Anhelo Tus Besos

El Rastro De Una Mentira.

Nigel estaba con unos audífonos grandes escuchando música en el salón. Parecía estar fuera de sí. Su mirada se encontraba perdida. Pero algo que me alarmó fue verle los ojos rojos y llorosos.
Me acerqué a él para preguntarle:
-¿Por qué estás llorando, Nigel?
Se quitó los audífonos y respondió:
-Randy no me ha escrito ni me ha llamado en una semana. ¿Qué crees que haya sucedido?
-No lo sé. Tampoco he sabido nada de él. 
-¿No has hablado con Miguel?
-Sí, pero no me ha dicho nada sobre su hermano. Solo hablábamos de Daryl.
-¿Es cierto que Randy cuida a ese niño?
Me sentí atrapado. Creo que no debí mencionar el nombre del hijo de Miguel.
-Sí, lo es. Creo que lo había llevado a un pediatra porque Daryl se sentía algo mal.
-Entiendo. Ya regreso.
Se levantó de su asiento.
-¿A dónde vas?
-Al baño.
Salió del aula. Me preocupé demasiado por él.

Said se acercó y me entregó una chamarra de color negro con letras blancas.
-Mira lo que me entregó Lucero. Tal parece que a Miguel se le olvidó esto.
-¿De qué hablas? Él no llevó eso a la playa.
-Obvio no, tontito. Esto lo encontró Lucero ayer y me la dio. Creo que ya sabes dónde estuvo Miguel esos días que no te escribió.
-No puede ser...
-Dásela y dile que no sea tan despistado.
Tomé la prenda con un enojo. Said se alejó sin decir nada más.
Me levanté del banco y fui al aula de Miguel. No estaba adentro. Fui al baño y ahí estaba. Se peinaba con un peine teniendo el cabello mojado.
Hablé estando muy enojado que él se asustó:
-Miguel David Calle Gaitán, ¿puedes explicarme qué hacía esto en casa de Lucero?
Le mostré su chamarra. Él se quedó mudo por unos segundos. de todas las veces que hemos estado solos, él era quien mostraba seguridad y yo me mostraba débil. Ahora era al revés.
-Lucas, te lo puedo explicar.
-Pues, hazlo. O de lo contrario, se termina esto.
-¿Piensas terminarme sin escuchar las razones?
-Miguel, tú me mentiste. Dijiste que ya no ibas a su casa, ni siquiera para ir por Daryl. ¿Por qué ella tenía esto?
-Amor...digo, Lucas, eso es mío pero se lo presté a Randy. Yo no...yo no iría a verla por nada en el mundo.
-¿Y dónde estuviste los días que no me escribiste?
-Fui con Randy a hacer unos trámites del bebé. Daryl necesitaba unos documentos y también vacunas. Lucas, yo no...yo no te estoy engañando con alguien más. Y lo del celular es cierto. Se me mojó cuando fui a bañar a Daryl. Lo lamento mucho. Sé que pude haber sido un mejor novio y me disculpo por lo que hice.
Miguel lloraba y sus lágrimas salían a chorros. Yo también.
Miguel habló con una voz llorosa y ahogada:
-Lucas...te amo demasiado y por un instante, me imaginé perdiéndote y viendo todos esos lindos momentos desvanecerse. No quiero que eso pase.
-Perdóname. Soy un idiota. Yo soy un chico muy sensible y también tengo miedo de perderte. Te amo, Miguel. Ha sido un año muy difícil. Sin embargo, lo más hermoso es tenerte a mi lado. Y yo...tú sabes que antes de conocerte, no he sentido esa chispa del amor. Tú fuiste totalmente diferente a todos.
-Amor mío...
Avanzó a mí y me abrazó tan fuerte. Sentí su calidez y su rostro mojado.
-Yo no soy Iván ni Guillermo. Yo soy Miguel, tu novio, el que te ama demasiado y nunca se rindió en tener a un novio tan hermoso como tú. ¿Te acuerdas que dije que nunca me iba a rendir por ti? Estoy cumpliendo mi promesa. Y me da gusto que siempre podamos hablar de lo que nos lastima o nos hace daño.
Lo rodeé con mis brazos.
-Amor, yo...yo me sentí tan devastado cuando supe de manera inoportuna lo que habías hecho con Lucero. Por eso me enojé bastante ahora.
-Ya me lo suponía. Me gusta que seas así de celoso, Lucas, pero no me termines sin saber la verdad.
-No quería terminarte. Quería que tú hables.
-Lucas, ¿puedo hacerte una pregunta?
-Sí, amor.
-¿Quisieras vivir conmigo?
-Sí. Me gustaría vivir contigo.
-Ay, Lucas, te amo en serio.
-Y yo a ti.
-Eres muy hermoso.
-Tú eres tan guapo, Miguel.
-¿Y si nos damos un beso?
-Sí, porqué no.
Nos besamos en la boca. Nuestros labios bailaban sincronizados. Él sujetó mi cintura. Apretó mis nalgas.
-Miguel, aquí no...
-Lo sé. Disculpa si me caliento.
-No tengo problema con que me toques. El problema es el lugar.
-Sí, es cierto. Debo ir a clases, amor.
-Yo también.
Nos mojamos la cara y nos secamos con toallas de papel.
-¡Qué bien te queda ese peinado, amor! Está fabuloso.
-Gracias, mi niño. Me luce bien, por eso me lo hago.
-¿Nos vemos a la salida?
-Sí, claro.
Salimos del baño. Me fui a mi aula y Miguel a la suya.


Mientras caminaba hacia la salida, Lucero se interpuso delante de mí.
-Lucas, tu mejor amigo fue hospitalizado. Parece que se cortó los brazos con una navaja y estaba desangrando.
-¿Cuándo pasó eso?
-Mientras estabas en clases. Guillermo lo encontró tirado en el suelo y con sangre cerca. Llamó a Emergencias.
-¡No puede ser! Debo irme.
-Espera. Antes que te vayas, quiero pedirte disculpas por lo que causé entre Miguel y tú. No te mereces sufrir. Él te ama y solo quiere estar contigo, Lucas.
-Lo sé. Y no te disculpes porque ya olvidé eso. Ahora sí me voy.
Caminé hacia la salida del colegio. Miguel estaba esperándome afuera.
-Amor, ¿estás bien?
-No. Me enteré que Nigel fue internado en el hospital.
-¿Cuándo pasó eso?
-Hoy mismo. Tengo que ir a verlo.
-Lucas, espera...
Miguel me detuvo con una mano.
-Si vas a ir allá, al menos trata de estar calmado y debes mostrarte valiente. Nigel ha estado emocionalmente frágil.
-¿Cómo sabes eso?
-Randy me lo mencionó. Por eso te pido que no intentes empeorar la situación.
-Pero él es mi mejor amigo, Miguel. Yo no haría nada malo.
-Y yo no opino lo contrario. Es solo que tú...eres muy susceptible. Amor, yo estoy siendo sincero y no te ofendas por eso.
-No me siento ofendido. Entonces, ¿qué puedo hacer?
-Podrás ir cuando estés bien preparado. Mientras tanto, vayamos a almorzar juntos.
-De acuerdo. Gracias, Miguel.
-Por nada, Lucas. 
Miguel me rodeó con sus brazos.
-No quiero ver sufrir a mi niño hermoso.
-Amor...
Miguel acariciaba mi rostro y mi cabello.
-Lucas, discúlpame por haber tenido una erección en el baño mientras hablábamos de nosotros.
-Miguel, no me fijé en que la tenías. Aunque creo que sentí un poco eso. Pensé que era yo. Y otra vez gracias por consolarme y por animarme, amor.
-De nada, mi niño. Lo haría mil veces y más. Te amo, mi príncipe.
-Y yo a ti. ¿Me besas?
-En el callejón te beso y me lo tocas un poco.
-¡Miguel!
-O nos la jalamos juntos, si gustas.
-Siempre he querido hacer eso contigo, amor.
-Es que...tú sabes que me gusta ser dominante contigo. Y tú me atraes demasiado con tu sensualidad, Lucas.
-¿Yo sensual? ¿En qué momento?
-Cuando estás sin nada de ropa. Y parece que tú la primera vez que me viste así, estabas admirado.
-Nunca pensé ver a un hombre tan guapo y en buena forma.
-Ahora ese hombre es tu novio y te ama con locura. Quiero estar junto a él siempre.
-Yo también lo amo demasiado. Me dolería un montón perderlo.
-Amor...
-Vayamos a comer, mi niño.
-Está bien.
Nos tomamos de la mano y caminamos juntos. A su lado, yo me sentía tan completo.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.