Capítulo 16 | Noches difusas
1
Qué fresco.
Los Fokus comienzan a iluminar las calles apenas se pone el sol, pero no transmiten calidez o alguna clase de alivio. Solo están allí, sin más.
Extraño los faroles, al menos calentarían mi cuerpo dentro o fuera de esta ciudad sin calma.
—Hechos pasados, hechos pasados mujer, ya no pienses en eso...
Tengo hambre.
Quizás debí comer algo en vez de deambular por la biblioteca.
Estos días pasé mi tiempo dentro del castillo, considerando aumentar mi conocimiento en distintas artes. Leer libros, conocer a gente o entrenar mi cuerpo, pero mis ánimos están por los suelos. Solo pienso en una cosa, sin rendir los pasos necesarios.
Una figura familiar se aproximó a mi lado, acompañando mi vista hacia el cielo nocturno.
—Ah, estás aquí.
—¿Así sin más? Ten un poco de consideración por mi, Cinthia. Después de todo vine aquí a ayudarte.
—... Si, claro. Me alegra verte.
—Eso no sonó muy sincero, pero supongo que lo entiendo.
No podría decirle a Confert que esperaba a alguien más. Imaginé muy poco que su amigo Jetsum viniese a último minuto, pero al menos ya tengo en claro la baja posibilidad de que ocurra. No podría renunciar a su puesto sin notificarlo, además, lo notaba agotado y casi abatido estos últimos días. Tarde o temprano se dará cuenta que necesita descansar.
Confert desenvolvió una caja humeante que traía en sus manos. Mis sentidos se activaron al percibir un agradable olor del interior.
—Ya que soy bienvenido aquí... mira, traje unas bolitas de carne para pasar el rato antes de comenzar. Ten, un palillo para ti y otro para mí.
—No era necesario... De verdad.
—No es veneno, ten buen provecho.
—No... No quise decir...
—Adelante, sé que tienes hambre. No veo que esa cara diga lo contrario.
—Ay...
Terminamos con lentitud la comida, tomando 7 porciones de las 10 que habían en total.
Eran saladas y con buena cantidad de carne. No había probado un aperitivo así desde que lo preparé junta a mi...
—... Lo siento.
—Descuida. Prepararé más cuando vuelva a casa.
—No, no es eso. Lo siento... por tratarte mal estos últimos días. Fui muy malagradecida con la ayuda que ofreciste, incluso te evitaba. Aunque hayas hecho falta por aquí, de seguro nada hubiera cambiado. No sabias nada, es natural.
Quizás el resultado hubiera sido distinto, pero ya no había forma de verlo. Todo pasó de la noche a la mañana, sin que alguien se diera cuenta de la tormenta que llegaría.
Sujetó mi mano firmemente sin quitarme la mirada. Se mostró más serio que de costumbre.
—No pases mi estupidez por alto, quizás hubiera cambiado las cosas, lo sigo pensando porque sigo creyendo que mi inconsistencia arrebató a tu familia. Estar a tu lado es lo menos que puedo hacer para compensar mi error, trato dar siempre lo mejor para redimirme. Nunca me perdonaré por esto, ni nadie lo hará.
Ayuda de la forma que puede, aceptando culpa.
Hace un tiempo éramos simples desconocidos que hacían su trabajo sin mirar atrás, pero nuestro vínculo fue desarrollándose más hasta volverse una amistad cómoda. El tiempo nos quita cosas, pero también hace crecer otras.
Su preocupación comenzó al enterarse lo que había ocurrido a mí alrededor.
Cada vez que podía tocaba mi puerta para corroborar que me encontraba bien. Cuando lloraba se encontraba allí para abrazarme y sujetar mi corazón hecho trizas.
No había nadie más, el resto solo nos observaba de lejos con lástima. No entienden este dolor, así como yo no lo conocía.
Confert ya tenía experiencia en eso, y por ese motivo se mantiene conmigo. Aún puedo luchar por conseguir la verdad sin importar tropiezos. Lo sé porque ya casi pierdo todo. Fallar será un raspón más. Solo que no lo haré sola, Confert está allí. Está aquí. Y juntos nos volveremos a levantar.
¿Cómo pude olvidar eso? ¿Cómo puedo culparlo por ser... humano como yo? ¿Acaso ignoré todo este tiempo lo que pasábamos juntos antes de llegar a la ciudad? ¿Cómo fue que nos conocimos y llegamos a estar aquí?
—Gracias Confert. Eres lo único que aún tengo conmigo. Gracias por todo, de verdad.
—Por un momento pensé que habías perdido la cabeza. Hacemos lo que podemos, pero tampoco debes descuidarte. ¿Por qué traes la mano herida otra vez?
Era inevitable ocultarlo. Después de todo por eso tomó aquella mano.
—Lancé mi puño al espejo, otra vez.
—Esta mujer... ¿Nunca aprenderás que lastimarte solo te retrasará? Y pensar que querías ir a toda velocidad, como en aquella búsqueda por el desierto.
—Intento aguantarlo. Si estás aquí, aún creo que puedo controlarlo.
—¿Qué dijo Ballery? Que seamos prudentes.
—Esa chica... Me pregunto qué estará haciendo ahora. Pero tiene razón, he sido imprudente.
Cuanto antes sane mejor para mi, así podré manejar un arma. Los perpetradores podrían escapar si mantenemos un ritmo lento.
—Bueno, ya basta de relaciones amistosas. Centrémonos en el plan.
—Vaya cambio de humor. Y parecías una flor marchita a punto de perder sus hojas. Bueno, vamos allá, dijiste que tenías a un sujeto clave para interrogar.
No discutió y abandonamos la central rumbo a cierto lugar poco concurrido. Muy aparte de eso, Confert tenía que mostrarme algo importante, pero dijo que mantengamos la espera unos días más. Se trataba de «Ese favor». De hecho, lo llamé desde muy temprano cerca al callejón donde perdimos a aquel perpetrador. No encontramos pista alguna hasta que mencionó sobre aquella cosa relevante.
—¿Cómo empezaremos? ¿Caminar sin más hasta encontrar rastros? No sería una idea muy innovadora.
—Ay cállate... Pensaba que deberíamos proceder a plantear posibles sospechosos.