Anhelo Tus Besos

Amar Sin Dudas.

A lo que salí de la ducha, me asombré al encontrar a Miguel acostado en mi cama.

-Hola, Lucas. Parece que no esperabas verme ahora.

-Miguel, ¿cómo entraste?

-La puerta estaba semiabierta. ¿Qué tienes, amor?

-Nada. ¿A qué has venido?

Se levantó de la cama y respondió con dulzura:

-Vengo a contarte toda la verdad sobre mi exnovio Adrián. Y a disculparme por mi mala actitud.

-Está bien. Pero antes de que me digas todo, quiero hacerlo.

-Por mí no hay problema, mi niño. Incluso me excita verte así.

-¿En serio?

-Sí. Me dan ganas de quitarte la toalla. ¿Puedo?

Asenté con la cabeza. Miguel sonrió con cierta lujuria.

Agarró mi cintura. Aflojé la toalla para que él la haga de lado.

-Miguel...

-No tengas vergüenza de tu cuerpo desnudo. Yo creo que es una obra de arte.

-Muchas gracias, amor mío. ¿Vas a admirarme todos los días?

-Claro que sí, mi niño. ¿Me puedo quitar la ropa?

-No tienes que preguntármelo. Además, veo que Miguelito quiere divertirse.

-Se pone así cuando te ve como viniste al mundo. Y le fascina.

-Lo sé.

Agarré el bulto que sobresalía en su pantaloneta. Miguel me miró y sonrió.

-Me gusta que hagas eso, Lucas.

Metí la mano por dentro de la ropa. Miguel me ayudó a sacarlo. Me besó en la boca. Yo seguía dándole placer con mi mano derecha. A él le gustaba mucho eso. Y me besó más apasionado.

Se desnudó tan rápido como nunca. Nos acostamos en mi cama mientras él me hacía entrar en calor con sus labios. Él tenía el toque mágico para encenderme y que el calor de ambos nos rodee para unirnos.

 

Unos minutos después, Miguel se había quedado dormido. Yo sé que él estaba bastante cansado. Me acerqué a él para abrazarlo. Le di un beso en la mejilla.

Cuando sonó su celular, él se levantó algo asustado. Agarró el aparato y contestó la llamada.

-¿Hola? Sí, ya voy para allá. Nos vemos.

Cortó la llamada. Le pregunté:

-¿Alguien importante?

-Quizá. Mi padre quiere darme las llaves.

-¿Te dará las llaves?

-Sí, amor mío. Al fin tendremos nuestro nido de amor.

-Miguel...

-¿Qué tienes, mi niño?

-Me gustó mucho esta vez. Gracias.

-No me lo agradezcas. Siempre es un placer.

-Pero, ¿crees que ya estemos listos para dar este gran paso? Apenas tenemos 1 año de relación.

-Lucas, ¿por qué estás dudando de eso? ¿Piensas que puede salir mal?

-No, Miguel. Yo solo quiero estar seguro de lo que haremos.

-Jamás había estado tan seguro de algo.

-Bueno, yo acepto vivir contigo. Mantengo mi palabra.

-Y yo la mía.

Miguel parecía estar decidido a mudarse lejos de su madre y con su novio-yo, obviamente-. Pero todavía no hemos hablado sobre el asunto de Adrián ni de Randy ni de Osman. El solo pensar en lo que pasará me atemoriza un poco. Aunque yo creo que podremos resolverlo sin llevarlo al extremo.

 

Más tarde, fui al 42. Randy estaba ahí. Él me abrió la puerta y me dejó pasar.

-Hola, Lucas. Esperaba a que llegaras.

-Hola. Nunca te avisé que vendrías.

-Yo sé. Esto es acerca de tu mejor amigo.

-¿Qué pasó con Nigel?

-Rafael le envió un audio y después se puso a llorar. Se fue hace unos treinta minutos.

-¿Recuerdas lo que dijo?

-No. Bueno, muy poco en realidad. Solo alcancé a escuchar que se irá del país y no regresará en mucho tiempo. Nigel quiere estar cerca de él.

-No creo que sea eso. De todos modos, deben conversarlo como pareja. No puedo intervenir en eso. Aunque hay otro tema en el que sí debo intervenir.

-¿De qué se trata, Lucas?

-Es acerca de Osman. No sé si estás enterado de que tu padre se mudará fuera de la ciudad y el lugar que ocupaba se lo entregará a Miguel. 

-Sí. Y yo debo hacerme cargo de Osman. Eso fue lo que me pidió mi padre.

-Parece que ya lo sabías. En fin: Miguel y yo viviremos juntos, y aunque queremos mucho a Osman, no podremos hacernos cargo de él. Lo siento mucho, Randy.

-No, no tienes por qué. Tiene mucho sentido. Ustedes necesitan su espacio privado como pareja.

-Sí, exacto. Gracias por comprenderme.

-De nada. Eres mi cuñado y me caes muy bien. Además, sé que estás dando un gran paso por el amor que sientes por Miguel y la gran determinación que tienes lo demuestra.

-Lo amo demasiado. Tu hermano es el mejor. No hay otro que se le compare.

-Lo mismo que sientes por él me pasa con Nigel. Solo que ahora estamos en un punto difícil.

-Entiendo. Bueno, eso era todo lo que venía a decirte. Me tengo que ir.

-Cuídate mucho, Lucas.

Salí del departamento. Pensé por unos instantes en lo que tuvimos que dejar de lado para poder dar este gran paso. Miguel y yo nos amamos sin dudar. Por esa y otras razones más, yo acepté vivir con él.

****

Miguel me envió una foto de él con su hijo por WhatsApp.

M: "Mira con quién estoy."

L: "Se ven tan lindos juntos. Eres un buen padre."

M: "De día soy padre, de noche soy papasito."

L: "Es cierto. Amor, ¿ya tienes las llaves del departamento?"

M: "Aún no. Pero pronto me las dará mi padre."

L: "Ah, entiendo. Creo que ya debo decirles a mis padres que nos mudaremos."

M: "Yo te recomiendo que no se lo cuentes a ellos. Todavía no."

L: "Tienes razón, amor."

M: "Te amo, mi amor bello. ¿Qué te parece si hacemos videollamada?"

L: "Dale, llama."

Miguel y yo nos conectamos por videollamada. Tenía a Daryl sostenido con sus manos.

-Hola, Lucas.

-Hola, Miguel.

-¿Cómo estás?

-Bien. Ahora que estoy pasando la gripe, ya me siento más tranquilo.

-Me da gusto saberlo.




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