Angels like you

Capítulo 25

1.25; MOMENTO

—Ya no quiero caminar más, por favor alguien máteme. 
—Bueno, no creo que nadie quiera ir a la cárcel tan joven. 

Ella sonríe y finge un gesto de sorpresa. 

—¿Ahora sos comediante? 
—Bueno, creo que una vez me dijeron que tenía cara de payaso, pero no sé si cuenta. 
—No estoy segura que fuera por eso. 
—Ey, eso dolió. 
—No voy a pedirte perdón, estoy cansada pero no lo suficiente, creo que, de hecho, deberías llevarme. 
—¿Y por qué? 
—Porque sí. 
—Guau ¿No quieres tu estudiar leyes? 
—Nadie va a estudiar leyes Max. 
—Dile eso a papá —sonríe y le da la espalda para cargarla— hazlo antes de que me arrepienta. 
—Genial —salta tras él y sonríe victoriosa—. Gane. 
—Parece ser chica problema, es porque tu maldad me intimida. 
—No me arrepiento de eso. 

—Cuanto silencio amigo —Xanti le da un leve empujón a su amigo y este lo mira mal— ¿Qué pasa? ¿Me vas a dejar sacar teorías de que estas... 
—Sh. 
—¡Dios mío! Pensé que era cosa del pasado. 
—Dije sh. 
—No lo puedo creer. 
—Estas enloqueciendo. 
—¡No puede ser! 
—Dios Xanti, en serio, me alejo porque no te soporto—camina más de prisa y solo consigue ser perseguido. 
—No te enojes, era un chistecito. 
—Bueno, no me hagas chistecitos cuando no dormí bien. 
—Que malhumorado, además, tampoco es como si tuviera lógica. 
—Xanti—niega—basta. 
—Perdón, es que yo tampoco dormí y me pongo intenso. 
—Créeme, lo sé. 

—Deberíamos intentar que otra persona frene, quizá nos lleve lo que queda. 
—¿Y recién se te ocurre, genia? 
—¡Próxima cosa y te tiro una piedra, Guillermo! 
—Ustedes dos en serio tienen problemas. 

La morena baja de la espalda del español y hace señas a un auto que simplemente los ignora. 

—Hacélo vos larguirucho. 
—¿Cómo? 
—Así —le muestra y él asiente para esperar a que pase algún otro vehículo. 

Dan un par de pasos más y escucha una notificación en su bolsillo que debe ser de Teo, piensa en ignorarla, pero saca el aparato y lee el mensaje bastante molesta. 

Esta bastante concentrada en contestar así que cuando se da cuenta todo pasa demasiado rápido: Max tira de ella y terminan tirados sobre la nieve a unos cuantos metros de la orilla mientras escucha a sus amigos soltar insultos desde más allá. 

Voltea y ve el coche continuar su zigzagueo a toda velocidad sin siquiera poder levantarse de su sitio. 
Eso ha parecido tan cercano. 

—Meu Deus. 
—¿Estás bien? —Xanti grita mientas se acerca desde donde esta y cuando empieza a salir de su shock ve las huellas de los neumáticos en el suelo. 

Quizá si no se hubiese movido, en realidad, si no se hubiese movido.... 

—Yo...—voltea a mirar a Max y este parece casi igual de shockeado que ella— si creo. 

Se sienta en la nieve y nota como sostiene el teléfono con fuerza en una de sus manos. 
Dios, en realidad no puede sacarse la sensación del cuerpo. 

—¿Segura? —por fin el habla e intenta asentir con convicción, aunque no lo está—No lo escuche. 
—Lo sé, apenas lo vi, no puede ir así si está bien. 
—Debe estar borracho —Guillermo se pone de cuclillas y le pone una mano en el hombro— ¿Te golpeaste? 
—No, yo no. 
—Vos si —asegura Xanti y ella voltea otra vez. 
—¿Estás bien? ¿Te golpeaste? 
—Sí pero no es nada. 
—¿Seguro? 
—Si —se pone de pie— ¿Tu? ¿Estás bien? 
—Sí, no me paso nada —ahora relee la pantalla otra vez y no sabe porque, pero en realidad cree que podría echarse a llorar. 

—Idiota —suelta luan otra vez— de verdad, no piensan en nada. 
—¿Deberemos avisarle a alguien? 
—Sí, creo que puedes decirle a la policía más o menos donde lo viste para que no provoque un accidente. 

Si alguien hubiera detenido a esa persona borracha que choco con sus padres quizá aun estarían juntos, nunca piensa en eso, pero ahora sí. 

—Bien, yo llamaría, pero no tengo señal. 
—Deja, yo llamo, y hacéle seña a ese para ver si nos lleva. 

El rubio hace caso a su amigo y Max se acerca un poco más a ella para hablar con menos volumen. 

—Ey ¿Segura que estas bien? Estás un poco pálida. 
—No lo escuche. 
—Tranquila, estás bien —frena frente a ella para que también se detenga y busca un poco su mirada—. Ey... 
—Gracias —lo abraza tomándolo por sorpresa y se queda unos segundos allí sin decir nada más hasta que Xanti grita su nombre. 
—Creo que van a llevarnos. 
—Eso creo. 
—¿Quieres hablar de eso después? 
—No, no creo. 
—Vale, vamos, es mejor que lleguemos a las cabañas de una vez. 

Suben a la camioneta de a uno y cuando esta se pone en marcha toma su celular y responde el mensaje de su hermano. 

*** 

—Muchas gracias —grita el rubio y la familia que los ha traído responde con algunos bocinazos—. Adoro. 
—¿Te duele? —ignora completamente al otro chico y mira a quien viene junto a ella. 
—Un poco, creo que es mi hombro. 
—Quizá deberíamos decirle a Teo cuando lleguemos. 
—No creo que tengamos opción, si le ha dicho a alguien mis padres ya deben estar aquí. 
—¿En serio? 
—Sí, pero no quiero hablar de eso ¿Tú cómo estás? 
—Mejor. 
—Estabas mal hace rato. 
—Si es que, nunca me había pasado algo así, además, vos me ayudaste y mira tú brazo. 
—Tus amigos también te habrían ayudado si hubieran estado más cerca. y además ¿A quién le importa mi hombro? Tengo dos —eso hace que ella se ría, pero no porque sea gracioso, porque de hecho es muy malo. 
—Ahora entiendo lo de cara de payaso. 
—¿Ves? debe ser mi profesión secreta. 
—Probablemente. 

—Por fin —el mayor se acerca a ellos con prisa seguido de la pelirroja que los mira un poco mal— ¿Cómo están? ¿Comieron? 
—Sí pero no me vendría mal un buen café. 
—Mejor vengan conmigo —suelta la chica— vamos a hablar. 




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