1.5; ABURRIDOS
—Dijo algunas cosas, pero al final cedió.
—Por fin amigo, ya era hora de que pudieras ir.
—Y sin ser hijo de la directora —agrega Isabela.
—Eso debe ser un poco raro.
—Lo era, pero bueno, lo importante es que ahora iré.
—¿Cuántas maletas llevas?
—Todavía no arme ninguna.
—Deberías apúrate.
—Lo sé, me jure a mí mismo que al llegar a casa iba a terminarlas.
—Uff si, eso suena muy creíble —Catalina se ríe de eso y él la acompaña, bueno, a veces le pasa eso con la tarea y la termina a último momento.
—Bueno, lo intentaré, al menos.
—No olvides llevar ropa para frío porque este año nos vamos a congelar.
—¿Tú crees?
—Yo ya fui a un retiro ahí —comenta Christina— fue lindo, pero si hacía frío y tuvimos que pedir abrigo.
—Lo voy a anotar para no olvidarme.
—Tranquilo, cualquier cosa yo te lo recuerdo —Isabela le desordena el pelo y pierde la sonrisa cuando ve a los nuevos llegar— ¿Quién los invito?
—Isa —la reprende un poco por su mala cara.
—¿Qué? Ese chico te dijo larguirucho.
—No puede ser —Catalina intenta disimular su risa sin mucho éxito y recibe una mala mirada de su amiga—. Perdón, es que, me dio risa la palabra no el chiste.
—No es para tanto Isabela —sonríe— es solo un apodo.
—Además no ayudaron en nada, solo nos miraban mal.
—Yo creo que hay que darles una oportunidad —era obvio que Christina diría eso, ella es así.
—Yo no dije que no, pero, su actitud es difícil y no sé si me gusta que vayan con nosotros al retiro.
—Basta Isabela, no podemos juzgarlos solo por lo que vimos hoy, además vinieron, eso quieren decir que se quieren integrar ¿no?
—Eso, así que anda a recibirlos.
—Ya.
El español se pone de pie y se acerca a los tres chicos de la mañana con una sonrisa radiante.
—Hola chicos.
—Hola.
—Qué bueno que pudieron venir...
—Bueno ¿No les parece muy temprano para hacer una fiesta?
—Bueno, no sé, siempre hacemos las reuniones a esta hora.
—Por favor, decime que no vamos a leer la biblia.
—Eh no, ahora no —parece inseguro de su respuesta porque no entiende si él le hablo en serio o no—. Vengan, acérquense.
—¿Y no toman nada?
—No alcohol.
—Ay no —parece espantado— eso no es una fiesta.
—En realidad es una reunión —corrige— Es para pasar tiempo juntos y jugar algunas cosas.
—¿Cómo qué? —por fin la morena pregunta algo, ya estaba empezando a pensar que ella lo estaba evitando.
No sabe porque le da tanta importancia a que está chica lo trate así, es que en realidad nunca se había cruzado con alguien que lo desprecie tan directamente.
Es normal no caerle bien a todo el mundo, pero a él realmente nunca le había importado como ahora.
—No sé, juegos de mesa.
—Dios santo —suelta una carcajada— ¿Nunca jugaron a verdad o reto o cinco minutos en el paraíso?
—¿Cinco minutos en el paraíso?
—O el juego de la botella.
—O nunca nunca.
—No, ninguno.
—Son unos aburridos.
—¿No sabes que es cinco minutos en el paraíso?
—Creo que no...
—Mira, es un juego donde dos personas se van juntas a una habitación y se quedan solas.
Ella intenta no volver a reírse, pero Max es demasiado expresivo y cuando escucha eso no puede ocultar su gesto de sorpresa, gesto que a ella le causa gracia.
—No es para tanto larguirucho, es solo diversión.
—Además, aunque pasase algo, que puede ser solo un beso —miente un poco porque sabe que pueden pasar muchas cosas— no es para tanto, es solo un beso ¿O nunca besaste a nadie?
—No sé porque estamos hablando de eso.
—¿Cuántas cosas nunca hiciste? —Xanti realmente parece intrigado—, además de divertirte.
—Hay cosas que no creo que sean tan importantes.
—¿Nunca bebiste alcohol?
—No.
—Definitivamente ustedes son unos aburridos.
***
—¿Y qué les pareció el voluntariado? —Christina les presta atención a los chicos.
—Interesante.
—¿Y esto?
—Todavía no puedo creer que nunca hayan jugado cinco minutos en el paraíso.
—No entiendo que es lo divertido de esperar a que otras dos personas salgan de una habitación, la verdad.
—Los que se divierten son los de la habitación linda.
—Yo creo que un beso no se le da a cualquiera y menos por un juego.
—No es para tanto, es solamente un beso —suelta Brina— yo puedo besar a alguien ahora y no tendría importante.
—Mejor que nadie bese a nadie —suelta Isabela— ¿Juguemos al monopolio?
—Pero por equipos.
—Yo contigo —la italiana se sienta junto a la pelicorta— quiero estar en el equipo ganador una vez.
—Ey —Catalina la mira ofendida—. Ahora les voy a ganar para que veas que abandonaste un gran equipo.
—Aja aja...
—¿En serio van a jugar a eso?
—No tienen que jugar si no quieren.
—Pero agreguémosle algo de adrenalina.
—¿Cómo qué?
—Cuando caigas en la propiedad de alguien esa persona te puede poner un reto.
—¿Qué tipo de reto?
—Lo que esa persona quiera.
—Pero hay límites ¿Okey?
—Bueno, pero no sean tan aburridos.
—Ya vas a ver qué tan aburridos podemos ser rubio.
—Con gustó, linda.