Anhelo Tus Besos

Epílogo: El Diario De Su Pasado.

Narra Lucas

Encontré el diario de Miguel dentro de una caja que había olvidado guardar. Lo alcé en una mesita que tenemos en la sala.

Mientras estaba concentrado en ordenar y limpiar la sala, escuché los pasos de Daryl. Ya tiene 19 meses, así que no podía controlar aún sus movimientos. Sin embargo, se lo veía tan adorable.

Miguel saldría del trabajo a las tres de la tarde. Eran las 11 de la mañana y tuve que darle un biberón a Daryl. Para mi fortuna, era sábado y no tenía que ir al colegio. Miguel tampoco.

 

A las tres con quince minutos, escucho que se abre la puerta. Estaba leyendo el diario de Miguel. Lo escondí bajo la almohada. Salí a la sala a recibirlo con un abrazo.

-Hola, mi amor bello. ¿Cómo estás?

-Un poco cansado pero bien. ¿Y tú?

-Bien. Oye, niño hermoso, ¿y mi príncipe?

-Está dormido en la cama de nosotros. Amor, Daryl ya no cabrá en esa cuna. Deberías hacer algo al respecto.

-Tú sabes que, aunque no está en papeles, Randy sigue siendo el tutor legal de Daryl. Aceptó porque aún soy menor de edad y no puedo hacer ciertos trámites.

-Comprendo. Disculpa si te causo cierta presión.

-No digas eso. Mi hijo está cada vez más cerca de los dos años y son nuevos cambios que se deben hacer. Además, es muy tierno que también te preocupes por él.

-Hago lo mejor que puedo.

Miguel se acercó para abrazarme y besarme en la frente.

-Te amo, mi amor hermoso.

-Y yo a ti. Eres un hombre maravilloso.

-Muchas gracias por decírmelo.

Besé sus labios. Miguel empezó a acariciarme y besarme con más fogosidad.

-Amor, el niño está en la cama.

-No hay problema por eso. Dejémoslo dormir ahí. Mi padre me avisó de una habitación extra. La ocupaba Osman.

-Vamos ahí.

Miguel y yo seguimos de largo por el pasillo y luego giramos a la derecha. La puerta estaba sin seguro. Entramos.

-Es más bonita que la nuestra-comenté admirado.

-Sí, lo es. Y como está lejos del baño, tiene uno. 

-Me parece muy ingenioso.

Cerramos la puerta y estuvimos ahí bastantes minutos.

Después del acto, nos metimos a la ducha juntos. Era uno de esos momentos románticos que compartíamos como pareja y ahora convivientes.

Nos secamos con una toalla roja que encontramos cerca del baño.

Miguel se vistió con la misma ropa y yo también.

-Ahora sí puedo descansar tranquilo.

Se acostó en la cama que estaba cerca a la ventana. Es más grande que nuestra cama. Miguel podía fácilmente acomodarse y relajarse.

-Ven, hazme compañía-escuché que me pidió.

-Ya vengo. Voy a tomar agua.

Salí para después ir a nuestro dormitorio y guardar el diario dentro de uno de los cajones del mueble que tengo yo-mi padre me lo había obsequiado a los 12 años y todavía dura-. Lo meti bajo una pila de ropa limpia. Cerré el cajón y fui a donde estaba Miguel.

Estuvimos acostados y dormidos por un par de horas. Pensé en lo bonito que es estar así con ese alguien que amas. Sin embargo, me inqiietaba saber lo que esconde Miguel en su diario. Sé que son solo palabras, pero se trata de cosas que él no le dijo a nadie.

Me levanté a escondidas y fui a buscarlo. Arrastré unas cuantas páginas y me detuve al leer en letras grandes y negras "ADRIÁN NEIRA".

Era justo lo que he querido saber desde antes de mudarnos. Pero creo que tomé una mala decisión de leer todo un capítulo dedicado a la historia de amor entre Adrián y Miguel. 

Su caligrafía seguía siendo la misma, aunque de seguro escribió esos párrafos con apuro. Pude entender que le hacía bastantes cumplidos buenos a él. Pero me queda la gran incógnita: ¿Por qué terminaron? Yo no sé si me vaya a pasar lo mismo que a él. Pero qué era lo mismo. Eso es algo que ese diario o Miguel tendría que responder.

 

Continuará...

 

 

 




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