Anotando en mi corazón.

Capítulo 2

Me levanté sintiéndome pésimo. Me había quedado dormida encima de la cama con mi ropa del día anterior y la ventana abierta... Hoy no sería un buen día.

Tomé una ducha caliente para terminar de temblar, estamos justo en el tiempo en que la noche es horriblemente fría y el día es caluroso a morir. Tomé unos pantalones de buzo negros junto a una remera gris, y solo por esta vez sequé mi cabello con el secador en mi búsqueda de cosas contra el resfriado.

Al bajar, Max ya estaba devorando el desayuno que Marta nos tenía hechos. Unas ricas crepas rellenas con manjar me esperaban en mi silla junto a un vaso de jugo de frutilla natural y un Mocaccino (Amaba el moccacino y Marta lo sabía). Al comer el primer bocado no pude evitar gemir de placer gastronómico.

- Marta, tu cocina nunca decepciona, te amo.
- Opino lo mismo que Alex. No te vayas nunca.

Marta reía mientras preparaba crepas rellenas de mermelada de frutilla con stevia para mi madre; Ella no consumía azúcar si era posible evitarlo, es por ello que contrató a Marta, una chef retirada especializada en comida saludable.

- Creo que es una de las pocas veces que ustedes se ponen de acuerdo en algo.
- Es cierto... Será un mal día. - Suspiré sin muchas ganas y mi hermano arrojó una servilleta arrugada en mi dirección. 
-¡Hey! Pagarás por eso.- Arrugué una servilleta y la arroje en su dirección.

Pronto estábamos ambos tirando trozos de servilleta arrugados, Marta observaba divertida la situación hasta que de pronto ya no aguanto la risa y solo nos dijo antes de retirarse a la despensa:

- Buena suerte.

De un momento a otro sentimos una mirada penetrante, por lo que nos miramos ambos antes de girar hacia atrás y ver a nuestros padres furiosos. No necesitábamos nada más que un vistazo de sus caras para ir en busca de la escoba y la pala para recoger nuestro desastre. Ya todo ordenado, se sentaron junto a nosotros y Marta le sirvió el desayuno a mamá, junto a un café cargado con tostadas con palta a mi padre.

Faltaban 15 minutos para entrar a clases, así que me despedí de todos y tomé mi bicicleta para relajarme un poco antes de llegar. La escuela no quedaba tan lejos de nuestra casa, así que después de 10 minutos pedaleando llegue a mi destino, guardé mi bicicleta en un armario construido para ese fin y fui a mi casillero a sacar los cuadernos y libros necesarios para el día.

Pasando la mañana, fui al casino para encontrarme a mis amigas Clara y Samantha. Al entrar, ambas estaban con sus bandejas listas para sentarse y comer.

- Hola chicas, no me esperaron para sacar la comida.
- Lo sentimos Alex, pero hoy sirvieron papas fritas con bistec y queríamos tener una buena pieza de carne.
- Muy bien canallas, ustedes se quedan lo bueno y yo las sobras.

Ambas comenzaron a reír a carcajadas y me indicaron que se sentarían y me guardarían un puesto. Tomé mi bandeja esperando en la fila donde entregan el plato listo para servir y en ese momento escuché como abrían fuertemente la puerta del casino. Al echar un vistazo, me di cuenta de que el idiota de Chad con sus amigos entraron causando un estrago.

Decidí ignorar a su grupito por hoy y me enfoqué en el delicioso plato que esperaba a ser engullido. Sin embargo, el grupo tenía otras intensiones. 

- Pero miren nada más, si es la señorita Alex "captain" Williams. - Su tono sarcástico no pasaba desapercibido para nada. Decidí quedarme callada.
- ¿Que pasa? ¿No nos dirás nada hoy?.- Asomó su cuerpo por delante mio y acercó peligrosamente su cara a la mía.- ¿Te comió la lengua el gatito que no tienes?

Había dado en un punto sensible. Chad me ha hecho la vida imposible durante la secundaria, pero nada tan horrible y asqueroso como lo que había sufrido en primaria, así que siempre aguantaba sus mierdas, excepto por hoy. Un día mi gato se arrancó por una ventana que el idiota de mi hermano había dejado abierta, y al momento de ir a buscarlo me di cuenta que Chad lo había atropellado con su estúpido auto. (Chad tiene 20 años así que ya puede conducir)

- Chad, por tu bien, te pido por favor que te alejes y no menciones más a alguien tan importante para mí.

Su grupito se rió a carcajadas y el ambiente en todo el casino estaba tenso.

-¿Y que me harás? ¿Ah? ¿Ir llorando con mami o llamar al inútil de tu hermano mayor?

Mi paciencia se acababa, sabía que hoy no sería un buen día, pero no esperaba que fuera el idiota de Chad el que lo arruinara.

- Mira, si te hace quedar más tranquilo, en una semana me voy y no volverás a ver mi cara jamás. ¿Contento? Déjame en paz.

Por su cara pasaron emociones que no logré descifrar, y de un momento a otro sentí como por detrás uno de sus amigos arrojó un vaso lleno de agua dentro de mí polera. El grupo y todo el casino se reía ante lo que acababa de pasar, y fue en ese momento, que mi paz interior se fue al carajo.

Me giré rápidamente y lo golpeé fuertemente en la nariz haciéndolo retroceder. Su grito no demoro en aparecer y otro del grupo se acercó con intención de golpearme, esquivé su puño y tomé su brazo para proceder a girarlo hacia atrás para así someterlo a mi gusto. Chad solo observaba perplejo y todos los demás observaban en silencio. El idiota de la nariz rota intentó una vez más atraparme por detrás, y en un descuido lo golpeé con todas mis fuerzas en el estómago con mi codo; Él se arrojó al suelo en obvio sufrimiento junto al otro que tomaba su brazo en señal de dolor.



#38699 en Novela romántica
#9648 en Joven Adulto

En el texto hay: badboy, chica ruda, deportes

Editado: 09.12.2019

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.