Hauntcraft se sumerge cada vez más en la investigación de los fundadores de Anguil, sin percatarse de la aproximación inminente de la policía. Mientras examina minuciosamente los documentos, descubre un sobre antiguo que contiene numerosas solicitudes al gobierno nacional, todas rechazadas. Tanto Alberto como Manuel habían pedido en repetidas ocasiones la venta de un monte ubicado en las afueras del pueblo.
Estas solicitudes revelan la persistencia de los fundadores en su intento de adquirir esa tierra distante. Hauntcraft se pregunta por qué estaban tan empeñados en obtenerla. ¿Qué había en ese monte que los atraía tanto? Las respuestas aún parecen esquivas.
Sin embargo, antes de que pueda continuar profundizando en su investigación, encuentra una nota escrita en un papel nuevo. La nota sugiere la existencia de una habitación oculta en la casa de Manuel. La mención de este secreto oculto despierta una mezcla de intriga y temor en Hauntcraft. ¿Qué misterios podrían aguardar en esa habitación prohibida?
La sirena de la policía rompe el silencio, alertando a Hauntcraft de su inminente llegada. Sin perder tiempo, emprende una carrera desesperada hacia la casa de Manuel Pose, su mente cargada de inquietud y la urgencia de desentrañar los oscuros secretos que se ocultan en las sombras de Anguil. En su apresurada huida, su teléfono móvil se desliza inadvertidamente de su bolsillo, quedando abandonado en el camino.
Al llegar a la casa, Hauntcraft se dirige directamente a la chimenea, siguiendo las indicaciones de la nota encontrada. Con una mezcla de temor y determinación, empuja la pared y revela el pasaje oculto hacia la habitación misteriosa. Una opresiva oscuridad lo envuelve mientras se adentra en el santuario prohibido.
El interior de la habitación es una visión infernal. Las paredes están cubiertas con una simbología perturbadora, dibujos retorcidos y escritos en una lengua antigua e incomprensible. El aire está impregnado con un olor rancio y un eco siniestro que parece resonar en cada rincón. La tenue luz de una vela parpadeante resalta las manchas de sangre seca en el suelo, sugiriéndole a Hauntcraft los actos impíos que se perpetuaron en aquel lugar maldito.
Su mirada se dirige hacia un antiguo escritorio situado en un rincón sombrío. Con manos temblorosas, explora los cajones en busca de más pistas que revelen la verdad oculta. Entre los objetos polvorientos, sus dedos encuentran una colección de libros forrados en cuero desgastado, testigos mudos de las siniestras prácticas llevadas a cabo por las cuatro familias fundadoras en aquel recinto prohibido.
Mientras hojea los registros, una nota escrita por Manuel captura su atención. El contenido es escalofriante y revelador:
"Queridos hermanos de las sombras,
Hemos llevado a cabo el más oscuro de los rituales. El sacrificio ha sido realizado, y la sangre ha sido derramada en honor a nuestros antiguos dioses. La nativa mapuche, embarazada con el fruto de una sangre impura, ha sido ofrecida como ofrenda a la oscuridad que se cierne sobre este pueblo maldito. Nuestros lazos con el abismo se fortalecen, y el poder de la oscuridad crece en nuestras venas.
Que nuestros actos sean bendecidos por la sombra eterna y que el manto de la impiedad nos cubra en esta búsqueda de dominio y poder.
Manuel Pose"
Hauntcraft siente un escalofrío recorriendo su espina dorsal al leer las palabras impregnadas de perversión y maldad. La revelación de los oscuros rituales y sacrificios confirma las atrocidades cometidas en nombre de los secretos ocultos que acechan en Anguil.
El investigador continuó hojeando los antiguos libros que detallaban los oscuros rituales llevados a cabo en aquella habitación siniestra. Entre las páginas amarillentas, sus ojos se encontraron con un pasaje que lo hizo estremecer.
"Finalmente logramos hacernos con el Dumiñgen Püllil, la morada del Maestro Vor'Drakar"
Un escalofrío recorrió su espina dorsal. Aquella mención del misterioso monte resonó en su mente como un ominoso presagio. Los recuerdos de Samuel sobre la presencia de su prometida y personas enigmáticas en aquel lugar cobraron un nuevo significado. ¿Qué secretos ocultaba el Dumiñgen Püllil?
El libro, ahora en sus manos temblorosas, revelaba un mapa antiguo de Anguil. Una ubicación marcada en las afueras captó su atención, pero su desconocimiento de la zona le presentaba un desafío. Determinado a desentrañar los enigmas que acechaban en las sombras, Hauntcraft se preparó para explorar meticulosamente cada monte que rodeaba el pueblo en busca de la verdad.
El sol se ocultaba lentamente en el horizonte, sumiendo el paisaje en una penumbra inquietante. El cielo se pintaba con tonalidades oscuras y las estrellas comenzaban a titilar en la vastedad del universo. Hauntcraft, con la determinación ardiente en su mirada, abandonó la casa de Manuel Pose y se adentró en la noche, sediento de respuestas.
Un aura de misterio y peligro envolvía su camino, como si las entrañas del Dumiñgen Püllil susurraran oscuros secretos en cada rincón. El destino le aguardaba con sus garras afiladas y el eco de enigmas sin resolver resonaba en el aire.
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La noche envuelve a Hauntcraft mientras se adentra en las afueras de Anguil, inmerso en la oscuridad que acecha en cada rincón. Con paso inseguro, se pierde entre el entramado de caminos y senderos desconocidos.
Tras un tiempo de vagar sin rumbo, sus ojos se posan en un monte imponente que se alza en la distancia. Un presentimiento lo embarga, y aunque la incertidumbre lo carcome, decide que debe adentrarse en sus dominios. Tal vez allí encuentre las respuestas que Anguil se empeña en ocultar.
Con cada paso que da, la maleza y la vegetación se vuelven más densas, como si el monte mismo tratara de detener su avance. El silencio de la noche es interrumpido por el crujir de ramas, como si una presencia invisible caminara a su lado. La inquietud se apodera de Hauntcraft, pero su determinación no vacila.