Another Cinderella

Prólogo

Hace mucho tiempo, en un lejano lugar existió un reino llamado Amoris. Próspero como ningún otro en su época y aunque era pequeño, lo poseía todo. Diversos ecosistemas rodeaban a aquel Reino dividido en tres distritos, siendo el más extenso un bosque que cubría la mayor parte del lugar. Los buenos reyes de Amoris siempre dieron lo mejor para su pueblo, eran del tipo de personas que realmente se preocupaban por los demás. Aunque nunca lograron erradicar males como la pobreza o el hambre que sucumbía principalmente al Tercer dDstrito, hicieron todo lo posible por ayudar a los menos favorecidos.

Sin embargo, tiempo después el rey de Amoris falleció. Su esposa, la reina, no tardó mucho en caer en una profunda depresión por la falta de su amado, y ella dudaba si pudiese seguir así más tiempo.

El reino de Amoris quedaría a cargo del único heredero a la corona:

El Príncipe Castiel I.

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La vista hacia el jardín de rosas en perfecto estado se veía maravilloso desde el balcón del Palacio Real; en el cielo solo surcaban lo matices naranjas y rojos del crepúsculo, indicando que pronto anochecería, y así daría fin a un día más de su agonizante espera. Volvió a posar su vista en las rosas ¡tantos recuerdos le traían a la mente aquella extensión de tierra! El olor del perfume llegó hasta sus fosas nasales, y lo inhaló cerrando los ojos; aquel acto sólo aumentó su nostálgico letargo.

—Siempre nos gustaron las rosas —sonrió con tristeza al recordar al hombre al que había amado durante toda su vida. Por otra parte, sólo un suspiro cansado escuchó de parte de su interlocutor—. Tanto que quiso plasmarlo en las capas de la Guardia Imperial.

—¿Para esto me llamabas? —la voz masculina con un toque de fastidio se hizo sonar en el aire.

—Veo que todo esto no te afectó en absoluto. ¿Qué diría el pueblo cuando sepa que el futuro Rey de Amoris es una persona fría como la mismísima nieve? Qué decepción.

—Te equivocas. Me dolió tanto como a ti. Pero no dejo que eso me afecte en absoluto como lo hiciste tú. Casi incluso parece irreal. Ficticio. Actuado —ella volvió a sonreír.

—¿Sabes a qué le tengo miedo? —Ignoró la última acusación—. A morir sin conocer a mis futuros nietos. Sin ver a mi familia completa. Mi salud se está deteriorando poco a poco, presiento que pronto dejaré éste mundo, y me reuniré nuevamente con mi amado— sólo hasta este punto se dignó a verlo a los ojos—. Por lo que pido, hijo mío, que me ayudes a cumplir ése sueño.

—Ya habíamos hablado de esto.

—Haz rechazado ya a todas las candidatas, y pronto cumplirás 18 años y con ello tu coronación. No me queda otra opción que tomar medidas drásticas. Hijo, por favor concede el último deseo de tu madre.

Masculló una queja, cerrando los puños con evidente modestia y girando los pies sobre sí mismo para alejarse de allí; pronto lo siguió una tercer persona que no había emitido palabra alguna desde que llegaron.

—Lysandre —llamó a ese joven antes de que desapareciera de su vista—, encárgate de los preparativos.

—Como ordene, Majestad.

 



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En el texto hay: fanfic, romance, corazondemelon

Editado: 01.02.2023

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