Anomia: pequeñas asesinas

Capítulo 8- Promesa inquebrantable

La habitación estaba desordenada, normalmente siempre se encontraba levantada pero Doll estaba haciendo limpieza la cual dejó para después pues una canción había sonado en la radio y se puso a bailar en medio del desorden.

Movía sus piernas y brazos con delicadeza sin importarle pisar sus cosas. Era hora de la limpieza pero ella parecía disfrutarlo pues con cada cosa que tocaba se ponía a jugar. Decidió que había sido suficiente y empezó a ordenar de nuevo sus cosas.

Mientras ordenaba encontró una pequeña bolsita color blanca que dentro tenía un anillo, este anillo era de fantasía color negro con un corazón que tenía en el interior una especie de cristal rosa. Al verlo sonrió, hacia un rato que no veía ese objeto.

Ese anillo hacía juego con otro, su otra parte la poseía Emily. Esos anillos los habían conseguido cuando hicieron la promesa de ser amigas por siempre, pero el de Emily era blanco con el cristal del corazón color rojo. Siempre los traían puestos pero dejaron de hacerlo cuando el de Doll se rompió un poco y lo mando a reparar. Se le había olvidado ponérselo después de la reparación, aunque resultaba bastante reconfortante verlo de nuevo. Pensó sobre aquel día en que habían conseguido los anillos.

Recordó ese momento con nostalgia, lo recordaba perfectamente. Había sido el día después matar a Victoria, es día fue a la escuela como cualquier otro día. En esos días Emily tenía un aspecto sombrío siendo que una parte de su cabello tapaba uno de sus ojos.

Ese día lucia más nerviosa y temerosa de lo normal, Doll lo asoció debido a que estaba nerviosa por no encontrar a Victoria, era normal, su madre la había regañado mucho por ello. 

—¿Tienes algo? Te vez extraña—pregunto finalmente.

Caviló antes de responder. 

—No encontré a Victoria, le dije a mi madre que se había quedado a dormir con una amiga pero en realidad no tengo ni idea de donde está... No quiero decirle a mi madre, no quiero que se enoje aún más conmigo—había admitido la pequeña niña.

Emily era una niña normal, vivía con sus padres y su hermana, nunca se metía en problemas y quería a su hermana, o al menos eso decía. Nunca recuerda el motivo por el que se hicieron amigas, tal vez por ninguna de las dos tenía a nadie con quien estar. 

—Tu hermana siempre me molesta—dijo, las palabras salieron de su boca sin poder controlarlas—. ¿Por que le cuentas todo lo que te digo?.

Su voz sonó más agresiva de lo que ella hubiera querido. Su amiga apartó la mirada.

—Lo siento—logró articular después de un breve silencio.

Emily era una persona amable y se trataba de valer por la honestidad, le parecía algo malo hacer trampa o engañar a alguien, cuando mentía en algo o hacia trampa en algo, siempre lo decía después de pensarlo, por qué pensaba que si lo decía iba a sacar mejores resultados que si lo escondía, a lo cual Doll era completamente diferente, la honestidad le parecía desagradable, ¿que ganarías al ser honesto con alguien? ¡Nada! Solo perderías, y hacer trampa o engañar a alguien era la actividad favorita de Doll, le parecía necesario hacerlo para conseguir lo que ella quería.

Ese día Doll decidió contestar a la pregunta que su amiga le había hecho: "¿Seremos amigas por siempre?". Emily le había hecho esa pregunta el día anterior, pero sonó el timbre para salir de clases y Doll no respondió por qué quería llegar al callejón a leer sus libros, en ese momento no sabía la respuesta, no podía saber qué pasaría el día siguiente o dentro de 2 años. Pero, la respuesta llego al ver los ojos muertos de Victoria, podía imaginar a toda la familia de Emily muerta o asesinada por ella misma, podía imaginar a toda sus compañeros de clase siendo asesinados por ella, incluso a su propia madre, podía imaginarse matándola. Pero cuando vio los ojos de Victoria lo supo, no podía imaginarse matando a Emily, a pesar de tener la misma sangre, no podía soportar ver cómo ella misma mataba a su amiga... Simplemente no podía. Algo que le resultaba imposible a Doll ocurrió, el que no considerara a una persona como víctima, y si no la consideraba como víctima, podía ser su amiga ¿no?. 

—¿Recuerdas la pregunta que me hiciste ayer?—había preguntado a su amiga—. No te respondí, pero lo hago ahora: ¡claro que si!. Siempre seremos amigas, siempre estaremos juntas en las buenas y en las malas, es una promesa.

Doll no tenía amigos al igual que Emily antes de conocerse, eran perfectas juntas y querían quedase así para siempre. Doll no dejaría que la única persona que confió en ella se fuera de su lado, estaba decidida a protegerla y a mantenerla a su lado sin importarle lo que pasara, incluso aunque la propia Emily no quisiera.

Después de eso hicieron una promesa más formal, a la salida fueron a comprar esos anillos de fantasía. Así tendrían algo con lo que recordar ese día.



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En el texto hay: asesinatos, muerte y sangre, jovenes asesinos

Editado: 22.07.2020

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