Aún sin estar completamente seguro de haberla dejado sola, siguió con su camino tratando de buscar el grupo con el número que tenía escrito en el papel, ya que era la persona menos sociable que conocía era imposible que tuvieran el valor para poder hablar con alguien y pedirle ayuda, en parte también por su orgullo, debí hallar el lugar a como diera lugar por si solo, aún si eso significaba perderse de la primera clase. Cosa que pensó en cuánto escuchó el timbre de escuela anunciar el inicio de la primera hora.
- ¡Estoy perdido! - exclamó para si mismo, aterrado al pensar la forma en como actuaria Sarah al enterarse de que había perdido la primera clase. Se rindió por completo al notar todos los salones cerrarse por completo, decepcionado de si mismo decidió salir al enorme jardín que se encontraba en la entrada del edificio y así poder comprobar algo que había escuchado de parte de Erik la noche anterior.
No era para nada feo, de hecho estaba muy bien cuidado, era tal cual estar en un dorama japonés; los grandes árboles dejaban caer sus hojas para después ser llevadas por el leve viento que había en ese momento, elevando levemente su cabello con mechones azules, el cielo era de un hermoso y claro tono azul y afortunadamente para él las nubes se encargaban de ocultar el sol, de modo que no fuera molestado por sus rayos, los cuales para él siempre fueron molestos.
Siguió con su camino, tal y como le había dicho Erik, girar en la esquina derecha del edificio para poder permanecer a un costado de éste, había dudado por un momento lo que había escuchado pero aquellas dudas fueron respuestas de inmediato al darse cuenta de lo que había encontrado; era normal que a los lados del edificio existieran paredes que lo separaran de las demás residencias, claro, paredes y no una gran reja y que no los separaba de alguna residencia o algún hogar de otra persona, claro que no, era más bien como ver un espejo, observando el mismo edificio que tenía a sus espaldas, con la diferencia de estar en pésimas condiciones; con la mayoría de las ventanas rotas se podía alcanzar a observar los salones con sus muebles destrozados, como si una bestia hubiera pasado por ahí, la pintura ya había comenzando a caer dejando solo un triste tono gris, podía jugar que incluso había marcas de lo que parecían ser las garras de un animal en todas las paredes.
Alzó un poco su vista, en especial la parte de arriba y, justo como había actuado Sarah al entrar, se había quedado perplejo al observar el mismo escudo de nuevo, con sus espadas chocando en el centro de todo y la hermosa imagen la luna llena de fondo. Fue entonces que sintió como sus piernas comenzaron a temblar; ocasionando que sus manos se aferraran de la reja frente a él, fue como si una bomba estallará en su cabeza, retumbando en todo su ser logrando que su vista le comenzará a fallar, sintió un gran dolor en la parte de su estómago, el cual en pocos segundos comenzó a incrementar de dolor, era como si algo dentro de él le estuviera quemando, rasgando, peleando contra su cuerpo para poder salir.
Una imagen llego a su mente en ese momento, su cuerpo permanecía sosteniéndose como si su vida dependiera de ella contra la reja, pero su mente parecía haber salido de su cuerpo para ir al otro lado, al edificio en ruinas y pasear por cada rincón de éste; las marcas que él seguía jurando ser de un animal aparecían con forma más se adentraba, un vago olor a basura le llegó a su nariz y un escalofrío le recorrió su cuerpo al observar una puerta, completamente diferente a las demás, de un color oscuro. Con miedo y algo en intriga decidió tomar la manija y girar de ella, una vez adentro, una hermosa piel algo blanquecina apareció en la habitación, una piel llena de tatuajes con unos símbolos que nunca había visto en su vida e incluso sus músculos se podían ver a lo lejos, su cabello caía sobre su nuca por las gotas de agua que había en él.
Lentamente la figura frente a él comenzó a girar su cuerpo, de modo que él pudo apreciar los grandes y fuertes bíceps que tenía en el estómago, una sensación de correr a su lado y abalanzarse sobre él, no en un sentido bueno, lo recorrió por completo, impregnarse con el olor que tenía aquel cabello plateado completamente empapado.
- Disculpa - su mente volvió en sí, una mano cayó sobre su hombro ayudándolo a entrar en razón - ¿Te encuentras bien? - apretó con fuerzas sus ojos tratando de observar con claridad - De acuerdo ... No creo que sea bueno llamar a alguien, nos matarán si descubren que nos saltamos la primera clase - fue hasta entonces que su vista comenzó a aclararse, aún con un gran dolor en su cabeza y un fuerte ardor en su estómago, logró incorporarse y observar a los dos chicos detrás de él.
- ¿Matarnos porque? - le preguntó el chico de mayor estatura, sus ojos completamente parecidos a los de un felino, de un bello color amarillo, resaltaban en todo su rostro - Sabes que ni siquiera tenemos alguna razón para estar aquí, mucho menos para tomar clases - había escuchado de ellos dos, de los dos gemelos con actitudes completamente opuestas; el mayor, Tyler Anderson, obviamente era reconocido por el color de sus ojo y ahora, con un poco más control de si vista, logró observar un tatuaje en la parte de su cuello, lo había considerado una tontería pero había pensado que eran los mismos símbolos que hace unos minutos había observado en la piel del chico de cabello plateado.