Anomia: pequeñas asesinas

Capítulo 2- Rara

Doll estaba por segunda vez en ese aburrida sala de espera, no había nada entretenido y solo le quedaba esperar sentada en una de las muchas sillas junto con su madre. La niña mantenía la cabeza baja moviendo sus pies de atrás hacia adelante mientras los miraba.

Se escucharon pasos y un hombre hizo presencia en la habitación, Doll alzó la vista y lo vio, era un hombre alto y delgado, su cabello era negro muy alborotado, sus ojos eran color café oscuro ocultos tras unos lentes negros, portaba también una basta y peluda barba bastante desordenada, llevaba puesta una bata blanca, sujetaba con su mano derecha un maletín mientras que en su otra mano llevaba un termo. El era el psiquiatra de Doll, un hombre hecho y derecho muy respetable, amable con cualquiera, una persona confiable y agradable, el Dr. César.

Se giró para verlas y les sonrió con amabilidad.

—Perdón por lo espera. Doll, puedes pasar—dijo el hombre mientras dejaba su maletín en el suelo e insertaba una llave en la perilla de una habitación.

La niña miro a su madre y esta sonrío forzada.

—Vamos, estaré aquí cuando salgas—dijo tratando de sonar tranquila.

La pequeña niña suspiro resignada así que se levanto, tomo su mochila y se dirigió hacia la habitación por la que había entrado el hombre, cuando entro cerró la puerta y miro a su alrededor, era una habitación grande repleta de estanterías con libros varios y cuidadosamente acomodados por secciones, había de todo tipo. Las paredes estaban adornadas con algunos dibujos hechos por niños, diplomas y varios cuadros de arte con marcos elegantes. El hombre se sentó detrás de un escritorio que tenía a los lados dos grandes plantas, en el escritorio se encontraba una computadora junto con montones papeles y artículos de oficina.

El hombre hizo una seña para que Doll se sentará y esta obedeció. Ambos se miraron unos momentos sin decir nada.

—Hola, Doll. Me parece que la última vez que te vi fue hace como dos semanas, ¿no es así? ¿Lo recuerdas?—preguntó amable el hombre. Doll solo lo miro indiferente, el doctor carraspeo—. Bueno, ¿cómo has estado?.

—Supongo que bien, no se—respondió la niña confundida.

—Bueno, me dijeron que tu vecina, Victoria desapareció hace como unos cuatro días después de la escuela ¿tú la has visto?—preguntó de nuevo.

Doll empezó a mover sus pies de atrás para adelante.

—No me llevaba bien con ella, solo la veía en la hora del almuerzo que estaba jugando, solo se eso—respondió Doll. El hombre asintió y empezó a teclear en su computadora mientras era observado por la niña—. Crees que yo la maté, ¿verdad?—preguntó la niña con voz ronca.

La pregunta tomó por sorpresa al doctor, quien la miro enarcando una ceja.

—¿Por qué dices que está muerta?—pregunto el hombre confundido.

—Así es siempre, después de tres o cuatro días buscas un cadaver o lo que quede de el.

El hombre se reclinó en su silla y junto sus manos mirándola atento.

—Doll, te dije que dejaras de leer esos libro o de decir cosas sobre ellos. La otra vez no quisiste decirme el por qué leías eso o por qué te gustan ¿podrías decírmelo?.

La pequeña solo desvío la mirada y abrazo su mochila.

—Mi hermano solía leerlos, decía que eran buenos y eran interesantes, cuando se fue decidió dejarlos en su cuarto ya que le dejaron de gustar y no le servirían; me escabullí en su cuarto y tome el que más me pareció interesante, lo leí y me gusto, solo eso—explicó Doll.

—¿Dónde está tu hermano?.

—En la universidad, se fue después de mi cumpleaños.

César asintió y empezó a buscar en sus papeles uno en especial, cuando lo encontró empezó a anotar en este. Bajo la mirada para luego mirar de reojo a la niña.

—Si... Tu madre me dijo algo así, también comento acerca de tu padre... El nunca volvió, ¿verdad?—pregunto, la niña lo vio—. ¿Lo extrañas? ¿Crees que su partida afectó tu personalidad de algún modo?

Doll lo miro con seriedad directo a los ojos. Su padre había llevado a su hermano a la universidad, pero el nunca regresó a casa. Trataron de llamarle al teléfono pero nunca respondió, no hubo reportes de un accidente automovilístico así que no pudo haberle ocurrido nada. Confirmaron que abandonó a su familia cuando la madre encontró una nota con una disculpa en ella, las había dejado sin despedirse apropiadamente.

La madre de Doll se vio gravemente afectada, estuvo deprimida por vario tiempo. Doll solo se limitaba a ver como sollozaba en silencio sin comprender el por qué. Mucha gente le había preguntado a la niña si se encontraba bien o lo que sentía al respecto, pero nunca podía contestar, ¿que se supone que debía decir?.

—¿Por que tendría que extrañarlo?—dijo finalmente haciendo una mueca.

El hombre la vio y asintió un poco.



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En el texto hay: asesinatos, muerte y sangre, jovenes asesinos

Editado: 22.07.2020

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