Frank era un famoso empresario asociado al carbón, conocido regional e internacionalmente debido a su apellido. Los Warren eran pertenecientes a la clase más exclusiva y sofisticada de la sociedad; por lo tanto, todos los hombres debían seguir la costumbre de enriquecer las cuentas bancarias familiares, de lo contrario, serían desheredados automáticamente.
Él era una persona sensata, de estatura de 1.80, con cabello oscuro y ojos de intenso color olivo, además de poseer una encantadora sonrisa. Según las habladurías del pueblo, se decía que todos los pertenecientes al clan Warren eran muy similares: guapos y adinerados.
Por otro lado, Alice Walker nació en el seno de una familia muy popular. Su padre, Don Simón Walker, fue un político muy influyente en cuestiones relacionadas con los derechos humanos. Su hija Alice siempre fue bastante rigurosa, con mano firme pero con un corazón puro y tierno. De estatura media y algo delgada, con cabello castaño que cubría su cuerpo hasta la cintura y siempre recogido en un rodete que hacía poco justicia a un cabello como ese.
Alice conoció a Frank en su fiesta de presentación a los 15 años. Ambos al verse sintieron el punzante aguijón del amor, y su noviazgo comenzó ese mismo día al ser aceptado por los Walker. Culminó dos años después, cuando se convirtieron en marido y mujer.
Alice adoraba su vida de recién casada. Pasar del brazo de su joven y apuesto esposo siempre era un buen plan. Al igual que todas las mujeres de su época, pasaba la mayor parte del tiempo en su casa organizando reuniones para los exquisitos vecinos, amigas y empresarios amigos de su esposo, o planeando el momento ideal para unas vacaciones.
El hogar de la familia Warren y Walker era una gloriosa mansión situada en uno de los sectores más caros de la ciudad. Aquel lugar contaba con grandes cortinas de tonos pastel en las ventanas, hermosos cuadros excéntricos que adornaban las paredes, y extensas alfombras carmesí en el suelo con ribetes dorados que hacían juego con docenas de flores dispuestas en hermosos jarrones por toda la estancia.
A pesar de ser joven, Alice siempre fue muy conservadora y algo anticuada. Le importaba demasiado la opinión de los demás, intentaba hacer lo políticamente correcto y siempre pensó que las mujeres debían ser esposas y madres antes que nada, además de ser un buen adorno en el brazo de su consorte cuando fuera necesario, sobre todo en las refinadas y acatadas reuniones de la clase alta.
La esposa de Frank no salía sola a la calle, creía que debía proteger su honor. Por esa razón, tenía varias damas de compañía que ponían los ojos en blanco cuando debían salir con la señora de la casa para hacer compras o reuniones con amigas. A pesar de tener una vida social y personal algo ajetreada, esta familia deberá cambiar drásticamente sus vidas al enterarse de una noticia inesperada.
Espero que les haya gustado este capitulo, el primero de todo y nos leemos la semana entrante, el dia miercoles para un nuevo capitulo, asi los miercoles seran de Anita.
besos y gracias a todos