"Anillos"

Capítulo 1 "Primer Asesinato"

-Silencio, nos pueden escuchar - susurré lo más bajo posible, pegando mi espalda a la fría pared de piedra.

-A la cuenta de tres, comenzamos.

-Uno... dos... tres. - Y se escuchó un disparo.

**********

Una semana antes...

-Buenos días - dije al entrar en la oficina de los inspectores.

-Buenos días - respondieron casi al unísono Dante y Silvio.

-Ojalá fuera un buen día - murmuró Ashley.

-Déjame adivinar, ¿otro asesinato?

-Desafortunadamente, sí. Así que prepárense y vámonos - dijo Silvio.

-¿Me pasas la dirección?

-Claro.

-¿Y dónde está Alice?

-En el laboratorio, escribiendo informes - respondió Dante.

-¿Y por qué no preguntas dónde está Olivia? - preguntó Silvio riendo.

-Porque, en primer lugar, esa información no me interesa en absoluto. En segundo lugar, espero que hoy no aparezca.

Pero en ese momento, la puerta de la oficina se abrió y todas mis esperanzas se desvanecieron.

-Buenos días, chicos - dijo Olivia. Debo admitir que, para mí, esa voz era la más desagradable.

-Necesito informar a Alice sobre el asesinato, voy al laboratorio - encontrar una excusa para irme y no estar en la misma habitación que Olivia era más fácil que nunca.

-Voy contigo - Ashley tampoco tenía ganas de quedarse allí.

Ambas salimos al pasillo y nos dirigimos al laboratorio, donde mi asistente estaba escribiendo un informe.

-Alice, tenemos un asesinato, así que prepárate y vámonos - dije al entrar en el laboratorio.

-Está bien, voy a recoger todo lo necesario y podemos ir - después de estas palabras, la rubia se levantó de la mesa y comenzó a prepararse.

-¿En qué auto vamos?

-Vamos en el mío - propuse.

-Vale. ¿Olivia también viene con nosotros?

-Sí, claro, pero no la dejaré acercarse a mi auto ni a tiros. Que vaya en el suyo.

Quizás pensaste que siento una aversión personal hacia Olivia, y no te equivocas. Por cierto, nuestro odio es mutuo.

Veinte minutos después, Alice, Ashley y yo ya estábamos en mi auto, camino a la escena del crimen.

-¿Qué hora es?

-Las 8 en punto - respondió mi hermana, mirando su reloj de pulsera.

-¿Cuánto nos falta?

-Unos quince minutos.

Como dije, quince minutos después llegamos a un edificio de apartamentos donde, en uno de los departamentos, había ocurrido un asesinato. Las tres salimos del auto y nos dirigimos a la entrada.

-Silvio debería haberme enviado el código del portero automático - dije, sacando mi teléfono.

En unos segundos encontré el mensaje con el código y lo ingresé.

-¿Quién es? - se escuchó la voz de Silvio desde el portero automático.

-El equipo de fuerzas especiales - respondió Ashley rápidamente y, por extraño que parezca, la puerta se abrió.

-¿Decidiste unirte a los NOCS?

-¿Por qué no?

Subimos las escaleras al segundo piso y nos acercamos al apartamento que necesitábamos.

-Pasen - dijo Dante, abriendo la puerta.

-¿Y dónde está el cadáver? - pregunté.

-En la sala - respondió Dante, señalando con la mano hacia la habitación donde ocurrió el asesinato.

Ashley comenzó a buscar pistas, mientras que Alice y yo fuimos a examinar el cadáver. Al entrar en la sala, vimos la siguiente escena: en medio de la habitación, sobre una alfombra blanca y en un charco de sangre escarlata, yacía un hombre muerto. Me puse guantes y comencé la inspección. En el cuello del cadáver había una marca de estrangulamiento, es decir, un rastro de asfixia con una cuerda, y en el área del corazón había una herida punzante. Probablemente causada por un objeto afilado, como un cuchillo. Al parecer, primero lo estrangularon y luego le clavaron un cuchillo en el corazón.

-Huellas de zapatos en el piso, en el alféizar de la ventana y la ventana está abierta. Creo que es obvio que el criminal escapó por la ventana - dijo Ashley, acercándose a la ventana.

-Así es, solo es el segundo piso. Probablemente bajó por la tubería de desagüe - confirmé la teoría de mi hermana.

-¿Ya identificaron al fallecido? - preguntó Ashley.

-Sí, su nombre es Francesco Salvione, tenía 38 años. La vecina dijo que vivía solo - respondió Silvio, fotografiando las huellas de zapatos en el alféizar.




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