Me acomode el uniforme y me acerque al grupo de mis compañeras.
—¡Escuchen! Hemos practicado bastante y todo saldrá bien recuerden pueden seguirme a mí y también a Riss —dijo Sophie confiada de que todo saldría bien— ¡No olviden sus sonrisas niñas!
Cada una tenía un pompón en sus manos uno de color azul otro blanco.
Los chicos del equipo ya habían calentado y faltaban pocos minutos para que iniciara el partido.
—¿No pensaste en hacer dieta? —puse mis ojos en blanco al escuchar la voz de Juliet.
Me quede en silencio y mire a mi alrededor, las personas padres y otros alumnos comenzaron a llegar las gradas.
—¡Ella no está gorda! ¡Tú eres la que tiene grasa en el cerebro! —exclamo Marcus mirando a Juliet.
—Me impresiona que sigas aquí Marcus tú también deberías hacer dieta —contesto la pelinegra entre risas.
Quizás no era de la misma altura que todas y era la más baja del grupo, mis caderas y mis piernas, glúteos eran bastantes llamativos. Aunque según Hazel “las latinas tienen el cuerpo así y son las más hermosas”.
Pero lo mismo desde hacía un par de años había desarrollado esa inseguridad en mi cuerpo.
El partido comenzó y todas empezamos a alentar al equipo cosa que hacían siempre las porristas, hasta que en el medio tiempo toco hacer la demostración.
Y debíamos saltar y mire a Juliet, que me miro con una sonrisa maliciosa. Ella debía ayudar a las otras para evitar que me cayera. Pero fue algo que no hizo.
Resbale tropezándome y golpeando mis rodillas, los demás continuaron y me levante rápidamente. Mis mejillas estaban ardiendo por la vergüenza que había pasado.
Y así el partido siguió, camine a metros de donde comenzaba el pasto. Era obvio que Juliet y su grupete de amigas se estaban riendo.
No quería llorar y mucho menos demostrarle que sus comentarios si me afectaban.
—¿Ris estas bien? —limpie la lagrima de mi mejilla y mire a Marcus.
—Si si por supuesto —por más que intentara disimularlo mis lagrimas estaban próximas a salir.
—Juliet es una zorra la detesto —comento el mientras miraba— ¡CORRE CORRE!
Me di la vuelta y solo distinguí que el jugador con la camisa numero 23 corría con el balón y se la pasaba al 20, el 22 tacleo a uno. Y fue así como marcaron los últimos puntos.
El pitido sonó y todos festejaban, a un costado el chico que había hecho el punto y otros dos se abrazaban alegremente, hasta que mis oídos captaron aquella frase.
—¡Dos y dos punto, dos y tres afuera! —exclamaron me quede inmóvil.
<< Dos y dos… dos y tres fuera>>
No podía ser cierto. ¿O si? Y todos los demás jugadores los rodearon y no vi quien había gritado en ese momento.
—¡Ris! —exclamaron a mis espaldas.
Mire a Hazel que sonreía y pasaba una mano en frente de mi rostro.
—¡Oye! ¿Estás bien? Todos vieron cuando te caíste —dijo mirando preocupada mis piernas.
—Estoy bien iré a cambiarme —dije para alejarme de allí.
¿Y si Rex el árbol estaba más cerca de lo que pensaba? Claramente ninguno de los dos sabíamos nuestros nombres y mucho menos a que escuela íbamos.
Habían cosas que coincidían pero… Levanté mi cabeza y vi que en la puerta de mi casillero había dibujado un cerdo.
Quería llorar del enojo que sentía abrí la puerta y saqué mi bolso para golpearlo con fuerzas.
—Jajaja ¿Te dolió el golpe? —Juliet estaba en frente mío.
Fruncí el ceño y aprete mis labios, y pasé por su lado ignorándola.
—¿A dónde vas cerdita? —dijo agarrándome del antebrazo.
Me solté de su agarre y salí de allí lo antes posible.
Ya el cielo estaba lleno de estrellas, me dirigí hacia el estacionamiento y para mi mala suerte allí se encontraban todos.
En un abrir y cerrar de ojos Tanner venia junto a sus amigos riendo felices por su victoria. Y mi mirada se detuvo en Gared que cruzo mirada conmigo.
—¡Hijo! —volví a girarme y allí estaba papá.
Mire a Esffie que estaba junto a mama con su cara de seriedad y mama que sonreía.
—¡Felicidades, hijo mío! —mamá se acercó a Tanner.
Y así era como había quedado a un lado de todos, no me molestaba porque ya bastante era la molestia y confusión que sentía.
—¡Ris! —papá se acercó a mí con una sonrisa.
No lo dude y lo abrace respirando su perfume.
—Hija —el me abrazaba fuerte hasta que se separó.
—Todos vieron tu caída fue lo mejor aparte del sujeto vestido de mascota haciendo esos pasos ridículos —comento Esffie entre risas.
La mire fulminándola con la mirada, mamá miro con seriedad a papá y luego me miro a mí.
—Es mejor que ya nos vayamos… ¿Por qué no te cambiaste? —pregunto ella mirándome de arriba abajo.
No iba a decirle que las imbéciles de mis compañeras se burlaban de mi.
Nos subimos al auto de papá y nos dirigimos a casa.
—Pedí comida para que festejemos —comento papá sonriente.
—¿Por qué no los llevaste a otro sitio? —dijo mi madre mirando a papá.
Mis hermanos y yo los miramos, así era como una discusión iba a desatarse.
—¿Cuál es tu maldito problema Danna? —papá la miro seriamente.
—¡Es mi maldita casa Joe! —exclamo ella.
Mire a Esffie que estaba de brazos cruzados mirando con enojo a los dos. Y Tanner con una sonrisa que iba desvaneciéndose.
Creo que ninguno de los tres nos merecíamos eso.
—Es mejor que vayas con tus amigos —dije mirando a Tanner.
—Es lo que hare yo no soporto cuando estos discuten —Esffie se dio la vuelta para entrar al garaje a buscar su auto.
Los mire una vez más y se percataron de que Esffie se iba.
—¿Vendrás con nosotros? —pregunto Tanner que estaba por subirse al auto de nuestra hermana.
Negue con mi cabeza y mire otra vez a nuestros padres.
—¡Ves lo que haces por tu maldito egoísmo! —exclamo papá enojado— solucionare esto hija.
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Editado: 16.08.2022