Another Cinderella

Capítulo XIV

Iris alisó el delantal blanco de su uniforme, acomodó una vez más el lazo que había en su cabeza y se aseguró de que su largo cabello rojizo estuviera bien trenzado. Debía lucir totalmente pulcra y ordenada, ninguna arruga o mancha era admitida en las vestiduras del personal que atendía el palacio o se llevaría una buena reprimenda por parte de la jefa de mucamas. Sin embargo, dejando de lado el estricto reglamento que debía seguir, más que nunca en ese día quería lucir perfecta.

Llevaba toda la semana deseando que llegara el día de la limpieza del ala oeste del palacio real, no precisamente por el trabajo que implicaba: Detestaba los miles de ornamentos de valor incalculable que debía cuidar cada que sacudía el polvo si no quería que cayeran al suelo y se rompieran en mil pedazos.

Un escalofrío le recorrió solo de pensar en la deuda que cargaría toda su vida si algo así llegara a suceder… pero el amargo pensamiento pasó rápidamente, pues cuando finalmente llegó al área asignada, el corazón comenzó a latirle más y más con fuerza y siguió incrementando cuando su mirada se posó en la entrada de un salón en especial. Las grandes puertas de madera cerradas revelaban el precioso grabado de una corona sobre tres rosas con espinas, el escudo que distinguía a la Tropa Real de Élite.

Era consciente que en ese momento dentro del cuartel se estaba llevando a cabo una importante reunión entre los líderes de distritos, la Tropa de Élite y el príncipe de Amoris.

Iris comenzó su labor, pensativa. No le gustaba indagar en qué clase de temas importantes estarían considerando ahí, o si aquella reunión supondría buenas o malas noticias para el resto de los habitantes de Amoris. Aunque esperaba que no fuera lo último, estaba plenamente convencida de que si algo malo llegara a pasar en el reino, los guardias harían todo a su alcance para defenderles. Los había visto trabajar diariamente, entre arduos entrenamientos bajo el sol y extenuantes reuniones que solían terminar a altas horas de la madrugada.

Y había uno de ellos en especial que había capturado su total atención.

Recordaba cada detalle de su primer encuentro. Iris con doce años había llegado para trabajar como ayudante en los lavaderos, pero por falta de personal fue enviada a las cocinas. En aquel entonces le parecía que el palacio se asemejaba a un gran laberinto, y terminó perdida entre los pasillos de la gran construcción. Y entonces, cuando estaba a punto de echarse a llorar, a doblar una esquina chocó con un chico que amablemente le ayudó a llegar a su destino.

Después supo que aquel chico en realidad era un guardia muy respetado dentro del palacio, y un valioso elemento de la Guardia Imperial, lo que aumentó su curiosidad por aquella persona. No era normal que los guardias se preocuparan con tanto ahínco por personas que no fueran de la familia real, pero él trataba a todos equitativamente. Y aunque no tenían una amistad estrecha, ese guardia siempre estuvo ahí, a su lado: en su primer día perdida en el palacio, en la ocasión en la que se le acusó falsamente de robar joyería de la reina, cuando su hermano menor estuvo gravemente enfermo…

Y cuando fue nombrado miembro de la Tropa de Élite, Iris se alegró demasiado que le cocinó tantas golosinas que tardó un mes completo en acabárselas, tan solo para felicitarlo por su ascenso.

Por mucho tiempo Iris creyó que el sentimiento que había en su pecho era de pura admiración hacia la persona que la había ayudado en los momentos más difíciles, pero también sentía admiración por el príncipe y su corazón no saltaba enloquecido cada vez que escuchaba su voz. Fue tan solo el verano anterior que se dio cuenta (gracias a su mejor amiga, Melody) que lo que sentía era amor.

Suspiró. Realmente añoraba tener un romance tan apasionado como el que había entre el príncipe Castiel y la señorita Alice. Aunque estaba convencida de que aquel guardia la seguía viendo como la pequeña niña perdida entre las paredes del palacio real, nada le impedía seguir albergando una pequeñísima esperanza de sus sentimientos algún día serían correspondidos.

Iris estaba tan concentrada fantaseando en el próximo encuentro que podía tener con el guardia dueño de su corazón que una exagerada carcajada proveniente de aquella sala la tomó desprevenida y le provocó un gran sobresalto e hizo que el jarrón que estaba limpiando se resbalara, estrellándose en el acto.

Su mayor pesadilla se acababa de cumplir.

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Kim Allen, a sus diecinueve años, era la mujer más joven dentro de la Guardia Imperial en adquirir un cargo tan elevado como Líder de Distrito. Y aunque el trabajo de velar por la seguridad de Candy parecía recaer en alguien serio, Kim no paraba de proferir carcajadas escandalosas.

Frente a ella Dorian Holtzer, Líder del Tercer Distrito, le miraba con furia.

—¡Señorita Allen, no es momento para reír! —le reprochó enojado. Su frente se encontraba totalmente roja.

—Discúlpeme, señor —le respondió aún riendo—. Pero su propuesta es simplemente ridícula.

—¿Se burla de nosotros? —el líder del Segundo Distrito, Jason Kahler, se inclinó con evidente molesta, no daba crédito a sus palabras—. ¿O acaso no se preocupa por la seguridad del reino? Seguramente ha estado desperdiciando su tiempo por ahí.

Kim calló. Y después frunció su ceño.

—Espero haber escuchado mal, señor Kahler. ¿Acaba de decir que no me preocupo por la seguridad del reino? ¿Que desperdicio mi tiempo?— dijo con voz grave. El verde olivo de su mirada brillaba con intensidad—. ¿Quiere saber realmente qué es perder el tiempo? ¿O debo recordarle a quiénes enviaron a Dolce para proteger a la reina durante las celebraciones de boda el año pasado? Pasé una semana lidiando con soldados ebrios, entre los que estaba usted, debo añadir.

Ninguno de los dos líderes contestó. Kim entrecerró sus ojos y lanzando una mirada suspicaz se inclinó hacia ellos. Jamás lo reconocerían, pero aquel gesto les intimidó por unos segundos. Ella siguió hablando, elevando su voz a cada palabra, y acortando la distancia que había entre ella y los dos hombres, aún sobre la mesa que los dividía.



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En el texto hay: fanfic, romance, corazondemelon

Editado: 01.02.2023

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