Angelicales: Las Tres Noches

Capitulo 8 Cuatro Días Antes

Lily caminaba por los pasillos, junto con los demás estudiantes, tenía la ropa de lucha de nuevo pasaba aún lado de una enorme pared, caminaba sin nadie que la acompañará, mientras que, a su alrededor, todos iban en grupo, llegó a una puerta que daba a el comedor, era una pequeña sala que tenía una larga fila de recipientes, mujeres y hombres detrás de ellos, eran los que servían  pero eran diferentes, ojos con retina dorada, orejas puntiagudas y alas, eran alas transparentes las que tenían detrás. Lily tomo una bandeja y se acercó a la mesa de cerámica blanca, coloco la bandeja, frente a ella estaba una mujer delgada con pestañas asombrosamente largas, sus ojos rodeado por aparente maquillaje de colores vivos, su ropa parecía un collage de tela y revuelos, extravagante y asombroso.

―Linda ropa―dijo Lily con una vi sutil― ¿todas las hadas tienen el mismo gusto?

―Gracias―dijo ella―y no, no todas tiene el mismo gusto, algunas prefieren el color negro.

―Lo suponía―dijo Lily con una sonrisa.

― ¿Qué quieres comer hoy? ―Preguntó siempre con esa sonrisa tan perfecta.

―Cualquier cosa mientras no tenga veneno Liss.

— ¿Qué tal un par de omelette?

―Me vendría bien―Lily extendió el plato, Liss lo recibió, lo coloco delante de ella luego extendió sus manos sobre el plato, sus manos se llenaron de una luz blanca, las empezó a mover en círculos al rededor del plato y era como si los ingredientes aparecieran de la nada y se mezclarán en perfecta armonía hasta que ella quito las manos y había tres omelette en el plato, luego tomó la miel que estaba aún lado de ella y la coloco sobre la comida.

―Que lo disfrutes.

Lily solo tomo el plato y asintió, se dirigió a la puerta justo cuando varias bandejas se acercaban volando, Lily se agacho y las bandejas llegaron a una mesa para colocarse de nuevo en posición, limpias. Salió de la cocina, siguió recto por el pasillo con es alfombra persa infinita y los marcos y candelabros en el techo, al final doblo a otro pasillo que la llevó a un jardín de girasoles, no había nadie más, se sentó frente a una fuente en una banqueta de piedra con el plato en sus rodillas. Tenía un tenedor en el planto o bandeja como prefieran llamarlo, con el mismo tenedor corto un pedazo del omelette lo coloco en su boca y comenzó a masticar. Había viento y ese viento meneaba los girasoles de pronto todo se detuvo. Los girasoles se quedaron estáticos, algunos inclinados, las mariposas de los alrededores se habían congelado en el aire, el agua de la fuente se había detenido, era como si estuviera dentro de una fotografía, el mundo se había detenido menos ella, luego fue aún más raro, tomo empezó a girar como un carrusel de colores se meneaba de un lado a otro, todo empezó a oscurecerse.

Choster ciudad Oculta

Había caminado en silencio durante un tiempo, pasando de pasillo ha pasillo por la biblioteca, al final llegaron a una salida, azul, Scarlett y Nick.

—¿A dónde vamos? —Preguntó Nick estando a unos pasos atrás de Scarlett.

—A la sala de guerra, si vas a estar con nosotros debes saber defenderte.

—No te será difícil—dijo azul—los Audrey traen la guerra en su sangre.

Caminaban por ese pasillo mitad pared negra, mitad pared cristal, la pared de cristal daba a el resto de la ciudad, se veía increíble con ese extraño esplendor amarillo.

—Llegamos—dijo Scarlett abriendo una puerta que estaba hacia la izquierda.

Al cruzar la ropa de ellas cambió, a una especie de túnica persa, Nick entro y el resultado fue el mismo, el mismo estilo de ropa solo que de un color azul mientras que el de ella era un negro, y a azul no le ocurrió nada, su cuerpo papelero no tuvo cambio.

La sala era enorme, tenía cojines, bolsas para golpear, tenía una esquina dedicada al parecer solo a los cuchillos y en otra esquina habían armas de fuego y en otras espadas.

—El arma principal de todo ser en este mundo, es la daga, la daga tiene varias habilidades y al igual hay varias rarezas. La más común—decía Scarlett con las manos en la espalda, sus pies parecían ser columnas enterradas en el suelo—es la de hierro, la puedes conseguir en un mercado común—extendió la mano hacia la esquina de los cuchillos y uno de ellos salió volando directo a su mano, cayendo con el mango en la palma de la mano—su habilidad es simple, la giras y la espada sale—lo hizo y la espada de metal salió, era delgada, Nick reconoció que tipo era, no era una espada, era un florete uno muy extraño con grabados en la hoja—ya has manejado antes una espada.

—Lo que tienes ahí es un florete—señaló Nick.




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