Capítulo 1 | Un ser desconocido
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«¿Recuerdas aquel día?
¿El lugar?
¿Las circunstancias...?
Y esos... misterios que acompañaron nuestra insignificante existencia.
Preguntas que jamás serán resueltas.
Ja...
Es una pena que esto deba terminar así~
¡Ja...! ¡Jajajaja!
¡Es una verdadera lástima!»
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¿Q- qué...?
Agudo, y tétrico.
Penetrante. Aquella voz hacía que mi estómago retorciera hasta más no poder.
Sentía que despertaba de una pesadilla. Un infierno ardiente donde solo podría escapar si anhelaba la muerte.
Algo crujió.
... Tengo el estómago vacío...
A pesar de estar confundido, mi cuerpo exigía con ansias algún bocadillo y abundante agua.
También siento nauseas.
¿Será este algún efecto de la deshidratación y falta de nutrición?
Mientras más recuperaba la conciencia, nuevos efectos llegaron a mi cuerpo.
Contusiones en las extremidades, dolor de nuca, pecho y espalda ardiendo.
Estaba en condiciones pésimas.
—Ey... ¡Ey...!
¿Ey? ¿Se refiere a mi?
Ese llamado podría ser para cualquiera. Pero por alguna extraña razón presentí que la extraña y lejana voz se dirigía a mi.
Apenas abría los ojos. Pero solo eso bastó para encontrarme con la realidad del asunto.
¿... Qué...?
—¿Estoy en...?
De cabeza, me encontraba sujeto a un confuso espacio redondo.
Estar en esta posición justifica el mareo...
Mi cuerpo mostró cansancio, esto impidió que moviera un solo músculo.
—¡Ey...!
Aquella persona seguía en su reclamo.
Las fuerzas que mantenían mi pecho atado de cabeza eran cinturones metálicos.
Rodeaban mis hombros hasta terminar envolviendo el torso.
—¡Tienes 1 minuto para dar la cara!
¿Hm...? Oh no, esto es malo.
Cuando la corriente de aire entró por el amplio agujero que conducía a la luz. Mi cuerpo entero sintió un escalofrío inmenso, sin tener nada que cubra la ventisca.
¿No podría ocurrir algo peor...?
Lastimosamente, me encontrada desnudo. En una pequeña esfera, y a punto de perder la calma.
Muchas dificultades se acercaban al mismo tiempo.
—¿Este lugar... No está un poco caliente?
También estaba transpirando, las pequeñas gotas caían de mi frente a la superficie.
Recuperé un poco de escasa energía para inclinarme hacia delante e intentar soltarme de alguna manera.
Pero-
Observé muchos botones coloridos, variaban del rojo hasta el azul, casi formando un arcoíris disparejo.
Aunque... Mirando bien, estaban esparcidos por toda la pared unificada dentro de la esfera.
No solo era eso, estaban todos derretidos. Como si una gran flama hubiera calcinado su función, y a la vez descompuesto su utilidad.
Una vaga idea llegó a mi mente.
Sobrecalentamiento...
¿Por qué esto ahora?
Podría asumir que no es más que un recuerdo.
...
¿Pero de dónde?
—¡Veinte!
Efectivamente, todo el interior está arruinado. Desde el asiento que me mantuvo, hasta las oscura pared unificada.
La única salida estaba frente a mi. Un agujero podrido e incinerado.
—¿Cuánto esfuerzo necesito para llegar hasta allí...?
—¡Cero!
¿Otra vez...?
Al parecer, estaba haciendo un conteo hacia atrás.
Supuso que no hablaría, tomó cartas en el asunto y fue acercando sus pasos hacia mi.
No respondí, esto era porque no tenía la menor idea de quién se trataba.
Poco a poco, el ruido de las pisadas se intensificaba.
Si llega aquí...
—¡Vemos que te faltan oídos! ¡Sal de una vez!
Mantuve mi presencia oculta entre las paredes mientras ella examinaba el lugar. Aquella persona introdujo su cabeza por el amplio agujero para buscarme.
En algún momento se dará cuenta.
Este lugar era tan pequeño y angosto, solo era cuestión de tiempo. En cuanto ella asome la vista hacia la parte superior...
—......
—¿Dónde...? ¡Ajá! ¡Te encon---
Era inevitable.
—¡Qué cara-!
Resulta que... Si era una mujer.
Oí un grito de vergüenza algo forzado, como si solo tratara de fingir impresión.
Desplomándose en el suelo, un fuerte impacto metálico llegó a mis oídos.
¿Tendrá puesto algo sólido?
La única idea que pensé fue la posibilidad de portar una armadura.
¿Pero con esta temperatura?
—¡Princesa! ¡¿Se encuentra bien?!
Una nueva persona se unió al revuelo. Esta vez un hombre con voz gruesa.
No puedo verlo desde aquí. No, mejor dicho, no logro percibir nada a mi alrededor dentro de esta cosa calcinada.
¿Princesa...? ¿Se referirá a ella?
Pocas pruebas, pero ninguna duda.
—¡Sa... Sal de allí! ¡No existen reparos para un sirvengüenza!
Estaba de más mencionarlo...
—¡Muéstrate! ¡Es una orden!
¿Esta es la parte donde debo obedecer?
Su amenaza no llegaba a mis oídos. No hay motivos para acatar su orden si no me encuentro al margen de la situación.
Aunque, ella no pensará lo mismo, claramente.
......
Imaginaba en quién era esta mujer. Su rostro resultaba muy joven. No tan alejada de una adolescente común, pero con algo de frialdad.
Pupilas que reflejaban el amatista radiante, junto al cabello oscuro, matizado entre el negro y el blanco.
Hablé desde aquí. Con la esperanza de que fuera escuchado seriamente.
—¡...Es imposible salir así! ¡Ya viste... mi estado actual!
Casi lo digo...
—¿Oué escucho...? ¡¿Impones tu palabra en contra de la reina?!
¿Reina?
—¡Silencio! ¡No tienes derecho a exigir nada! ¡Sal de allí...! ¡Y hablaremos de esto!