Regresamos a Western Hazel al siguiente día del último partido de la semifinal. Miguel estuvo muy contento porque clasificaron para la final.
Yo no tenía ánimos de ir al colegio, además todo mi cuerpo estaba ligeramente entumecido. Me quedé dormido al llegar a mi casa.
Me desperté con la llamada de Miguel.
-¿Hola?
-Hola, Lucas.
-Hola, Miguel.
-¿Por qué no viniste al colegio?-me preguntó.
-Perdón, me quedé dormido.
-Te extrañé en todo el día. ¿Estás solo?
-Sí.
-Voy enseguida.
Cortó la llamada.
Me levanté de la cama por un vaso de agua. Entonces, alguien tocó la puerta. Fui a abrir y vi a Miguel.
-Hola, amor.
-Hola.
-¿Puedo pasar?
-Sí. Entra.
Cerré la puerta. Me besó en la boca.
-Te amo, Lucas.
-Yo también te amo, Miguel.
-¿Recuerdas cuando lo hicimos allá?
-¡Sí! Fue una experiencia maravillosa.
-Me gustó la idea de las velas.
-¿De dónde las conseguiste?
-Rafael las colocó en la habitación cuando le pedí que vaya al otro cuarto.
-Nigel regresó contentísimo. ¿Qué crees que haya pasado?
-No sé. De seguro jugaron con el deseo.
-¿Te refieres a los juegos eróticos?
-Sí, eso. Es una manera de hacerlo con más gusto.
-¿Te atreverías a hacer eso conmigo?
-¡Sí! Y te enamorarás de mí como nunca.
-Ya quisiera saber cuánto.
-Mucho más que ahora.
-En ese caso, debo decirte algo que recordé.
-¿Qué es?
-Cuando besaste mi espalda, realmente me sentí bien y me gustó tanto.
-Sí, lo pude notar. Tu respiración acelerada y el calor que radiaba de ti lo delataron.
-Eres muy observador.
-Lo sé, pero gracias por recordármelo.
Miguel observó la hora en su celular.
-¡Rayos! Debo alistarme para ir a entrenar.
-¿Te vas ahora?
-Sí, amor. Discúlpame por dejarte solo.
-Tranquilo. Ve con cuidado, Miguel.
-Gracias.
Besó mi frente. Sonrió.
-Te amo.
-Y yo a ti.
Salió del departamento. Le envié un mensaje a Nigel.
-"Hola, Nigel. ¿Puedes ayudarme con los deberes de hoy?"
-"Hola, Lucas. En una hora avanzo a tu casa. Ahora estoy almorzando".
-"Bueno. Aquí te espero".
Por eso adoro a mi mejor amigo: es un buen muchacho y además se preocupa por mí tanto como lo hace Miguel.
Mi madre me ha pedido que vaya a la tienda a comprar la comida. Fui con calma. Al regresar, fui impactado por la puerta principal. Esta vez, me salía sangre por la nariz. Apareció el autor del hecho.
-¿Estás bien?
-¡Ay, no! Estoy sangrando.
-Perdóname. Ven, te ayudo con el sangrado.
-No es necesario.
-Vamos, yo puedo ayudarte. Confía en mí.
Me sujetó por un lado para evitar que me caiga.
Subimos al 42-donde vive Miguel-. No hablé durante el camino.
-En verdad lo lamento. No te vi entrar.
-No te preocupes. Estoy bien.
-¿Cómo te llamas?
-Lucas.
-Un gusto. Yo soy Randy Calle.
-¿Eres hermano de Miguel?
-Sí. ¿Lo conoces?
-Sí.
-Ah, ya. Mi hermano tiene bastantes amigos, pero nunca habla de ellos.
Su deducción fue graciosa. Estoy seguro de que no sabe quién soy realmente.
Mi celular sonó. Contesté.
-¿Hola?
-¿Lucas? ¿Estás en tu 'depa'?
-No. Ven, sube al departamento 42.
-Voy para allá.
Colgué.
-¿Vives en este edificio?
-Sí.
-¿Cuántos años tienes?
-Trece años.
-¿Te sigue doliendo?
-No, ya no.
-Iré por un analgésico.
-Oye, no es necesario que lo hagas.
-Fue mi culpa, así que debo remediarlo.
Se apartó de la sala. Llamaron a la puerta. La madre de Miguel la abrió.
-Buenas tardes, señora. ¿Está Lucas?
-Sí. Tú debes ser Nigel. Entra, por favor.
Nigel se aproxima a mí.
-¡Lucas! ¿Qué te ha pasado?
-Fue un accidente.
-¿Quién te golpeó?
-Randy, el hermano de Miguel.
Randy traía un vaso con agua.
-Aquí está. Tómalo.
Lo hice.
-Muchas gracias, pero en serio ya estoy bien.
-No tienes que ser modesto.
-Creo que lo mejor es que regrese a su departamento. Gracias por cuidar de Lucas, Randy.
-¿Y tú quién eres?
-Soy su mejor amigo.
-Se llama Nigel.
-Bien. Puedes irte con él, Nigel. El sangrado se detuvo.
-Vamos, Lucas.
Salimos del departamento.
Nigel hizo un comentario un poco extraño:
-Podrá ser simpático como Miguel, pero es algo torpe.
-¿Lo estás elogiando o despreciando?
-¡Nada de eso! Es la verdad. Me asusté demasiado cuando no te encontré aquí.
-No fue nada grave. Además, Randy fue tan gentil conmigo.
-Cuidado con fijarte en él.
-¡Para nada! Mis ojos están en Miguel y mi corazón también.
-Más te vale.
-Parece que te flecharon.
-¿A mí? ¡No! Me gusta Rafael.
-¿Se acostaron allá?
-¡Sí! Fue espectacular.
-Me imagino. Ahora ayúdame con lo que te pedí.
-A eso mismo vine, Lucas.
-Por eso te quiero, Nigel.
-Yo también te quiero, bobito.
-Yo más, tontito.
Se rió. Nigel es mi mejor amigo, y lo quiero demasiado. Como dije antes: él siempre me cuidará y me ayudará en todo momento.
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Editado: 01.01.2024