Ante los ojos de la luna

Llegamos

Justo como en el primer día de clases, el día anterior habían preparado su mochila con todos sus útiles dentro, incluso preparar la ropa que llevarían, bueno, al menos Sarah, ya que de todos los tres parecía ser la que más se preocupaba por su apariencia, no como Aaron, quien había agarrado lo primero que vio en su maleta y ni siquiera tomó el cepillo para arreglarse un poco el cabello, tomó su mochila y bajó las escaleras.

Hace años podría haberse enamorado de ella, el sentir "mariposas en su estómago" cada vez que veía su largo cabello de hermoso color rojo; los tres piercings en su oreja derecha mientras que en el izquierdo sólo llevaba uno, su típica camiseta a cuadros con un pantalón de mezclilla, nunca fue de usar zapatos y mucho menos tacones, por lo que siempre se la veía con botas o tenis algo rotos, conocía perfectamente el área en donde se encontraban todos los tatuajes que se había hecho; el primero de ellos y el más importante en su brazo izquierdo, el símbolo de su anime favorito, en su mano izquierda, el dedo anular llevaba grabado los números 21:21, algo que según lo que había escuchado era de su suma importancia para ella y el último, en su mano derecha había una palabra en latín vale, adiós

Continuó bajando las escaleras después de admirar cada rasgo de ella, de vez en cuando se hacían bromas por comprobar cuál de los dos era el más guapo, cosa en la que él siempre admitía perder, ella no necesitaba de maquillaje para verse bien, no necesitaba ninguna de esas cosas, mucho menos de un hombre para estar bien contigo misma, algo que admiraba como nadie.

- ¿Te vas a quedar ahí de pie? - en especial esos ojos, esos que a la mayoría les habían parecido horrendos por lo poco comunes que eran, llegando al extremo llamarle fenómeno pero para él no, ellos solo eran una prueba más de la forma en cómo se había levantado y había decidido no ocultarlos más - Debemos llegar temprano, así que apresurate.

- Bien, bien - se preguntan si el chico de a su lado había pasado por lo mismo, ¿Lo habrían molestado de la misma forma como a ella? ¿Cómo es que siempre mantenía una postura tan relajada? - ¿Nervioso? - le preguntó.

- Algo - admitió dejando de lado sus cubiertos - El primer día de escuela siempre es difícil - no se veía mal para no importarle su apariencia, podría jurar que él tampoco había tomado el cepillo, pero vaya que su cabello se veía bien, incluso su sudadera de mangas largas, más grande que él, la ayudaba a darle una apariencia algo tierna - ¿Y tú?

- Por lo que nos dijiste ayer, ahora tengo más curiosidad que nada - después de desayunar, los tres comenzaron a tomar su ya típica malteada de fresa tomando las últimas cosas necesarias antes de salir - Creo que nos levantamos antes.

- Podríamos ir caminando - sugirió Sarah.

- Oh, no,no - negaba Erik - No creo que sea buena idea llegar los tres juntos.

- Vamos, nadie lo notará.

- Pero ... - antes de que pudiera quejarse Sarah ya había salido de la morada con su mochila en la espalda.

- ¿Siempre es así? - Aaron río y le dio unas leves palmadas en su espalda.

- Vamos - el par restante terminó de salir del hogar y caminar detrás de la pelirroja.

- ¿Sabes? Para ser al que menos le importa su apariencia, vienes muy bien este día, será mejor que te cuides de las chicas que vayan detrás de ti.

- ¡Oye! - rugió por dentro, ella sabía muy bien cuánto le molestaba que hablaran de su apariencia, aún más que lo halagaran por ello pero conociendo a Sarah, quien no era de mentir, decidió detenerse frente a uno de las tiendas que se encontraban cerca para poder observar su reflejo, y vaya que Sarah no mentía; la chamarra delgada de color negro contrataba perfectamente con la playera de color gris, los pantalones de mezclilla oscuros combinaban tanto como con la chamarra como con los tenis de colores negros y blanco, todo ese conjunto solo lograba resaltar aún más su cabello completamente despeinado, el cual le daba una apariencia aún mejor, con algunos mechones de color azul fuerte a petición de su amiga y el que sus ojos fueran de un hermoso color azul cielo no lo ayudaban en lo más mínimo.

- ¿Lo ves? Incluso te de tuviste para admirar de tu belleza - le dijo con una sonrisa triunfadora caminando de espaldas.

- ¿Ah, si? Pues no es nada comparado contigo, apuesto a que todo te queda bien y eso todo el mundo lo sabe - le dijo comenzando ya su típica pelea para comprobar quien era el más guapo.

- En ese caso le diré al mundo que se equivocaba, y así sepan que mi mejor amigo es el más guapo de todos.

- Y yo les diré que se equivocan ...

- ¡Esperen, esperen! - los detuvo por completo Erik.

- Oye, nos interrumpiste nuestra pelea de halagos, 10 años de cárcel - Sarah bufo y se acercó a Erik.

- ¿Qué hora es?

- Tranquilo, aún tenemos diez minutos para llegar - le dijo Sarah.

- Rayos - en un simple segundo, Erik ya había salido corriendo lejos de ellos, Sarah alzó y bajo los hombros para hacer exactamente lo mismo.

- Oh, genial - se quejó para después seguirlos a la misma velocidad, al cabo de unos minutos se dio cuenta del porque había salido corriendo así Erik en primer lugar, el portón que daba la entrada a los estudiantes estaba a punto de cerrarse - ¡¡Espere!! - exclamó llamando la atención del portero, Erik llegó primero y le dio las gracias para poder pasar - Gracias, viejo - le dio unas palmadas en su hombro y entró después de ellos.

- Se ... Se me olvidó decirles que - les dijo tratando de recuperar el aliento - Cada inicio de ciclo escolar ... La directora le pide a los alumnos llegar diez minutos antes para dar un discurso de bienvenida.

- ¿Y por qué no nos lo dijiste desde antes? - le dijo limpiando las gotas de sudor que habían caído por su frente.

- Se me olvidó ... - la puerta se cerró por completo justo detrás de ellos mientras que los alumnos comenzaban a avanzar en conjunto adentro del enorme edificio - Solo sigan a todos, llegarán al auditorio y ahí se dará la plática - no tuvieron oportunidad de decirle algo, ya que Erik se había perdido por completo dentro de toda la multitud.

- Hay que ir - la pelirroja asintió con la cabeza y, con sus manos entrelazadas, caminaron sin saber exactamente a donde se dirigían, fue hasta que estuvo por debajo de la entrada principal que se detuvo a observar con atención el escudo de la escuela, en especial aquella enorme luna llena.

- ¿Pasa algo? - le pregunto Sarah haciéndose a un lado, y así no evitar el paso a los demás.

- Yo ... Siento que lo he visto en otro lado ...

- Pues claro, te lo mostré cuando llegamos, ¿Ya lo olvidaste? - no se dio cuenta de lo mucho que se había perdido observando la imagen, tanto que Sarah tuvo que darle un leve golpe en la cabeza para hacerlo entrar en razón - Llegaremos tarde, de nuevo.

- Si, si - se dejó guiar por su agarre, aún sin despegar su vista del escudo hasta que entraron en el lugar, tuvieron suerte de que todas las personas se dirigieran a un solo lugar, a una gran aula de paredes blancas, un gran escritorio al frente de todos y unas bocinas colocadas en cada esquina - Esto es enorme.

- Y es solo el auditorio - siguieron su camino hasta adentrarse por completo, ambos terminaron por encontrar a Erik en una esquina, completamente apartados de todos los demás - No los veo - Aaron la observó por un momento entendiendo a quienes se referían.

- Es mejor así, no tendremos que preocuparnos.

- Comenzamos - les sorprendió la facilidad en cómo la mujer de cabello rizado de color marrón y ojos avellana había callado a todo el lugar con una simple palabra - Bueno, antes que nada, bienvenidos a este nuevo ciclo escolar y, como es costumbre, en cada inicio les hago llamar diez minutos antes para informarles de los acontecimientos a recalcar que sucedieron el ciclo anterior.

- ¿Por qué tanto interés en el ciclo anterior? ¿No sé supone que debieron haberlo dicho en ese entonces? - Sarah simplemente elevó y bajo sus hombros sin entender el porqué.

- Antes que nada, les pido que les den un gran aplauso a sus compañeros de las clases nocturnas, por haber ganado en el concurso de fútbol americano, álgebra y química - todo el lugar se lleno de aplausos y algunos que otros gritos por parte de algunas chicas, con trabajos lograron distinguir al fondo un grupo apartado de los demás, de la misma forma que Erik, con la excepción de tener una mirada fría y algo tenebrosa, de brazos cruzados y ropas negras - Este año, hemos contado con más peticiones de inscripciones, por lo que de ante mando les pido una disculpa si es que en sus salones se sienten algo apretados.

- No parece mala persona - le susurró Sarah.

- Ella no, pero tal vez él si - hizo un movimiento con su cabeza apuntando a un hombre de gran tamaño, con rastros de barba y todo su cuerpo y miles de tatuajes por todo su cuerpo, incluso una que otra cicatriz.

- Y deberían estar agradecidos - comprobaron aquello en cuanto escucharon su voz - Muy pocos suelen quedarse en esta escuela, ¡Asi que les vale aprovechar cada maldito segundo!

- Señor Henrik, por favor ... - le pidió la directora, el otro examino de pies a cabeza a cada persona del lugar y tomo asiento - Bueno ... Para finalizar, les tenemos una sorpresa - de inmediato, todas las personas a su alrededor comenzaron a susurrar sobre la supuesta sorpresa que tenían preparada, en su mayoría comentarios sobre los estudiantes de la clase diurna - En lo que sigue del día, y tal vez dentro de esta semana, podrán descubrir cual es. Por ahora, no me queda más que desearles buena suerte. Pueden retirarse - una última ronda de aplausos se apoderaron del lugar y después, uno a uno, fueron saliendo.

- Eso fue más rápido de lo que pensé - comentó Sarah - Ahora lo que queda es ir a las clases.

- Dirás a dormir en las clases - Sarah lo observó dedicándole una mueca sacudiendo su cabeza de un lado al otro.

- Muy gracioso. Ya quiero ver como me vas a extrañar - por desgracia, a ambos amigos les habían tocado en clases diferentes, por lo que en muy pocas horas podrían verse, y eso, con mucho esfuerzo.

- Respecto a eso ... - comenzó a jugar de manera nerviosa de sus pies, haciendo que Sarah se diera cuenta de lo mucho que trataba de decir algo.

- Hey - colocó sus manos a cada lado del hombro de Aaron - No seas tan tonto - con una de sus manos logro despeinar aún más el cabello del chico - No hay nada en este mundo que me pueda separar de ti, ¿Recuerdas? - apartó sus manos para después extender solamente la que tenia el listón rojo - Juntos ...

- No hay que un demonio no pueda superar - no dudo un segundo en seguirle, uniendo ambos listones seguido de un fuerte abrazo - Supongo que te veré ... en cuanto pueda. Terminaron de darse aquel abrazo y acto seguido, con un gran dolor, se despidieron - Creo que es ... - se dijo a si mismo observando como se apartaba - Es la primera vez que vamos por caminos separados.







Aquel lugar era enorme, se podría decir que la más grande que había visto en su vida, cada corredor estaba repleto por salones repletos por alumnos que nunca había visto en su vida, por lo que le era complicado encontrar el que le tocaba. Ni siquiera se dio cuenta en cuanto llegó a la azotea del lugar y no había duda, se había vuelto su lugar favorito en todo ese lugar, eso hasta que escuchó unos gritos de suplica, como era de esperarse, siguió ese sonido para encontrarse con lo que más odiaba.

- ¡Se los suplico! - les gritó una chica, aparentemente de su misma edad, de cabello largo de marron y ojos violeta, siendo acorralada por el mismo chico de cabello naranja que había conocido en el restaurante, acompañado del otro de ojos claros, quien solo se encontraba recargado con los ojos cerrados, sin darle importancia a lo que sucedía - ¡No tengo dinero!

- Oh, vamos, sé que no eres asi - le dijo el de cabello naranja - No quiero llegar a otros extremos y lo sabes muy bien.

- ¡¡Ya te dije que no tengo!! ¡¡Es el primer día, no soy tan estúpida como para traer!! - se quejo nuevamente la de ojos violeta.

- Me decepcionas, Lidya. Solo porque me caes bien, te daré una última oportunidad.

- ¡Ey! - habían quedado en no hablar con Erik, pero nunca prometió no hacerles frente - Ya te dijo que no tiene nada.

- Oh, pero si es la pelirroja de la que nos hablo Evan - fue entonces que el otro chico abrió sus ojos, barriendo a Sarah con la mirada - No sabia que estarías en esta escuela.

- Créeme que en cuento me enteré quise buscar otro lugar - se dirigió hasta él y se colocó frente a, por lo que había escuchado, la chica de nombre de Lidya - Dijo que no tiene nada, simplemente déjala tranquila.

- Aún después de saber quienes somos tienes el valor de venir y enfrentarnos a la cara - no se inmuto siquiera un segundo al sentir su respiración a pocos centímetros de su rostro - ¿Estás segura que quieres iniciar así? - decidió seguir su juego, acercándose aún más.

- Dijo que no tiene nada - una sádica sonrisa se formó en el rostro del de cabello zanahoria, observó sin moverse como su mano se elevaba en el aire, dispuesta a caer sobre ella.

- ¡Cuidado! - el golpe nunca llegó, no se escuchó ni un solo sonido.

- ¡¡Adam!! - la mano de éste había detenido el golpe por completo, sorprendiendo a ambas, hirviendo la sangre del otro chico - ¡¿Qué demonios crees que haces?!

- Fue suficiente - la voz que emanaba de éste era completamente diferente a cualquier otra que haya escuchado, era una voz firme y recta, distinguida de todo un líder.

- ¡¡A mi nadie me dice que hacer!! - se liberó de golpe de su agarre, dispuesto a darle el golpe que tenia preparado para Sarah, al ver como el otro no se preparaba para enfrentarlo recordó aquel movimiento que le había hecho Erik a Aaron el primer día que llegaron, se dejó caer al suelo para después dar una vuelta estirando un solo pie, logrando dar en las piernas del sujeto y lograr que se viniera de espaldas al suelo - ¡¡Me tienes arto!! - antes de que pudiera levantarse, Adam llegó por detrás tomando una de sus manos y estirándola hacia atrás, dejando inmóvil a Jonathan - ¡¡¡Quítate de encima!!!

- Dije - dobló un poco su cuerpo hasta llegar a la oreja del chico - Es suficiente - gruño tratando de liberarse, solo para lograr que el de arriba estirara aún más su brazo.

- ¡¡De acuerdo, de acuerdo!! - Adam se separó dejando que el de abajo se levantará - ¿Cómo te llamas, pelirroja?

- Eso no te incumbe - le dijo sin arrepentirse de lo que había hecho.

- Nos vamos - tomo el brazo del de cabello naranja y, de un estirón, lo apartó de ambas chicas, fulmino a Sarah con la mirada y después dio media vuelta para alejarse de ahi. Una vez solos, Adam tomó algo que había guardado en la bolsa de su pantalón y extendió la mano hacia Lidya.

- ¡¡Mi anillo!! - se arrojo para tomar aquel objeto y envolverlo entre sus manos - Gracias - le dijo dedicado a Sarah - Y ... gracias - con algo de pena hacia Adam, éste simplemente asintió y comenzó a dar media vuelta - ¡Eso fue increíble! ¡¿Cómo lo hiciste?!

- Bueno, yo ... lo aprendí de un amigo.

- ¿Cómo te llamas? - ambas dieron un pequeño brinco al percatarse de la presencia de Adam, quien se había quedado ahi de pie, dándoles la espalda. Era normal que después de lo que había dicho le diera su nombre, pero no para ella, se había dado cuenta de la forma en cómo se había quedado de pie sin hacer algo al respecto, eso había sido suficiente para poder quedarse de pie y no decir nada, exactamente como él lo había hecho. Al no escuchar respuesta, simplemente bufo y siguió con su camino, esta vez sin detenerse.

- ¿Por qué no le dijiste tu nombre? - preguntó algo confundida.

- Porque él no hizo nada para detener a Jonathan - le respondió - Simplemente se quedó de pie y dejó que te molestará, no pienso seguir su juego.

- ¿Eres nueva, cierto? - llevó su vista hacia ella y asintió - Escucha, te agradezco lo que has hecho por mi, nunca había visto a alguien que ... llevara a Jonathan al suelo, aunque admito que fue divertido te podría traer severas consecuencias.

- Eso ya lo he escuchado, pero no por eso pienso quedarme de brazos cruzados observando como lastimaban a los demás.

- No sé porque pero supuse que dirías eso - ella carcajeo algo apenada, ¿tan predecible era? - Pero, si algo que molesta a Adam más que nada es ser ignorado, si esta de humor te perdona una primera vez, una segunda tal vez pero si le llamas la atención y te atreves a ignorarlo por tercera vez, te puede ir muy mal y, en el peor de los casos ...

- No me digas, ¿Desapareceré? - la de ojos violetas se quedó en silencio por unos minutos, observando fijamente a Sarah poniéndola de nervios.

- Me llamo Lidya - dijo cambiando por completo de tema - Lidya Collins, es un placer conocerte - extendió su mano, a lo que ella dudo por un segundo - No te preocupes, no les dire tu nombre - le dedicó una sonrisa y aceptó el gesto.

- Sarah Foster - el timbre sonó, anunciando el primer inicio de clases - Bueno, como ya sabes, soy nueva y yo ...

- No te preocupes, dime el número de tu grupo y te diré con gusto donde esta.

- Muchas gracias - le dijo extendiendo un pedazo de papel, donde tenia anotado su grupo.

- Es lo menos que puedo hacer después de que mayas ayudado - tomó el papel y comenzó a caminar para adentrarse una vez más al edificio - Por cierto, me gustan tus tatuajes, ¿Duele mucho?

- No te mentiré, claro que si - y asi siguieron platicando, dándose la primera impresión de cada una; siendo Lidya la típica chica tímida a la que le da miedo mostrarse tal y como era, algo que de seguro Sarah se encargaría de eliminar, por el otro lado, Lidya observó algo en Sarah que incluso Aaron se había tardado años en descubrir - Es aquí - aparentemente habían llegado justo a tiempo porque no había rastro del profesor por ninguna parte - Y, sorpresa, me toca contigo también.

- ¡¿De verdad?! - exclamó aliviada de no tener que tratar de hacer nuevos amigos - Al menos no estaré sola.

- Y yo podré aprender más de ti, pero ahora ... hazte a un lado - antes de que pudiera preguntar el porque, Lidya la sujetó del brazo y la apartó de la puerta para dejar a un gran grupo de personas comenzar a rodear la puerta.

- ¿Qué sucede? - preguntó al ver como casi todo el salón se había acercado a esa parte.

- Emma - le dijo - Eso es lo que sucede - en la puerta yacía una chica de cabello rubio, hermosa piel blanca y una sonrisa que deslumbraba a cualquiera.

- ¡Lidya! - ésta rodó los ojos rápidamente y después colocó una sonrisa fingida.

- ¡Emma! - la pelirroja contuvo su risa al ver la mueca que hizo en cuanto recibió un abrazo de su parte.

- Ha pasado un tiempo, pero mírate - fue cuando vio la forma en cómo tomó los lentes de Lidya, que al parecer apenas se había dado cuenta que los traía, que comenzó a observar de mala forma a aquella rubia - Sigues teniendo cuatro ojos.

- Por favor, Emma, no te hecho nada, ¿Podrías devolvérmelos?

- Solo si los consigues por ti misma - era notoria la diferencia de estatura entre ambas, siendo la rubia la más alta aprovecho esa oportunidad para estirar su mano.

- No tienes porque hacerlo, Lidya - le dijo a su espaldas pero Lidya decidió pararse de puntas y tratar de alcanzar sus lentes, Emma aprovecho de nuevo la oportunidad y se hizo a un lado, provocando que la de menor tamaño cayera al suelo.

- Sigues siendo una enana - le dijo aún con la mano extendida - Pobrecita - con subirse a una banca fue suficiente para tomar los lentes de la mano de la rubia, bajarse y ayudar a levantar a Lidya - Parece que hiciste una nueva amiga.

- ¿Estás bien? - asintió dándole las gracias y tomó sus lentes, mientras tanto, Emma se había percatado de la forma en como todos observaban aquella escena, más bien como observaban a la pelirroja con una sonrisa en su rostro, cosa que hirvió la sangre de Emma más que nada.

- Soy Emma Johnson - incluso las demás chicas con las que había llegado se vieron sorprendidas al ver como la rubia le extendió la mano a Sarah, ésta lanzó una rápida mirada a la palma de su mano.

- Un placer - no le dio atención y ayudó a Lidya a que tomará asiento, grave error estando frente a Emma - ¿Quién es ella?

- Es alguien más con la que no te conviene tener problemas - justo como hace un minuto, la puerta del salón se volvió a llenar, esta vez podría jurar que todas las personas en èl se habían levantado - Debes estar bromeando - fue como si le dieran un disparo, no esperaba para nada que todo esto ocurriera en un solo día con la misma persona.

- ¡¡Adam!! - la rubia fue corriendo a los brazos del chico de ojos celestes, quien esta vez venia solo - ¡No me digas que te pasaron a las clases diurna! - éste ni siquiera se dedicó a observarla y asintió con la cabeza - Eso quiere decir ... ¿Él también estará aquí? - volvió a asentir, ahora apartándola de sus brazos, sin poder librarse de todos los demás valientes que se atrevían a pedirle una foto, los cuales eran fríamente ignorados.

- Esto no podría ser mejor - para su buena o mala suerte, ese comentario había logrado acaparar la atención del chico, el cual había comenzado a caminar en dirección a ellas dos - ¡Lidya! - la tomó del brazo colocándola a un lado de ella - No te muevas - escucho el mismo bufido provenir de Adam, dio media vuelta y se sentó exactamente detrás de ellas, no por seguirlas, sino que siempre tomaba el lugar que se encontraba en la esquina al lado de la ventana.

- Sarah ... - la de ojos violeta comenzó a levantarse de su lugar - Lo siento, pero yo ... tengo a una amiga en este grupo - observó a la joven de cabello rizado castaño que se sentaba al frente - De verdad lo siento.

- Oh, no te preocupes ... Solo ... ve - la chica volvió a pedir perdón y se fue a tomar asiento al lado de la de rizos. Estaba dispuesta a darse media vuelta y enfrentarlo en cuanto escuchó una pequeña carcajada provenir de él.

- Buenos días - afortunadamente, fue salvado por el profesor con un abrigo hecho a mano - Mi nombre es Kurt Hamilton y seré su profesor de Literatura, un placer - todos se levantaron de su lugar y contestaron en coro "Buenos días" - Pueden tomar asiento - lo siguieron - Bien, algunos ya conocen, algunos no y yo no soy la clase de profesor que le pide a cada uno que se presente a el salón - "¡¡Gracias!!", pensó Sarah - Tampoco la clase que da la primera clase libre y se dedica a no hacer nada - "¡Rayos!" - Asi que ire directo al grano, quiero ver que tan importancia le dan a esta escuela, el esfuerzo que tienen así que su primer trabajo será hacerme un ensayo en el que me hablen acerca de cuatro libros que hayan llamado su atención.

- Genial - susurró pensando que ya tenia todo solucionado.

- Y claro que este trabajo será en parejas - fue entonces cuando todo su plan se vino abajo - Entiendo que hayan algunos alumnos que no se conozcan, por los que les resultara algo difícil ponerse de acuerdo, por lo que máximo tendrán un mes para completar este trabajo. Asi que ya deberían adivinar que esta hora será para elegir su pareja, no soy un profesar tan malo como para elegir las parejas por ustedes, asi que lo haremos de forma que no se forme el caos. Iremos de fila en fila, la pareja con la que quieran estar deberán tomar asiento al lado de ella, siendo su lugar para todo este ciclo, ¿Entendido? - un "Si, profesor"  recorrió el salón - De acuerdo, comencemos por aquí - exhaló fuertemente al ver que empezarían por la file pegada a la puerta, los minutos pasaron y ella pudo darse cuenta de como algunas personas caminaban por detrás de ella, sin tener el valor de sentarse con el de ojos claros.

- Ay, por favor, no debe ser tan difícil - se quejó en silencio.

- En la parte de atrás por favor - al parecer a su profesor no le gustaba el orden de las filas, por lo que decidió pasarse de golpe al chico con el que todos querían sentarse, para ese entonces las demás parejas ya habían comenzado a platicar de lo que debían hacer logrando hacer que se aburriera, por lo que recargo uno de sus codos sobre el escritorio y dejo que su mano sostuviera su cabeza - De acuerdo, con la señorita ... - un leve golpe hizo que su mano se apartará, haciendo que su cabeza cayera de golpe - Por favor, guarden silencio - le pidió al salón en cuanto comenzaron a burlarse de ella - Señorita, su nombre por favor.

- ¿Yo? - pregunto con temor de recibir su primer castigo.

- Si, usted. Necesito saber su nombre para anotarla con su pareja.

- ¿Mi pareja? Pero yo no tengo ... - si antes había recibido un disparo, ahora su alma había escapado de su cuerpo al percatarse de la persona que estaba a su lado.

- ¿Señorita? - terminó siendo observada por dos ojos color celeste, éste había tomado asiento a su lado sosteniendo la misma postura de antes, extendió dos dedos de la mano que se encargaba de sostener su rostro en forma de saludo.

- Sarah - dijo por fin sin desviar la mirada de la persona a su lado - Sarah Foster - y para ella, fue como un reto que debía aceptar.

- Y señorita Foster, no se duerma en mi clase.



#20292 en Fantasía
#8055 en Personajes sobrenaturales
#42198 en Novela romántica

En el texto hay: hombres lobo, amor, escuela

Editado: 26.08.2019

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.