capitulo 36. Preparativos del corazón

El compromiso de Ana y Jack había llenado la casa de alegría. El resplandor del anillo aún parecía brillar en la mirada de ella cada vez que lo contemplaba en su dedo. Frank, aunque serio y siempre reservado, no podía evitar sonreír al ver a su hija tan feliz.

Los días siguientes se llenaron de pequeños planes: Ana hojeaba telas con ilusión, imaginando su vestido, mientras Jack, entre risas, aseguraba que bastaba con cualquier cosa mientras ella estuviera a su lado.

Frank, en cambio, se dedicaba a conversar con la familia de Jack, buscando asegurar que el futuro de su hija estuviera rodeado de respeto y amor.

Hubo noches de largas charlas en la chimenea:
—No me imagino caminar hacia el altar sin que se me escape un suspiro —confesaba Ana, apoyada en el hombro de Jack.
—Y yo no me imagino una vida sin ti —respondía él, apretando suavemente su mano.

Mientras tanto, las primeras invitaciones comenzaban a escribirse, las flores a escogerse, y todo el pueblo parecía hablar del enlace que pronto uniría sus destinos.

En medio de esa algarabía, Frank sorprendía a los novios con frases llenas de sabiduría:
—Recuerden, no es solo la boda lo importante… sino lo que viene después. El verdadero amor se forja en lo cotidiano.

Ana lo escuchaba con ternura, consciente de que esa mezcla de ilusión y responsabilidad marcaba el inicio de una nueva etapa.