—Pero mamá.
—Pero nada Maximiliano, no vas a ir.
—Mamá.
—Basta, no puedo hacer nada por eso y lo sabes bien —deja los platos sobre la mesa— ¿Y ahora por qué tanta insistencia con ese retiro? Los años anteriores no te importo faltar.
—Porque ahora no soy el hijo de la directora.
—¿Eso que tiene que ver?
—Mamá, nadie quiere juntarse con el hijo de la directora, siempre creen que vas a delatarlos o algo así.
—Pero ¿Joaquín no era amigo tuyo?
—Si mamá, no dije que no tuviera amigos, pero no me cambies de tema.
—Sabes que a tu padre no le gustan esas cosas.
—Ay, no es para tanto, solo vamos a leer la biblia sentados en círculo ¿Qué es lo que tanto les alarma?
—Esa insistencia.
—Por favor.
—Bien —por fin cede— hablaré con él, después de todo es tu último año.
Él se acerca y la abraza.
—Gracias mamá, sabía que me ibas a entender.
—Bueno, dije que lo iba a intentar ¿Okey?
—Pero dile que no vaya como guía.
—No pidas tanto.
—Okey, me conformo con que me dejen ir.
—Perfecto, ahora trae la sal.
—Okey.
Max camina a la cocina y le escribe a Isabela antes de volver a la mesa:
Isabela:
¡¿Y?!
Max:
Parece que vas a tener que soportarme en ese retiro, luz.
Isabela:
¡¡¡¡Me muero!!!!
Soy feliz <3
Max:
Jajajaja
Se ríe de eso porque puede imaginar la cara de su amiga. Ellos dos se conocen desde siempre, de hecho, son vecinos y para su suerte, su padre piensa que ella es una chica muy educada y todo eso que cree apto para amistades de su hijo, como ha dicho, por suerte.
Él y su madre son personas un poco rectas, es decir, no son malas ni nada de eso, pero tienen un estilo de vida un poco...o muy estricto.
Es una rutina que lleva desde que ha nacido prácticamente, y nunca la habría cuestionado de no ser por la comparación constante con la vida de los otros: todos los domingos en la iglesia, no fiestas, no cumpleaños, no amigos que no vayan a la iglesia, no parejas, no hobbies artísticos, no notas por menos del ocho, no dormir después de las nueve...de hecho, por suerte podían respirar sin reglas, un poco agotador.
Obviamente todas estas imposiciones ya de por si lo hacían alguien extraño, pero, intenta hacer amigos en una escuela donde tu madre es la directora, es jodidamente difícil. Gracias al cielo, ella siempre es muy comprensiva y accedió a cambiarlo cuando él por fin se animó a decírselo, pero con la condición de que estudiara donde trabaja German.
¿Supone que para tenerlo vigilado? Como si él tuviese el valor de desafiarlos, solo la idea le causa gracia.
Alguna vez hizo algo que no les gustaría, como, beber algo de alcohol con Isabela, pero nada más allá de un poco porque le produjo demasiado asco, al menos su mejor amiga tuvo una buena dosis de diversión viendo sus muecas esa noche. Es bueno tenerla a ella porque es la divertida de los dos, si fuese por él solo se juntarían a beber café y ver series, que no deja de ser un gran plan.
Se acerca a la mesa y su padre lo saluda con un movimiento de cabeza:
—Qué bueno que llegaste temprano hijo.
—Si, me ayudo un poco.
—Me alegro, así debe ser.
—¿Qué tal su día, señor? —una vez leyó un libro donde la gente hablaba de ese modo y cada que lo hace lo recuerda, tiene que evitar reírse porque le preguntarían porqué y sería raro que lo diga. Casi nadie llama así a su padre, solo le dicen papá o pa, y ya.
—Un día complicado, de hecho, nos han elegido para hacer una especie de servicio de reintegración con un par de chicos problema de otra escuela —interesante.
—¿Qué? ¿Cómo es eso?
—Bueno, no sé bien quien nos sugirió, pero no suena mal, lo que temo es la reacción que podría causar la interacción de esos chicos con los nuestros.
—Yo creo que puede ser un aprendizaje para ambos ¿No?
—Puede ser ¿Vos que crees? —mira al chico y él se queda un segundo en silencio pensando, casi nunca preguntan su opinión sobre alguna cosa del trabajo.
—Bueno, creo que será interesante ver... ¿Lo que pueden hacernos las malas decisiones?
—Cierto, eso es cierto —concuerda su madre y le alcanza su plato— así al menos aprenderán que pasaría si deciden tomar los malos caminos.
—Espero que si sea algo bueno.
—¿Y cuándo van a empezar?
—Esta tarde, no nos han dado tiempo a nada. Se les ha enviado un comunicado a los padres para que estén al tanto, pero, déjame decirte que creo que va a ser para problema.
—Esperemos que no.
—Bueno, provecho.
—Provecho.
Obviamente no es momento para mencionar lo del retiro así que comen en silencio, sabe que de todos modos su madre logrará convencerlo, siempre lo hace.
Sabe que no es solo lo que la gente dice, en realidad, muchas veces ha escuchado rumores que parecen divertidos, aunque sí su padre va no va a ser igual, pero, al menos irá esta vez.
Espera que después del voluntariado de la tarde puedan hablar, ah, y sobre eso. Otra cosa que la gente de su barrio considera extraña: el voluntariado.
Todas las tardes, padres y alumnos de su escuela se reúnen en esta para juntar cosas para gente que lo necesita, es algo lindo en realidad, no le molesta, solo que si está consciente de que otras personas hacen cosas como...no sé ¿salir a charlar? otras cosas que parecen ser menos "raras" según dicen. A él le gusta lo que hace, y de hecho Isa también está allí ahora que ha cambiado de escuela así que no está solo.
Sin embargo, aunque sus padres se esfuercen en crear una especie de estructura para su vida, siempre ha sido admirador de lo diferente ¿Quién no querría ser otra persona solo un día? Salir de noche, beber, conocer a una chica que crea que él es interesante y no un raro...realmente eso suena tentador. Y ese es el problema, que la tentación está mal por más divertida que suene.