Estos días han sido extraños, como si el aire mismo respirara con un presentimiento. Se siente como si los días más fríos se acercaran sigilosamente, con un toque de melancolía en el viento.
No he tenido noticias de mi padre, solo un rumor que llegó a mis oídos, un susurro que me decía que está en buen estado de salud. Aunque algo triste, me reconforta saber que está bien. Sin embargo, una punzada de culpa se instala en mi pecho. Sé que me extraña, que en estos momentos me necesita, que la distancia que nos separa debe ser un peso, pero la verdad es que la distancia ha sido mi mejor amiga en estos días, ha sido mi escudo, mi espacio para respirar, para procesar todo lo que ha sucedido. La separación, aunque dolorosa, me ha permitido reconstruirme, recobrar fuerzas y encontrar un camino para seguir adelante. No es fácil, no es sencillo, pero es necesario.
Espero que mi padre comprenda, que no es por falta de amor o de cariño que no he ido a su lado, es por la necesidad de sanar, de encontrar mi propio equilibrio, para poder volver a él con la fuerza suficiente para acompañarlo en este nuevo camino.
Sé que el tiempo no cura todas las heridas, pero confío en que, con el paso de los días, la distancia se acorte y la conexión entre nosotros se fortalezca.
Con respecto a Jack, me enteré que está de viaje, ha decidido embarcarse en una aventura Navega a diferentes lugares del mapa, buscando un tiempo para sí mismo.
Con respecto a la universidad y mi trabajo, todo marcha sobre ruedas, la gente es muy amena, el ambiente es agradable y me siento cómoda. Salvador me ayuda cada día a levantar el ánimo , me divierte estar cerca de él, su energía positiva es contagiosa y me hace ver las cosas con más optimismo.
Creo que Salvador no pierde las esperanzas de que seamos algo más que amigos, y a mí me carcome la culpa, no puedo evitarlo. Me gustaría darme una chance, explorar esa posibilidad que se abre entre nosotros, pero sé que su familia no le hará la vida fácil al saber que soy una mujer que estuvo a punto de casarse.
En nuestra sociedad, una mujer que estuvo comprometida y a punto de casarse es vista con malos ojos, se asume que hay algo "malo" en ella, que no fue lo suficientemente buena para su ex prometido, o que hay algo que la hace "inapropiada" para una relación estable. Por eso entiendo a la familia de Salvador, sus miedos y sus prejuicios.