Ha pasado un tiempo, casi finalizo mi primer semestre en la universidad. Debo admitir que me ha dado más de un dolor de cabeza, pero estoy aprendiendo y adaptándome a este nuevo ritmo de vida. Por otro lado, no he recibido noticias de Jack. Supongo que es bueno que sea así. Debo aceptar que nuestra relación ha llegado a su fin y no fue culpa suya.
El verano está llegando a su fin y pronto dará paso al otoño, lo cual me recuerda mi cumpleaños. No estoy segura de si estoy lista para celebrarlo, ya que mi estado de ánimo no me lo permite. Sin embargo, una buena noticia en estos días es que pronto tendré una especie de reunión con un grupo de amigos de la universidad. En ese grupo se encuentra Salvador, un chico alto de ojos marrones y pelo color miel, quien me ha expresado su interés en llevar nuestra amistad a otro nivel. Cuando Salvador me hizo esa propuesta, quedé en shock. Sé que me gusta y es algo bueno porque supongo que mi vida continúa. Sin embargo, el recuerdo de Jack me sigue a todas partes, a todas horas del día y de la noche. Por un lado, me pregunto si es posible intentar querer a alguien más, por otro lado, solo sé que mi corazón ama a Jack como siempre, desde el día en que lo conocí.
En otro orden de cosas, decidí buscar trabajo y lo encontré (no es la gran cosa, pero sirve para que no me sienta tan sola durante el día). Ahora trabajo en una pequeña y bonita cafetería ubicada cerca de mi casa. Decidí buscar trabajo allí porque vi ese lugar tan encantador y de ensueño que me enamoré de él a primera vista. Por fuera se ve como una casa más del vecindario, solo que tiene un increíble y colorido jardín. Por dentro tiene muchos detalles que me encantan: su piso es de madera con un increíble color café, sus mesas están decoradas por unos manteles bellísimos creados a mano, además de unos increíbles sillones comodísimos para sentarse a leer un buen libro. Sus cortinas son de color claro para permitir que el sol ingrese por la ventana. Allí trabajo unas cinco horas, atiendo las mesas, hago algunas preparaciones y a veces, cuando no hay mucha venta, me leo algún librito a escondidas.
Después de la universidad y el trabajo, llego a casa un tanto agotada, preparo la comida y luego paso tiempo con mi perrita. Cuando el clima se vuelve fresco, me siento con ella enfrente del hogar para tomar un té y leer algo junto a Jazmín. Luego, yo me voy a dormir y a veces ella viene y se acuesta a mis pies.
En general, estoy tratando de mantenerme ocupada y de encontrar mi propio camino. Es un proceso difícil, pero estoy aprendiendo a vivir con la incertidumbre y a confiar en que el futuro me trae cosas buenas.