1.12; RESPIRAR
Sabrina
Todo hoy ha sido raro, muy muy raro.
He intentado ignorar el malestar excesivo que me provoca la situación, pero no puedo.
Xanti es un idiota y se ha pasado un buen rato tratando de "hacerme entender' porque mí discusión con Max fue mala pero no lo ha conseguido porque no creo que sea para tanto.
¿Sabe él la cantidad de veces que está gente encuentran personas que creen cosas diferentes?
Una discusión más no le hará nada a nadie.
Después de lo de la fogata he dudado un poco sobre la reacción de Xanti en la mañana ¿Él sabía algo ya? Comparten habitación, no sería raro, pero...es recién el primer día, creo que no sé, tampoco puedo dejar de pensar en que todo aquí es tenso.
¿Por qué la amiga de Max conoce a Ale? ¿Y por qué ella le cae mal a Max? ¿Por qué parece que todos guardan tantos secretos?
Dios, realmente desearía estar en casa, en mí cama y supongo que al menos podría pegar un ojo.
Guillermo ha hablado poco conmigo, pero al menos no ha sido un sermoneador como Xanti, supongo que eso hará las cosas un poquito más sencillas mañana, de verdad, eso deseo.
...
Me coloco las botas con cuidado de no meter demasiado ruido: comparto habitación con la chica rubia y la que le gusta a Xanti, creo que su nombre es Catalina.
Sé que son mejores amigas y me dan un poco de ternura. Supongo que al menos no tendré ningún problema con ellas.
Tomo mí bufanda y salgo de la cabaña para caminar un poco lejos de la gente, tampoco quiero que alguien me encuentre a esta hora levantada.
Algunos dormimos en las cabañas y al menos a esos los oiría salir, pero hay otros en tiendas de acampar y esos podrían verme al salir y no quiero molestias.
Necesito un rato sola.
Camino entre algunos árboles con cuidado de no caerme o algo así y veo que todavía, en el medio de todos estos, están los restos de la fogata de hace un rato, pero del otro lado, cerca del borde de la colina hay una persona.
Me genera curiosidad saber quién ha tenido la misma idea que yo antes así que camino con lentitud y delicadeza para intentar descifrar al desconocido.
Casi me río de eso porque parece que al final siempre terminamos alejados de los otros: es Max.
***
Max
Sé que no voy a poder dormir ahora, otra vez.
No dejo de pensar en la escena de la ronda con esa chica, es que, nunca nadie se había dado cuenta antes.
De hecho, ahora me siento avergonzado, y no estoy seguro de porque solo me siento así.
Sigo sin entender en qué momento pensé que todo esto era una gran idea o por qué
«Es obvio porque»
Bueno sí, pero eso no hace que haya sido una buena idea.
Salgo de la cabaña y camino con cuidado entre medio de algunos árboles, creo que quizá si me tomo unos segundos mañana todo va a ser algo más claro ¿No?
Espero eso.
Hace bastante frío, mucho en realidad, y como parece que lo único que hago es tomar pésimas decisiones, he dejado la mayoría de mí abrigo en la habitación.
Genial, de verdad, solo mejoro las cosas.
Me trago un poco de ese sentimiento porque no quiero volver por un buen rato, y tomo asiento cerca del vacío.
Estamos en altura, lo sé, aunque de hecho no me procede nada saberlo, no es como si pensara en saltar o algo así.
Por favor, yo no.
Por primera vez en todo el día puedo destacar algo de este lugar y es la vista del cielo de noche, me gusta como la luna y las estrellas se encuentran con tanga facilidad en la oscuridad. Eso me relaja algo.
«Eso era lo que esperabas»
Si, era al menos, lo que me hacía falta.
Me he dejado perturbar por la presencia de Alejandra, lo veo, creo que sería imposible que no fuera así, pero, necesito aprender a ignorarla, ella es experta en eso, entonces también puedo jugar a ese juego.
Se supone que esto iba a darme un respiro y necesito que así sea porque es mí única oportunidad, además, cuando vuelva a casa no voy a volver a verla, no hay porque afligirse por algo que va a durar tan poco.
Escucho algunos pasos acercarse a dónde estoy y no puedo pensar en voltear ahora, joder, creo que alguien se ha dado cuenta de esto.
Se nota que últimamente me está costando mucho tener secretos.
***
Los pasos se detienen a unos pocos metros de donde Max está, y después de pensarlo por unos cortos segundos, decide que va a ver de quien se trata.
—Ah, eres tú —en realidad está aliviado de que no sea uno de los guías.
—Pensé que no había nadie.
No tiene idea porque ha dado esa contestación tan ridícula, a él no le debería importar que hace ella acá, aunque si tiene que ser justa, a ella si le intriga saber qué hace él en este sitio.
Pensaba que era un chico de los que hacen todo demasiado bien, de los que siguen cada una de las reglas, pero, cree que en realidad es otra cosa a la que deja ver.
Y puede que le moleste un poco admitirlo, pero quizá entiende la situación, le recuerda a ella.
—No te preocupes.
—¿Te molesta si compartimos espacio? Hay una buena vista.
Solo se encoge de hombros y ella se acerca a sentarse a unos metros.
No ha mentido tanto.
—¿Si sabes que es invierno?
—Si, no estaba pensando cuando salí.
Bueno, igual no le importa.
Asiente en silencio y enciende un cigarro casi intentando fingir que él no está a su lado.
Es sencillo porque él ni siquiera la ve de reojo, y está bien.
Ya lo ha dicho, en realidad, le recuerda mucho a ella en algún punto.
*
—¿Por qué estás aquí? —ella alza la mirada.
—¿Cómo?
—Eso...
—Creo que no podía dormir.
—Ah.
—Yo no te pregunte.
—¿Qué cosa?
—¿Por qué estás acá? En el retiro.
—Necesitaba un poco de espacio para pensar.
—Ah.