Capítulo 19 | Inhumanos
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El ataque de fatiga era normal. Apenas pasaron días. Me sentía agobiado. Tendría que repetir este proceso una y otra vez hasta encontrar una forma de salir impune.
Al menos valoro cierta parte en este trabajo, estos son los recesos luego del amanecer, sin olvidar de cada almuerzo tan pronto como cae el sol. Actualmente es mi segundo horario preferido, por lo que decidí venir tan pronto como el reloj marcó las 6.
Fui directamente para el comedor luego de ir a la armería y reponer gastos por mi casco. Volver al Sanatorio por el antiguo me tomaría mucho tiempo, eso si la pieza estuviese allí. Opté por costearme una réplica lo más pronto posible. Ahora que pagué con una moneda de oro, tengo mucho cambio dentro del bolso. No puedo olvidar que intenté conseguir una de esas cuerdas doradas, pero apenas y logré obtener información a cerca de su función. Resulta que de momento están agotadas y requieren un permiso especial de capacitación. Tan pronto como pueda obtendré ese permiso.
Salir de día o noche, no traen más que problemas.
Tenemos dinero, así que de inmediato debo cambiarlo por artilugios importantes, es tonto no aprovecharlo. Una simple espada no sería suficiente al momento de luchar, ya lo tenía claro.
Otros guardias portaban cuerdas, químicos arrojadizos, incluso poderes inimaginables. Todo eso nos vendría bien, sin embargo, debemos ir paso a paso.
—Esperé por esto.
Puré de papas acompañado con carne guisada. Un menú especial por hoy, e impensable perdérselo.
Sin embargo...
¿Y la ensalada?
Busqué de reojo en la bandeja, sin encontrar una sola lechuga.
Volver hacia las reparticiones tomaría una larga cola que enfriaría mi comida. No había de otra, un día sin verduras tampoco haría daño.
Estaba por dar el primer bocado, cuando de pronto un silencio repentino invadió el comedor.
—Todos. Hay un anuncio importante en la central. Reúnanse de inmediato, orden del escudero BlueHite. Sin excepciones.
El aviso impuesto por La Dama de la Administración era claro. Tanto guardias como sirvientes y cocineros dejaron a un lado sus bandejas para salir del salón.
No sabía que Confert podía hacer este tipo de cosas. ¿Por qué tan repentino?
Había preocupación. Sudaban por montón pero eran igual de extraños como los rostros desinteresados; distintas reacciones se agruparon en fila rumbo al exterior. Para ser multitudes enormes, mostraron una formación excelente. No lo habría hecho mejor.
Mastiqué rápido todo lo que pude mientras esperaba en salir de último, obstruiría la formación sin tener un poco de disciplina.
El mensaje se extendió por todo el castillo. Cada guardia salía de su puesto, exceptuando a personal seleccionado elegido para cuidar de este sitio mientras se producía la gran ausencia.
Intenté buscar a Hitome, pero tanta gente me hizo imposible localizarla. Me pregunto si ella se quedará adentro.
Armaduras por todas partes, pero ningún noble o hechicero. Normalmente ellos serían las figuras principales e interesadas. Algo no andaba bien. Había gente que parecía entender la situación, pero otras que no.
Como sea, tampoco tengo muchas opciones. Obedecer es parte del mandato.
La marcha iba incrementando su tamaño, a medio camino comencé a cuestionar por qué esperaba menos público. Mucho menos...
Resulta que los civiles también serán testigos. Todos eran expectantes de la gran plataforma que mostraba una enorme carpa negra cubriendo algo. Ampliamente alta e innecesaria, al menos así la consideré desde el principio.
No creí estar presente una vez más para estas cosas. Todo me recuerda a Ballery, esa extraña sensación rasga mi garganta.
—¡Heeeey! ¡Jetsum! ¡Por aquí!
Por supuesto, olvidé ponerme el casco.
A pesar de tenerlo en la cintura, agarré cierta costumbre a sentir el aire fresco.
Veamos quién me llama.
Me dirigí bajo la carpa de un restaurante al aire libre, habían sillas y mesas fuera de la entrada; allí estaban...
—Ustedes dos, vaya sorpresa.
—¡El Sr. Confert me dejó con Hitomi! Parece que quiere enseñar algo a todos. ¿Serán buenas noticias?
Observé a Hitome, quien tampoco parecía tener idea de nada.
—No me mires así... Estoy más que agradecida por tener al fin un poco de tiempo libre.
Cabeceaba por momentos, revelando su gran falta de sueño.
Tomé asiento junto a ellos en una silla disponible. No había más remedio que esperar a la conclusión del anuncio, así que comencé una charla.
—¿Cómo vas?
—Oh, bien... Hay más trabajo de lo habitual gracias a esa tonta prueba. Incluso yo debo hacerla.
Cuando digo que nadie se salva, nadie lo hará. Deberían tener más consideración hacia trabajadoras como ella.
—Parece complicada. Aunque trabajas en ello, ¿no tienes idea de qué trata?
Quizás así nos pueda ayudar. Cumple encargos todo el tiempo y recibe pedidos personales de Ballery, es la obrera estrella.
—Zzz...
...Se durmió.
No me atrevería a molestarla, trabaja mucho y es la primera vez que veo de ella tomarse un descanso. Recuerdo que al principio se esforzaba en ocultarlo.
Por otro lado, Gark comía una gran tortilla en tiempo récord sin algún tipo de bebida.
—Ñaaam, ñam, ñaaaam... ¿Ahora qué hice?
—Deberías alimentarte mejor.
—¡Quizás luego! Ya estoy harto de sopa. -Observó un segundo el aceite escurriendo.- Aunque...
Eso no lo esperaba, parece que tomó en consideración mi palabra demasiado rápido.
—Piensa en un Gark más grande, ¿será alto y fuerte, o gordo y debilucho?
El cuerpo comienza su desarrollo desde muy temprano. Si tiene una vista hacia el futuro, considerará el fuerte impacto que traerá descuidar los aspectos de su vida, como por ejemplo la comida diaria.