajo la sombra de un árbol en vez de marcharse, y observo detalladamente a la gente que iba al cementerio y a los espíritus que los acompañaban. Usualmente solía reprimir sus instintos, pero se sentía segura en el cementerio, algo que no pasaba con tanta frecuencia en su casa.

    Respiro con profundidad el reconfortante olor de las flores y de repente tuvo la sensación de que alguien la observaban.

No podía saber con seguridad de quien se trataba pero el simple hecho de sentir aquella mirada con cierta intensidad le hizo notar que no provenía de un humano, ni de ningún espíritu que estuviera cerca y eso la puso en alerta. Por lo que decidió levantarse y regresar a su casa.

 

 

Simple.- Describió Jack a Astria mientras observaba como se alejaba. Aun no sabía porque o de que debía protegerla, simplemente se la habían asignado y le pidieron que la vigilara sin hacer ningún tipo de pregunta.

Ella no hacía nada fuera de lo normal o realizaba cosas que la pusieran en peligro. En los pocos días que llevaba observándola lo único que le llamo la atención de ella fue que venía a este cementerio todos los días sin falta y le ponía un ramo de calas a diferentes muertos. Era una bruja común que vivía oculta y con miedo en el mundo humano.

    Aunque tampoco se podía fiar; hoy sobre todo no podía perderla de vista ya que por primera vez haría algo fuera de su rutina y asistiría a la fiesta a la que su amiga la había invitado.

    Y eso era lo que esperaba, terminar de una vez con este trabajo, regresar al cuartel y que le asignaran a alguien mucho más divertido de vigilar.

-No se supone que un ángel guardián debería seguir a su custodio.- comento Alaric, quien se había acercado al ver a Jack oculto entre las ramas de un árbol.

-Que te hace pensar que no lo estoy haciendo.- repuso Jack al girarse para ver Alaric.

-La chica a la que técnicamente observabas mientras te perdías en tus pensamientos, se fue.-replico.

-Sí pero ira directamente a su casa.- le aseguro Jack al ponerse de pie -. De cualquier forma, que hace un cazador de almas como tú en un cementerio.- indagó al recordar que solo veía a Alaric cuando le tocaba visitar los hospitales.

-Últimamente ha habido una presencia poderosa en este lugar, la de una antigua alma para ser preciso.- le conto mientras señalaba el cementerio con su hoz.



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En el texto hay: bruja, criaturas magicas, amor

Editado: 17.04.2018

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