Angels like you

Capítulo 21

1.21; A MANO

La rubia mueve un par de cosas de lugar y suelta un suspiro molesto. 
No es tan paciente tampoco y a esta hora después de todas las actividades que han hecho hoy, está bastante cansada como para buscar un poco más de calma dentro de sí. 

—¿Puedo ayudarte? 

Da un pequeño respingo hacía atrás cuando la voz del chico la saca de sus pensamientos. 

—Ah perdón, hola —sonríe algo incómodo por haberla asustado y ella solo asiente. 
—Hola, no te preocupes. 
—¿Entonces no necesitas ayuda? 
—Si es que, no sé porque, pero acá faltan tazas. 
—Si, es que Guillermo las puso allá arriba porque acá estaba todo lleno de comida. Déjame te ayudo. 
—Bueno, gracias, pero puedo subirme a esto —mueve un banco alto y hace lo dicho sin pensarlo dos veces. 

Toma algunas de las cosas y vuelve abajo dejándolas sobre la mesa. 

—¿Viste? 
—Si si, mucho equilibrio, a mí se me hubieran caído la mitad de las tazas seguramente. 
—Tampoco. 
—Te lo juro. 
—Te iba a decir que podías llevarlas afuera, pero me da miedo ahora. 
—Tus dudas tienen fundamentos —sonríe y ella igual— pero, puedo tener cuidado. 
—Okey, pero mejor pone el agua y después llevamos todo junto. 
—¿Por qué nadie te está ayudando con el café? Somos como sesenta personas. 
—Somos como cuarenta —asegura— es que los chicos estaban ordenando otra cosa y no los quería molestar hasta que terminarán. 
—Ah, igual yo vi a Guillermo solo, vos mándalo que para eso vino, para laburar. 
—¿Y tú? 
—¿Yo qué? 
—¿Por qué viniste? 
—Obvio, porque soy un "chico problema" 
—¿Y por qué? 
—Primero quiero aclarar que muchos hechos fueron exagerados para que obtuviera ese título, pero más que nada por salirme de clases y hacer cualquier cosa menos la tarea. 
—¿Tanto por salirte de clases? 
—Y porque falsifique mis notas algunas veces. 
—¿Te sirvió de algo? 
—Técnicamente no, pero tampoco era mi intención que me sirviera para tanto —se encoge de hombros— la idea era que mi madre no se enterará, pero bueno, las cosas salieron mal. 
—¿Y qué es lo divertido? 
—¿De mentirle a mi mamá o de salirme de clases? 
—¿De los dos? 
—No dije que lo fuera, pero tampoco es tan grave, solo fueron algunas huidas de clases para salir con los chicos. Y a mí me funcionó, ahora estoy como de viaje de egresados. 
—No sé si esa era la idea del castigo. 
—Seguramente no, quizá quieren que me meta a su escuela y me haga cura o algo así. 
—¿No crees en Dios? 
—Si, supongo, no sé, en mí casa no somos muy religiosos ¿En la tuya sí? 
—Si —apaga el fuego— lista el agua. 
—Buenísimo entonces ¿Ahora sí te ayudo? 
—Procura no tirar ninguna taza, por favor. 
—No prometo nada ¿Okey? 
—Confió en ti entonces. 

*** 

—¡Cuidado!¡Cuidado! —Sabrina se hace un poco a un lado e intenta (sin mucho éxito) no reírse del chico—
—Ey, yo no fui el que acabo rodando en la nieve el otro día. 
—No me viste así que no cuenta. 
—Tú me lo contaste, cuenta porque tu si lo viste —por fin consigue frenar y voltea a mirarla— ¿No estabas con Cata? 
—Se fue con Guillermo y Xanti, y como están medios insoportables preferí quedarme sola. 
—¿Él sigue enojado? 
—Sí, pero no es contra vos. 
—Tampoco le caigo tan bien, lo sé. 
—Puede ser —sonríe un poco— pero él odia más perder que perder contra vos. 
—¿Por? Es deportista. 
—Era, de hecho, pero perdió una competencia importante y perdió una beca, entonces empezó a salirse de clases y míralo ahora, es parte de los chicos problema. 
—Ah, que mal. 
—Sí, supongo que contándolo así no suena tan grave pero tampoco es que sepamos tanto de nosotros antes de ser compañeros de escuela. 
—Pensé que se conocían desde siempre, no sé por qué. 
—No, él y Xanti sí, yo no, lamentablemente tuve que cruzarlos en mi vida —bromea. 
—Xanti es agradable. 
—Ya sé, nadie entiende porque esta acá si es "adorable" 
—¿Tu? tampoco eres mala. 
—No ensucies mi reputación diciendo que soy buena o te golpeo con una bola de nieve. 
—No quieres iniciar esa guerra Sabrina. 
—Pruébame larguirucho —alza una ceja y él desiste alzando las manos en señal de rendición. 
—Bandera blanca. 
—Gane sin siquiera iniciar la guerra, soy así —se tira un mechón de pelo tras el hombro y suspira falsamente— ¿Y vos? ¿No estabas con el insoportable de mi hermano? 
—Sí, espero que no me encuentre —medio sonríe. 
—¿Por? 
—Tiene la costumbre de hablar demasiado. 
—Otra cosa que tenemos en común, me encanta, somos el club anti-teo. 
—Ey, ¿Tanto como para tener un club anti? 
—Si Max, solo lo soportaste dos días y ya le huyes, imagínate yo que llevo soportándolo toda la vida. 
—Igual no es tan bueno vigilando gente, digo, siempre termina perdiéndonos. 
—No sé ni para que se ofreció si iba a pasar más tiempo con su novia que haciendo su trabajo. 
—¿Y a ella la conocen hace mucho? 

No la mira de frente cuando pregunta, y ella no lo conoce lo suficiente para tener certezas, pero cree que está intentando fingir que no le importa cuando claramente le importa. 

—Bueno, vive con nosotros hace mucho, como seis años. 
—Ah. 

Ahora por un segundo las cosas son tensas e incomodas. 

Ella no es nadie para juzgar las reacciones de la gente, pero ¿Qué podría ser tan grave para generar toda esa tensión? 

Por un segundo pensó que quizá Ale y él habían tenido alguna cosa, pero, Ale esta con su hermano hace años, sería muy raro que algún amor de infancia haga eso con la gente. 

—¿Vos de donde la conoces? 
—¿Yo? No la conozco. 
—Ah. 
—Mejor vamos volviendo con los demás o nos van a dejar acá varados. 
—Quisiéramos ¿No? 
—Basta eh —sonríe e intenta moverse un poco con los esquís que no colaboran en nada—. Genial, tendrán que dejarme varado entonces. 




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