Anomia: pequeñas asesinas

Capítulo 7- Ángeles perdidos

En la casa de Elizabeth seguía transcurriendo la pelea. Sin perder tiempo y antes de que le enterrara las tijeras en la cabeza, Elizabeth empezó a forcejear de nuevo. Cuando se hubo librado de la menor, y de la atadura en sus manos, agarro su almohada y se la puso en la cara a Doll tirándola a la cama haciendo presión en la almohada, Doll furiosa hundía sus uñas en las manos de Elizabeth tan fuerte que empezó a salir un poco de sangre en las manos de esta. 

—¡Que divertido! Esto es realmente emocionante—dijo Elizabeth sonriendo—. Lo conseguí... Descubrí que eres igual que yo—murmuró dejando de ahogar a la menor.

Doll al ver que ya no la ahogaba y al escuchar eso dejo de enterrarle las uñas, quito la almohada de su cara y vio a Elizabeth encima suyo.

—¿Qué quieres decir?—pregunto confundida con voz ronca.

La nueva sonrío y se quitó mientras sacudía su ropa, Doll hizo lo mismo pero se detuvo al ver cómo había sangre en las manos de Elizabeth, vio sus manos y debajo de sus uñas también había sangre de la contraria.

—Al parecer en tu mochila hay muchas cosas interesantes. Ya me sospechaba que tú no eras lo qué pretendías.—Doll aún confundida agarro sus listones mirando a Elizabeth con el ceño fruncido—Me pareciste extraña desde que te vi, pero nunca pensé que fueras de ese tipo de persona.

—Disculpa, pero enserio no sé de qué hablas—dijo más confundida Doll atando una de sus coletas.

Elizabeth suspiró, fue hasta su escritorio y empezó a buscar algo, volteo y tenía un cuaderno en manos el cual abrió y lo empezó a hojear, luego lo tiro en la cama indicando que lo viera. La menor volteo a verlo, eran dibujos sangrientos de personas, algunos comiéndose a sí mismos, otros eran cadaveres u otros matando a alguien más la calidad de los dibujos era bastante buena.

—Estos dibujos son descripciones gráficas de tus libros ¿no es así?. Los leí, vi las páginas desgastadas y como garabateabas en algunas hojas. Al parecer, tú también disfrutas conocer la sensación de matar a alguien ¿me equivoco?.

La menor, aún sorprendida por los dibujos solo se limitó a observarla, los dibujos le habían encantado, era verdad, era como dibujar lo que decia sus libros, solo sin la sensación. Pero no imagino que Elizabeth los hiciera. Ahora ella lo sabía, Elizabeth ahora conocía su secreto. 

—Vaya, tú estás igual de mal que yo, ¿no es así? ¿Quien lo hubiera imaginado?—admitió Doll—. Aunque lo sabía, no es normal que andes matando ratones en los callejones.

—Oh, ¿me viste? Hacia tiempo no mataba nada, y quería otra vez tener sangre en mis manos, me encanta la sensación de poder que tengo al hacerlo, y la sangre al terminar—dijo Elizabeth sonriendo—. Siempre estoy aburrida y eso es lo que me quita el aburrimiento, esa sensación de adrenalina me ayuda a salir de la rutina.

«Vaya, está igual de mal que yo» pensó Doll viéndola con desconfianza. 

—¿Es por eso que me invitaste? ¿Querías saber si de verdad era igual que tú? ¿Cómo lo supiste?—pregunto Doll terminando de hacer su otra coleta.

—Nadie es tan perfecto, y si lo es esconde algo, te observe durante un tiempo y lo supe, la hija perfecta, la estudiante perfecta, la amiga perfecta ¿por qué tuviste que ser tan perfecta?—preguntó frunciendo el ceño.

Doll se encogió de hombros.

—Seguí lo que la gente considera normal, solo eso, no quería levantar sospechas. Quería que la gente pensara que era como las demás, así no tendría problemas—dijo desviando la mirada.

—Yo soy igual, seguí eso, lo "normal"—dijo haciendo comillas en la palabra—, pero no podía ser todo perfecta, así llamaría más la atención, y mírate, rubia de ojos verdes, no puedes pasar desapercibida—le reclamó Elizabeth—. Es decir, yo soy hermosa y carismática, voy a ser el centro de atención a donde vaya, pero al menos intentó ocultarlo.

Doll la miró indiferente, para ella era fácil decirlo al no tener algo que sobresaliera, ademas, noto que su personalidad había cambiado bastante. Elizabeth suspiro, y fue hasta un espejo que tenía por ahí, luego abrió un poco su ojo e hizo como si se quitara algo de él, Doll aún confundida solo la miró, cuando Elizabeth volteo la menor la pudo ver. El color de su ojo había cambiado. Era de un color muy distinto, tenía una combinación de tonos cobrizos y azules, los reflejos de la luz hacían que se viera de un color azul-violeta precioso.

—Son... Morados—dijo sorprendida la menor cautivada por el color. 

—Destacan, pero en realidad... No son morados del todo, no se muy bien de que color son, la luz los hace ver morados. Mi madre tiene el mismo color. Por eso tengo pupilentes para no llamar la atención—dijo triste mirando el lente de contacto. 

Hubo un momento de silencio. Ninguno dijo nada. Doll trono la boca.

—Es increíble... Apenas puedo ocultarme y ahora apareces tú a hacer las cosas más complicadas. Tengo un mal presentimiento—murmuro Doll para si misma.



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En el texto hay: asesinatos, muerte y sangre, jovenes asesinos

Editado: 22.07.2020

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