En un acto reflejo, termino mirando y veo algo morado salir volando, enredándose en la mano izquierda del sujeto. Otra cosa más me hace gritar del susto al ver lo que parece ser una serpiente que se sujeta a su mano derecha (la que mantenía alrededor de mi brazo). Inmediatamente me libera, pero, llena de sorpresa, permanezco inmóvil. Pronto aparece otra, sujetando ambos pies del individuo.
–Te lo advertí – indica con tono serio, aproximándose con paso relajado–. Nadie que se atreva a retarme la pasa nada bien, y lo descubrirás por ti mismo.
Las cosas que sujetaban sus manos lo liberan, y la que rodeaba sus pies tira del sujeto, arrestándolo por el suelo. Observo todo con atención hasta que el sujeto desaparece de mi campo de visión. «¿Qué ha sido todo eso? ¿Quién es ese sujeto?» pienso, conteniendo el aliento. Estoy asustada, no puedo evitarlo; siento un nudo en mi pecho que me impide reaccionar.
– ¿Te encuentras bien? No debiste marcharte como lo hiciste, y menos aún por unas pequeñas bromas, ¿no lo crees? – comenta con un tono sumamente tranquilo.
– ¿Karan? – musito dudosa. Después de lo que he visto, ya no sé ni cómo debería reaccionar.
– ¿Esperabas a tu capitán? El amor es tan inspirador; él está buscándote por otro lado, y tú amiga también. Yo tenía la ventaja – expresa con confianza. Pronto veo que mueve sus manos y un tipo de portal se abre frente a él; extrae algo de ahí que lleva a su boca–. Todo esto me hizo dar hambre. ¿Quieres un poco de agua?
– ¿No te cansas de comer todo el día? Todo el tiempo traes algo comiendo.
– ¿Y tú no te cansas de ser una molestia? Un gracias no estaría mal; mejor si es un abrazo o algo así, comida por ejemplo, en lugar de tanto refunfuño.
–Claro, muchas gracias por haberme ayudado – digo con sinceridad, llevando mi mano hacia mi brazo, que ha comenzado a dolerme. Seguramente el agarre de ese sujeto me ha dejado una marca.
–Volvamos a la fiesta, pero antes ven aquí. Si tu capitán ve esto, se va a enloquecer – musita, refiriéndose a mi brazo.
Su visión debe ser muy buena para lograr ver mi brazo con esta oscuridad. Haciendo caso, me acerco a donde se encuentra. Con sumo cuidado, toma mi brazo con su mano derecha y coloca la palma de su mano izquierda en la zona donde el dolor se ha extendido. Pronto siento un calor emanando de su mano hacia mi brazo; es una sensación muy agradable. Lentamente, el dolor va desapareciendo.
– ¡Wow! ¿Cómo haces estas cosas? – expreso llena de asombro al tiempo que muevo mis manos.
–Haciéndolo – responde, elevando los hombros al tiempo que lleva a su boca la comida que ha conseguido.
–Lo dices como si todos pudieran hacerlo – me quejo, frunciendo el ceño por su respuesta.
– ¿Por qué no? Hazlo.
–No puedo.
–Ahí está el problema. Dije: "Necesito una pareja para el baile", y me las arreglé para obtenerla. No dije: "No puedo"; solo lo hice, y aquí la tengo. Digo: "Tengo hambre", y obtengo comida.
–Las cosas no pueden funcionar así – expreso en desacuerdo.
– ¿Por qué? ¿Por qué no es lógico? Piensas demasiado, y en ocasiones no es necesario. ¡Oh, mira! ¡Nos encontraron! – exclama, mirando hacia dos figuras que se aproximan a donde nos encontramos–. Son terribles buscadores.
–Así parece. Karan, puedes adelantarte con Coralie, por favor. Necesito hablar con Hiver – musita el capitán, posando su mirada en mí. No puedo ver sus ojos, pero siento que me observa con atención.
– ¡Ay, el amor, el amor, es tan hermosamente complicado! – canturrea Karan, acercándose a Coralie y tomándola del brazo–. Háblame de ti, criatura.
Los observo alejarse. Obviamente, las confianzas que se toma Karan le resultan incómodas a Coralie; creo que incluso le asustan un poco, a mí igual. Está completamente loco, pero eso es lo de menos ahora; estoy en problemas, y lo sé. La mirada atenta del capitán me preocupa, y tengo que luchar contra mi deseo de correr tras Coralie y Karan.
–Puedes respirar – musita, haciéndome dar cuenta de que estaba conteniendo la respiración–. Me siento molesto, ¿sabes?
–Yo… eh… ¿Lo siento? – balbuceo con nerviosismo. Usualmente no me disculparía; es como que no me importa disculparme con quienes no me interesan, pero si son importantes para mí, tengo esa necesidad de disculparme–. Capitán, no he querido causar problemas; ellos solo aparecen y…
– ¿Por qué saliste de esa manera del evento? ¿Acaso no te das cuenta de dónde nos encontramos? Es una dimensión desconocida para ti, y, sin ofender, eres demasiado débil para poder protegerte sola.
–Puedo hacerlo perfectamente bien – replico, cruzándome de brazos. Obviamente ha quedado claro que hay muchas cosas de las cuales no puedo defenderme, pero soy orgullosa, y está dañando mi ego con sus comentarios.
–Ambos sabemos perfectamente bien que hay cosas con las que no puedes lidiar, así que deja de creerte que todo estará bien. En esta ocasión no ha sucedido nada, pero no siempre tendrás tanta suerte – indica el capitán con seriedad. Si él supiese que un sujeto me atacó de la nada, no podría defenderme de ninguna manera, porque tiene razón: hay cosas que sobrepasan mis capacidades. Ahora me siento agradecida de que fuese Karan quien me salvase de ese sujeto y no el capitán, que seguramente tomaría esa penosa situación como ejemplo–. Solo entiende que me importas y no quiero que nada malo te suceda.
–No le creo. Si fuese verdad, no habría hablado como lo hizo, ni considerar abandonarme con el loco de Karan – reclamo, cruzándome de brazos sumamente indignada.
–Simplemente bromeaba; jamás lo haría – musita, sujetando mi rostro, mirándome directamente a los ojos con una pequeña sonrisa afectuosa–. No puedo ni quiero saberte lejos de mí.
–Capitán – musito, sintiendo una inmensa alegría nacer en mi corazón y extenderse por todo mi cuerpo, dejándome llevar. Abrazo al capitán, sintiendo que mis ojos se llenan de lágrimas. No pensé estar tan emocional hasta este momento–. ¡Capitán!