Antares: Etoile d'hiver

Capítulo 3: Una amiga

La mujer que me acompaña toma asiento frente a mí, con los pies cruzados al estilo Buda. Percibo su mirada atenta, pero me siento incapaz de reaccionar. Lo único que quiero es regresar a mi hogar, encontrarme con mis conocidos y saber que están a salvo.

— ¿Te encuentras bien? —cuestiona, llamando mi atención.

—No, en absoluto. Había más personas conmigo cuando alguien me atrapó; luego desperté aquí. ¿Les hicieron daño?

—Quisiera ayudarte… ¿Cuál es tu nombre?

—Hiver. Disculpa, he sido descortés.

—No te preocupes, es comprensible. Te diré lo que sé, aunque, estando en tu misma situación, puede no servir de mucho.

—Estaré sumamente agradecida. Siento que estoy a punto de enloquecer.

—Bueno, para comenzar, eres la única que trajeron a bordo desde hace tiempo. Si no me equivoco, no planeaban traer a nadie más, pero no sé qué sucedió para que terminaras aquí —me dice, y siento que un gran peso se me quita de encima. Al menos no trajeron a nadie más, pero ahora me preocupa algo más.

— ¿No lastimaron a nadie, cierto? —cuestiono, exteriorizando mi preocupación.

—Tranquila. En ese momento aún no me habían encerrado, y la misión era de simple reconocimiento. Nadie salió herido, bueno, tú, pero como ya te dije, no eras parte del plan. Llegaste inconsciente y duraste muchas horas así; todos pensamos que estabas sin vida. Después me encerraron aquí y no supe más.

—Había escuchado algo de esa teoría —musito, recordando las palabras del capitán.

—Sí, bueno, al menos puedes estar tranquila porque nadie de los que estaban contigo fue traído ni lastimado.

—Eso me tranquiliza un poco —admito. Realmente, saber que únicamente yo me encuentro aquí es un alivio—. Ahora, ¿puedes hablarme un poco más de este lugar? ¿Qué hacemos aquí? ¿Por qué?

—Llevo en este lugar aproximadamente un mes y he visto… eh… cosas. Este barco es… ¿cómo decirlo? “Místico”. Como ya te debes haber percatado, no navega por los siete mares como cualquier barco; flota, pocas veces desciende, se mantiene en el cielo. Y aquí viene lo interesante: viaja a través de diferentes dimensiones utilizando portales que se abren y cierran; también viaja en el tiempo, no solo al pasado; no hay época que no pueda visitar. Pero no sé cómo eligen a cuál ir, o si simplemente el barco lo hace. Yo, por ejemplo, provengo de una dimensión diferente a esta, pero he visto seres de esta misma dimensión, de diferentes épocas. Creo que nos toman como un tipo de trofeo o recuerdo de los lugares que visitan. Cuando la cantidad de prisioneros es demasiada, los venden, dejando a unos cuantos.

Escucho atentamente lo que Coralie me explica. Ahora comprendo la manera de vestir de cada individuo que he visto; no es que provengan de una fiesta de disfraces, sino que han sido tomados de diferentes épocas y, al parecer, diferentes dimensiones. Esto es cada vez más extraño. No siendo suficiente con tomarnos como rehenes, nos obligan a ser esclavos, nos lanzan por la borda o nos venden como mercancía. ¿Qué clase de lugar monstruoso es este? Definitivamente es la peor pesadilla que he tenido, si acaso es una pesadilla. Procesar toda esa información me está ocasionando un terrible dolor de cabeza, o tal vez sea por el golpe que recibí, el tiempo que estuve inconsciente, el frío… el dolor es insoportable.

—Creo que debes descansar. Mañana puedo hablarte un poco más respecto a esto; después de todo, yo debo permanecer otro día más aquí. Te daré un consejo: sé paciente y, cuando salgas, mantén un perfil bajo; trata de no llamar la atención.

—Gracias —musito, sabiendo lo mucho que eso me costará.

Estoy loca, y siendo realistas, siempre se me ocurren tonterías. No llamar la atención es algo sumamente complicado; siempre termino metiéndome en problemas, a pesar de que en realidad no me gusta, pero me resulta inevitable. El sarcasmo me brota por los poros, se me ocurren chistes de la nada, y mi carácter lunático tampoco me juega a favor. En un momento puedo estar tranquila, y al otro, mi ira fuera de control puede hacer arder el mundo. Coralie se pone de pie; sin pensarlo, hago lo mismo. No sé cómo funciona todo en este lugar, pero al menos ella sabe un poco más y es amable; no hay mejor opción que seguirla. Con amabilidad, me muestra el lugar en el que se puede “descansar”. Este lugar es literalmente como una celda, y cuenta con lo que parece ser una larga banqueta de madera que, al parecer, se utiliza como cama, pero tiene una colchoneta o algo así. Lo que sea ayuda lo suficiente para que pueda descansar. Como puedo, me acomodo allí y cierro mis ojos, esperando dormir profundamente.

A la mañana siguiente —creo que es un día nuevo, no puedo asegurarlo; hay demasiada oscuridad en este lugar—, siento que dormí demasiado tiempo, y eso me hace pensar que es un día más atrapada aquí. La puerta principal se abre, y es precisamente el sonido chirriante de las bisagras oxidadas el que me hace despertar por completo e incorporarme sobre la banqueta para mantenerme alerta. Escucho pasos aproximándose, lo cual eleva mi nivel de alerta, así que enfoco mi mirada intentando ver de quién se trata. Lo único que consigo ver es una gran silueta; no hace falta ser un genio para adivinar que se trata de Taranis, el salvaje que pretendía lanzarme por la borda.

—Se te terminó el descanso, Magarita. Sal ahora, y más te vale haber aprendido la lección.

—He aprendido; cumpliré con mis deberes de manera adecuada —musita Coralie, no muy lejos de donde yo me encuentro. Al parecer, tiene más tiempo despierta que yo.

—¿Qué es eso de Margarita? ¿No has dicho que te llamas Coralie? —cuestiono, sintiéndome realmente confundida.

—No Margarita, Magarita. Magari es el lugar del que provengo…

—¡La conversación es agradable, pero no estamos para socializar! ¡Vámonos! —interrumpe Taranis con tono autoritario. Coralie se aproxima a la silueta que abre la puerta de la celda.

—¡Eres un odioso, Taranis! ¡Juro que te has ganado mi desprecio y me las pagarás!




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.