Anomia: pequeñas asesinas

Capítulo 50- Flor venenosa

Siempre fue extraña, pero nunca pudo decirlo en voz alta. Aveces la acompañaba a ella y a Emily a casa pues Victoria no podía hacerlo y le pedía que la cuidara en el trayecto, y como un pequeño favor a Emily, también acompañaba a Doll.

Siempre fueron unidas, siempre fueron amigas tan cercanas que parecían hermanas. Ambas reían y jugaban como los otros niño, pero Jonathan sabía que Doll no era como los demás.

Había escuchado sus conversaciones con Emily, parecía hablar de la personas como objetos y no como seres vivos, parecía no tener empatía con los humanos ni animales, no reaccionaba adecuadamente a las emociones humanas y parecía no entender ni diferenciar el bien ni el mal.

Emily nunca dijo nada. Al igual que él.

Siempre fue conocida por leer libros que no eran aptos para su edad. La veía en detención aveces o siendo regañada por los profesores.

—Esto no es para una niña de tu edad, Doll—le había dicho el director de la escuela. 

Jonathan espiaba detrás de la puerta. 

—¿Y que es algo normal para una niña como yo?—respondió la dulce voz de aquella niña rubia.

—Las muñecas, los peluches, los cuentos infantiles, entre otras cosas.

—¿Me pide que sea como los demás? Director, odio las muñecas y los peluches, los cuentos infantiles me aburren, así que incluso si me aburre hacer esas actividades ¿tengo que hacerlas para evitar venir cada día a su despacho?

Su forma de hablar y expresarse no pertenecían a una niña de diez años, parecía madura, serena y distante. Parecía comprender perfectamente todo lo que pasaba a su alrededor.

Jonathan nunca tuvo problema con eso, siempre pensó que era superdotada. Hasta ese día...

—Voy a ir a molestar a Doll, vi que se fue corriendo por ahí—había dicho Victoria cuando salían de la escuela—. Seguramente va al bosque, la he visto esconderse entre los árboles.

Victoria Alexander, una niña de su misma edad, era realmente hermosa, su cabello le caía por la espalda hasta la cintura y sus ojos cafés tenían un brillo especial, su cabello siempre era adornado con un broche en forma de corazón resaltando aún más su belleza.

Le gustaba y nunca tuvo el valor de decírselo.

—Vamos, Victoria. Deja a la niña en paz, es menor que tu—contesto el chico.

—¡Tonterías! No es una niña, es un bicho raro que quiere corromper a mi hermana menor. ¡Tengo que detenerla, tengo que hacer algo en contra de esa pequeña abominación!—dijo antes de despedirse con un beso en la mejilla—. Nos vemos mañana.

Y nunca la volvió a ver.

Desapareció.

Nunca quiso creerlo pero la evidencia era clara.

Victoria había desaparecido en el trayecto de la escuela hacia el bosque donde se había ido Doll. Si alguien le hubiera hecho algo malo en ese trayecto alguien los hubiera visto o hubiera dejado evidencias.

La última persona que la vio afirmó que la vio caminar por el bosque. Algo tuvo que pasarle dentro de él.

Y mágicamente los días siguientes, Doll había adoptado una conducta "normal", había olvidado su extraño y bizarro comportamiento y se había transformado en una Emily 2.0. En una niña perfecta.

Nunca pudo decirlo en voz alta por que nadie le iba a creer que aquella encantadora y Dulce niña le hubiera hecho algo a Victoria.

Había tenido que ir al psiquiatra y le había hablado de todo eso.

Y ahora habían encontrado a Alice en un barranco después de escuchar a Doll decirle que se vieran el viernes en la noche, justo el día en que murió.

—¿Que más pruebas quiere?—dijo Jonathan frustrado.

El doctor, delante de él, acarició su barbilla pensante.

—Jonathan, hijo, las cosas no son tan fáciles—explicó el doctor Cesar—. Comprendo tus sospechas, se lo que sientes pero no tenemos nada que hacer contra ella.

—Esto si.

Puso sobre el escritorio la memoria de una cámara. El doctor lo miró con una ceja levantada preguntando en silencio que significaba eso.

—La puse a grabar encima de la tienda del señor Garcia—explicó—. Le dije que Julieta había visto a un gato herido y querida averiguar si estaba bien. Pero la verdad es que... Quería capturar a Doll—admitió—. Puse en total diez cámaras en lugares escondidos y en distintos lugares para ver si podía capturarla. Esta es la única cámara que la capto con exactitud, la otra estaba cerca de su casa pero no se puede distinguir casi nada. En este video aparecen Alice y Doll.

El doctor se quedó sorprendido mirando a la nada.

—Puede ser...—murmuró pensante.

Desde que le haba confesado sus preocupaciones, el doctor afirmó que el sospechaba que algo no estaba bien con Doll aunque tampoco creía que fuera capaz de matar a alguien.

El doctor había afirmado que cuando nadie miraba (o eso creía Doll) su comportamiento cambiaba, su forma de caminar, de hablar y de expresarse cambiaban como si fuera otra persona.

También dijo que en tres ocasiones, había podido ver a Doll quemando cosas en diferentes lugares. Eran fuegos pequeños y controlados pero la mirada que ponía Doll al ver el fuego era escalofriante. No era normal para una niña de su edad quemar cosas.

E informó que, aunque no le pudo decir mucha información por la condifencialidad de paciente y doctor, aveces tenía "deslices". Cuando hablaba de las personas parecía carecer de empatía, parecía no importarle otras personas incluida su propia madre, aveces se refería a las personas como objetos sin darse cuenta. Sin embargo, mostraba una conducta posesiva y preocupante por Emily.

Siempre había sido un misterio para el psiquiatra el como la pequeña niña había cambiado radicalmente de un día a otro.

Jonathan sabía que había matado a Alice y temía que ahora fuera por su hermana pues Julieta había afirmado que nunca habían hablado hasta que se acercó repentinamente a ella un día (aunque ya le había dicho que no se acercara a ella).



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En el texto hay: asesinatos, muerte y sangre, jovenes asesinos

Editado: 22.07.2020

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