Angels like you

Capítulo 4

1.4; ALEJADOS

—Estuviste callado todo el camino. 
—¿Preferís que hable hasta por los codos? 
—No sé, pero te conozco y sé que estás pensando en algo. 
—Bueno, estoy pensando en que tengo que hablar con mi padre antes de la reunión de hoy. 
—Maximiliano Fernández ¿Me estás mintiendo? —pone las manos en su cadera y alza una ceja haciendo que él sonría. 
—Jamás Luz, jamás, prometo que es por eso. 
—Yo creo que, si te van a dar permiso, creo que no deberías preocuparte tanto. 
—Uff si, seguro me dan permiso como los últimos años. 
—No seas tan negativo tampoco. 
—Bueno. 
—¿Pasas a buscarme para ir a la reunión? y ahí me contas que te dicen. 
—Bueno... 
—Y también me decís en que estabas pensando de verdad. 
—Ja ja —medio ironiza—. Te veo en un rato Luz. 
—Te veo en un rato. 

*** 

Max 
Entro a casa y veo a mamá sentada junto a la ventana leyendo un libro, ella voltea y me sonríe. 

—Ey ¿Qué tal ese voluntariado con los chicos nuevos? 
—Todo bien mamá —dejo mí mochila en el armario— ¿Papá ya llegó? 
—Si ¿Vas a hablar con él ahora? 
—Creo que sí. 
—Okey ¿Quieres tomar algo antes? 
—No, después voy a merendar con luz antes de la reunión. 
—Perfecto cielo, ahora ve y recuerda que tu padre solo quiere cuidarte ¿okey? 

Ella dice eso porque sabe que es probable que papá diga que no, y sé que yo debería pensar igual pero realmente tengo ganas de hacer algo diferente ahora, además, es el último año de escuela, de verdad, no quiero terminar sin haber ido al menos a uno de los retiros. 

Doy un par de golpes a la puerta se la oficina y escucho a papá decime que entre: 

—Ey. 
—Hola señor. 
—¿Qué tal la organización para esta noche? ¿Todo está en orden? 
—Sí, yo, quería hablar de otra cosa. 

Deja algunas pruebas de lado y voltea a mirarme con un poco de confusión. 

—¿Qué pasa? 
—Es que yo estaba pensado en que, quizá, como este es el último año yo... —alza una mano para interrumpirme. 
—Ya sé que vas a decirme Max ¿Querés tener está charla otra vez? 
—Señor... 
—No entiendo porque tanta insistencia. 
—Y yo no entiendo porque no puedo ir, usted conoce a todos los chicos y además va como guía ¿Por qué no puedo ir? 
—¿Por qué tanta insistencia? 
—Porque es el último año, además Isabela si va a ir y nos pareció lindo compartir la experiencia. 
—No sé Max. 
—Pero si yo me comportaría. 
—Yo confió en vos hijo, pero, no me convence todo esto, además, con los chicos nuevos... 

Ya no sé qué otro argumento usar, entiendo su postura, en realidad la entiendo, aunque diga que no, es solo, que a veces no me gusta. 

Solo quiero hacer algo diferente alguna vez y ni siquiera le estoy pidiendo ir solo, de verdad, no sé qué más espera de mí. 

—Mira... —alzo la vista— voy a hablar con tu madre ¿Okey? 
—Gracias. 
—Dije que voy a hablar, no que sí. 
—Lo sé, gracias. 

Ella ya ha dicho que si, joder, ni siquiera puedo creerlo. 

—Pero ten muy claro que apenas vea una cosa que no me gusta te enviaré a casa de vuelta ¿Okey? 
—Si señor, lo entiendo. 
—Perfecto. 
—Gracias. 
—Ya —se ríe— ve a ver qué tal están esas maletas. 

No me esperaba esto para nada. 

—Sí señor, en seguida. 

*** 

Teo deja las llaves sobre la mesa y se pasa una mano por el rostro con frustración. 

—Amor —Alejandra se acerca y lo abraza por atrás. 
—Te juro que ya no sé qué hacer. 
—Tenés que tener paciencia, ella ya va a ver qué todo esto es por su bien. 
—No sé Ale, lo único que veo es que cada vez estamos más lejos y no sé cómo detener eso. 
—Es normal que se comporte así a su edad, lo sabes, ella va a recapacitar en algún momento. 
—Siento que quizá me estoy equivocando en todo. 
—No digas eso, ey vos solo querés lo mejor para ella ¿No? 
—Obvio, pero no quiero que esté enojada conmigo. 
—Ella te va a entender, solo dale tiempo. 

Voltea y pega su frente a la de la chica que le entrega una sonrisa cálida. 

—Siempre sabes que decir, no sé qué haría si no te hubiera conocido. 
—Te quiero ¿Okey? 
—Yo más —le sonríe de vuelta—. Siento que ella haya hablado así de lo que pasó. 
—No es su culpa, además, no es para tanto. 
—Pero nunca me hablas de eso, supongo que es complicado. 
—Si, pero ya dije, ahora no es importante. 
—¿Y qué es importante? 
—Que hay maletas que armar. 
—Ufff... 
—Sí, así que manos a la obra. 

 




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