Angelicales: Las Tres Noches

Capitulo 9 Cuatro Días Antes II

Instituto del triangulo

—Hola—Michael había llegado frente a Lily y Lay, con una sonrisa un poco sutil, como diciendo, “aquí hay algo”.

—Hola, Lily fue la primera en responder parece que el instituto de París te sienta bien—Lily recordó que él estaba en el instituto de París, pero por alguna razón lo habían trasferido al instituto del triángulo.

—Gracias—dijo—Solo les quería decir que la reunión ya va a dar inicio, así que deberíamos ir al centro.

—Bien—Lay se colocó de pie y extendió la mano a Lily— ¿vamos?

—Lay, tengo algo que decirte—miro a Michel quien no se movía hacia ningún lado—en privado.

Michael sonrió un poco, dio media vuelta y se fue, Lily se puso de pie ignorando la mano de Lay extendida para ayudarla a levantarse, en una clara señal para decirle a Lay “puedo sola”, fue hacia el lado contrario de donde iban todos, se dirigió a la parte de atrás del salón lo más alejado del centro.

— ¿Qué pasa? —pregunto Lay al final cuando Lily se detuvo y meneo la cabeza para enviar el mechón de cabello que tenía a la parte de atrás.

—Su plan de escapar del instituto no funcionara—dijo al final viendo hacia la multitud de personas que estaban en el centro de la sala.

— ¿Acaso eres adivina? —Lay parecía algo preocupado, aunque él no tuviera padres que lo esperaran afuera, estaba entusiasmado con la idea de escapar del instituto.

—El canciller solicito mi presencia hace unos días y…

—Tu presencia, ¿Por qué?

—Eso no viene al caso, el atacara Choster en cuatro días, convocara a todo el ejercito del instituto a la batalla.

—Pero, eso no puede ser, ya se nos hubiera avisado…

—Lay, ¿que no lo entiendes?, él ya sabe de sus planes, los enviara a Choster en un intento de tomar la ciudad, sin duda tiene a alguien haya adentro que abrirá un portal, será una batalla en la que muchos morirán, él quiere acabar con la idea de libertad.

Lay coloco su mano en el mentón, dio la espalda a Lily mientras caminaba de un lado a otro, se escuchaban gritos de júbilo al fondo, era el grupo que festejaba y decía que en poco tiempo serian libres.

—Hay que decirles—dijo al final—atacar esta noche.

—No lo hagas—dijo Lily agachando la cabeza.

— ¿Por qué Lily? ¿Por qué? —Lay se acercó a ella, Lily elevo la cara para ver a Lay.

—Ellos tienen espías en el salón—el rostro de Lily cambio, siempre fría y midiendo las sensaciones y emociones que mostraba—el canciller sin duda tiene espías en el salón—Lily extendió la mano—salgamos de aquí.

Lay aún no se movía, veía a sus compañeros que festejaban al fondo, aun no aceptaba la idea de que entre ellos hubiera un traidor. Al final de un momento, tomo la mano de Lily, todo se empezó a mover alrededor, como si en medio de un tornado se encontraran, al final aparecieron en medio del patio con la fuente a un lado, con los últimos rayos de sol en el cielo. Lily soltó la mano de lay rápidamente, solo lo vio, dio media vuelta y se fue.

Ciudad de Guatemala 3 de mayo 2010

Nick podía recordar ese momento en el que vio a Diana por primera vez, tenía diez años cuando la vio cruzar esa puerta de madera que en lugar de simbolizar esperanza era la tortura más grande, ver como otros lograban irse, pero saber que tu jamás te irías, nunca tuvo entrevistas de adopción, al parecer a nadie le intereso su ficha.

—Bienvenida querida—le decía una de las monjas que tomo la maleta que ella llevaba.

Nick vio en sus ojos algo que no supo descifrar en ese entonces, ella al cruzar frente de él, lo observo un segundo, como admirando algo con lo que había estado soñando, sonrió, ¿acaso era feliz?, pero eso fue lo que paso ese día, ella sonrió.

Sus zapatillas de color negro provocaban un eco sonoro en la sala cada vez que entraba, eran inconfundibles, el sonido se podía escuchar desde antes que ella siquiera se asomara por la puerta, cada vez que veía hacia un lado ahí estaba ella con su vestido rojo que se agitaba cada vez que ella se escondía detrás de la esquina. Ese día por alguna razón vivía en su memoria, el 3 de mayo del 2010, el día en el que ella le hablo por primera vez, él estaba sentado en una de las banquetas de concreto que estaban en el pequeño patio de juegos del edificio, veía a los jóvenes en el segundo nivel, apoyados sobre la baranda de metal de color negro que tenía esos claros detalles de la colonia, encorvadas y con muchos risos. Los veía platicar en grupos, al igual que veía a el resto de sus compañeros conversar y jugar con las canicas, lanzar los trompos en las pequeñas manchas de tierra que se encontraban en el patio. Era sombrío ver ese lugar, ni un árbol en todo el patio, las habitaciones alrededor y los pasillos con losas de cemento color morado viejo.

—Hola—fue lo que dijo, a los diez años escucho la voz de ella, parada a un lado de Nick, sin una sonrisa esta vez.




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