1.18; TENSIÓN
—Bom día alumnos fiesteros que usurparon mi cabaña hasta altas horas de la madrugada.
—No pareces tan enojado —bromea Guillermo.
—Me contengo Guillermo, me contengo. muévanse que no quiero llegar tarde.
—Ojalá nos hubieras dado un poquito más de tiempo para dormir, podíamos desayunar en el camino.
—No no podían, les dije que estuvieran tranquilo y quien sabe que hicieron.
—¿Qué podríamos haber hecho? Rezar demasiado.
—Hoy están muy comediantes ustedes, seguro se van a divertir igual pintando las aulas hoy.
—Obvio, nosotros no discriminamos la diversión.
—Mejor vayan al auto, se los pido por favor.
—Si mi capitán —pone una mano sobre su cabeza y corre luego seguido de sus amigos.
El mayor niega medio divertido y los sigue después de que varios ya están en sus asientos.
En serio cree que ellos son muy buenos todavía, porque dentro de todo le ha ido bien y eso le alegra bastante, todo va bastante mejor de lo que esperaba.
***
Sabrina sube al vehículo casi al último y ve a sus amigos sentados con otras personas: Xanti con Catalina y Guillermo con Isabela, quien no se ve muy contenta, pero parece resignada.
Camina hasta el fondo y encuentra al español ahí dibujando círculos sobre un pedazo de hoja.
—Ey.
—Ey —alza la mirada y le sonríe.
—¿Puedo?
—Claro.
—Al final, aunque nos hayamos ido a dormir tarde todos están igual de exaltados.
—¿Lo notas? Es impresionante ese nivel de energía.
—Yo me hubiese quedado durmiendo todo el día si me hubiesen dado la oportunidad.
—Me avisabas y hubiésemos hecho que nos castiguen otra vez.
—Lo guardo para después.
—Perfecto.
—¡Quiero que cantemos algo!
—Ay ahí va otra vez —niega con medio molestia.
—¿Qué?
—Teo, el musico —él le sonríe en serio ahora y ella no lo pasa desapercibido—. Ey, estamos aprendiendo.
—Bueno, nadie me ve aquí atrás.
—No importa, sigue siendo un paso.
—Bueno.
—¡Yo! —Chiara se pone de pie sosteniéndose de otra butaca para ofrecerse a empezar con el cantico.
Le dice el nombre a Teo, que hasta donde están los chicos no se oye y él les da pie a los primeros acodes antes de que la rubia empiece a entonar la canción:
—Porque de él, y por él, y
Para él, son todas las cosas...
Algunos que saben la canción se le unen y otros simplemente se toman de las manos con los ojos cerrados.
—Porque de él, y por él, y
Para él, son todas las cosas...
A él la gloria...
La persona sentada frente a Sabrina le ofrece su mano y ella acepta ofreciéndole la suya a Max que también acepta.
Ella tiene los ojos cerrados, pero él no, él en realidad la ve de reojo y escucha un poco su voz seguir la letra de la canción.
"Cuan profundas riquezas
El saber y conocer de Dios
Cuan insondables
Son sus juicios y sus caminos"
¿Qué tanto cree él en todo eso en este preciso momento? En realidad, no puede evitar preguntárselo.
Brina abre los ojos y lo descubre mirándola así que aparta la vista rápidamente porque odiaría que ella sienta que la ha invadido.
Sabe que esto no está del todo bien, pero por primera vez lo acepta: no siente que este perteneciendo a todo el lugar.
Hay algo que no encaja, pero ¿Qué es?
***
—Menos mal que no me tocó con Xanti o Guillermo porque últimamente están en un modo raro.
—Creo que son divertidos.
—¿En serio?
—Un poco, hacen lo que quieren cuando quieren sin pensar demasiado, me agrada.
—¿Esta es otra de esas cosas a medias que no me vas a explicar?
—Quizá—deja su gorro y bufanda de lado y se quita la campera.
—Ay, recién me doy cuenta que aún no te di tu campera.
—No te preocupes, a menos que tenga que pasar un rato en la nieve otra vez, no es tan necesaria.
—Recién ahora entiendo el chiste de Xanti.
—¿Qué chiste?
—Nada nada...
—¿Ahora quién dice cosas a medias?
—Quiero parecer misteriosa también.
—No soy misterioso.
—Eso es lo que vos decís.
—Bueno, que imagen la tuya de mí Sabrina.
—También me llamaste indescifrable.
—Pues sí, lo eres.
—Estamos a mano entonces.
—Parece que así es...
—Perfecto entonces.
***
Sabrina
Salimos al casi patio, que en realidad es falso porque todo está techado con vidrio (para dejar pasar un poco de luz solar) y nos concentramos en otras cosas que pintar.
Hay gente que sigue dentro y los demás muy metidos en lo suyo alejados los unos de los otros.
Esta actividad me agrada por eso, ya hacemos demasiadas cosas en grupo por día, un poco de espacio personal no viene mal.
Alejandra empieza a caminar entre todos y se acerca un poco dónde estoy:
—Brina.
—¿Qué?
—¿Puedes abrigarte un poco?
—Okey —odio que me dé órdenes, pero no tengo ganas de pelear por eso.
Dejo mí brocha de pincel sobre un pedazo de cartón y ella se aleja hasta donde Max seguro para decirle lo mismo que a mí.
—Max —la ignora— Max...—nada— Max...
Él le da una mala mirada.
—Tienes que abrigarte.
—¿Quién dice? —no me muevo de mí lugar, pero si compruebo que soy la única prestándole atención a su discusión en murmullos.
—Max, por favor.
—No, no quiero.
Seriamente ¿Qué pasa entre ellos y por qué todo se pone tan tenso cada que les prestó atención?
—Max —él se pone de pie y la mira de frente.
—Max...—le corrige primero— y te he dicho que no.
—Bueno Max...pero es mejor que te abrigues y que me hagas caso.
—No—intenta darle la espalda otra vez.
—Por favor Max...
—Joder ¿Cuál es la parte que no te queda c...—ella lo interrumpe y eleva un poco el tono de voz.
—¡Lo siento ¿Okey?!