Capítulo 23 | Eclipse
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...
Comenzaba a extrañar este sitio. Claro, si pudiera considerarlo como uno.
Después de tanto alboroto empiezo a considerar este espacio oscuro y vacío como un lugar de relajo.
Insonoro, tranquilo y libre de cualquier presencia, incluso yo no podía verme.
Un verdadero espacio personal, sin luchas o problemas. Sin embargo, parece que otra vez estoy durmiendo.
Es raro, recuerdo perfectamente lo último que vi, esa persona viscosa... como fui arrojado hacia abajo.
Algo debe producir esta situación, alguna cosa que aún no entiendo. ¿Será tan fácil como quedar noqueado? No, nada es simple...
Las veces que estuve aquí son muy escasas, nunca tuve tiempo suficiente para adaptarme y entenderlo. Incluso un vació sin fin y absoluto puede albergar trasfondo, quería averiguar sus aspectos.
Bueno, aquí comienza de nuevo. Las extrañas manifestaciones.
Una línea delgada de luz apareció de repente, flotaba sin rumbo lejos de mi vista, comprendí que los límites en este espacio simplemente no existían.
Aquella figura trajo consigo acompañantes. Una tras otra, comenzaron a viajar por todas las direcciones posibles, querían ocupar cada centímetro de mi atención a base de dibujos que cobraban vida.
Era un océano perfectamente simulado, imitaban la perspectiva de un pez navegando por el agua.
Las líneas comenzaron a tomar color, un sin fin de detalles amarillentos fueron cambiando hacia otro tono más oscuro. La impecable ruta marítima fue deshecha a una cosecha macabra, comenzaron a flotar pilas de cadáveres rozando cada escama del pez. Miles de su especie fueron degollados.
Imbuido en la locura, comienza a nadar más rápido, tratando de alejarse lo más posible de esta carnicería tortuosa. Algo los estaba cazando, él sería el siguiente.
No paraban de salir, el agua se tornó cada vez más en absoluta sangre sofocante. Aquel pez no podía más, se detuvo a considerar su inevitable destino, vaya a donde vaya, sería carnada fresca.
Un momento... ¿Carnada de qué?...
Preso del dolor, escucha un jadeo detrás.
No tenía el valor de voltear a ver, podría tratarse de su asesino.
No tenía sentido, era inútil huir, ya estaba cansado.
Aceptando su cruel castigo, el pez disipa toda fuerza mientras mira al frente, conmocionado por los traumas pasajeros.
...
Pasó uno, dos, cinco minutos, sus venas estallaban de dolor. Sin embargo... aquella voz nunca se acercó.
Le resultaba extraño, a estas alturas ya no podría tratarse de un tiburón, mucho menos de una amenaza.
Volteó. Lo que observó fue inesperado.
Era otra de los suyos, vistiendo algas que cubriesen sus escamas devoradas.
En vez de acecharlo, exclamaba en voz baja con horror, ahogándose de pronto con su propia sangre en el fondo del océano:
—¿Por qué...? ¿Por qué estás sonriendo?
Debido a la inútil inmersión, perdió a su última compañera, sin darse cuenta.
Lo perdió todo.
Se preguntaba qué ocurrió, la razón de su desgracia.
¿Por qué?
Me preguntaba qué pasaba.
Me preguntaba...
Tardé mucho en percatarlo.
El pez era yo.
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—......
¿Desperté?
Esta vez fue más largo. Demasiado.
Estos sueños podrían contener un significado más profundo. Quisiera averiguarlo, reflexionar en este momento, pero tengo otros problemas sueltos por aquí.
Parte de mi ceja hormigueaba, sentí una leve picazón por dicha zona vendada. Pude notar como la tela envolvía mitad de mi cabeza, cubriendo por completo el ojo izquierdo.
Lo último que pudo ver antes de esto fueron unas garras cortando parte de mi cara, no hubo más luego de eso, quizás producto del dolor.
Sin embargo, las perforaciones podían sentirse. Un ardor pequeño persistía recorriendo mi frente hacia la oreja, sentía cada punzada, sin embargo...
No hay dolor en mi ojo. No, ni siquiera la siento.
—No... puede ser.
Seguí la palma de mi mano hasta los pies. Traía la ropa cubierta de sangre seca. Fui despojado de mi armadura, junto al resto de mis pertenencias personales.
¿Dónde estoy?
Me encontraba dentro de una carpa médica, podía notarlo por la cantidad de estantes con medicinas e instrumentos quirúrgicos.
En eso, detecté dos objetos particulares: El bolso sin fondo y un papel estropeado, ambos en custodia de una durmiente chica reposando sobre una mesilla.
—Hitome...
Acurrucada entre brazos cruzados, respira silenciosamente cuidando de mis objetos valiosos. Sería extraño que ese fuese su único propósito, seguramente esperaba que despierte pronto, por lo visto el cansancio pudo antes con ella.
—... No... no mueras...
Murmuraba cosas. No parecía ser consciente de ello, dejaba llevarse por sus pensamientos.
Quería despertarla, pero alguien estaba a punto de entrar desde afuera. Podía sentir el paso de dos personas venir hacia aquí.
Volví a recostarme como había despertado y entrecerré el ojo. Obtuve una perspectiva del suelo, pero era suficiente con oír sus voces, allí me di cuenta de una cubeta grande llena con agua roja, al parecer estaban limpiando mis heridas y la dejaron a un lado bajo la camilla.
—Venga North, cámbialo de ropa y yo la llevaré a ella, será rápido.
—Si... Como decirlo. Es que... Aún no me agrada la idea... ¿Segura no podemos despertarlos?
Eran ellos, los cabecillas del grupo, habían vuelto de la nada. Recuerdo la última vez cuando los vi juntos, fue antes de perderse dentro de la neblina. ¿Habrán llegado intactos?