Ante los ojos de la luna

Fuerza

Bueno, algo era algo era seguro, comenzaba a odiar el lugar al que había llegado.

Además de enfrentarse a la rivalidad que sus dos nuevos inquilinos poseían, debia enfrentarse a uno de esos molestos F6 que, para su mala suerte, había decidido tomarla como pareja para el trabajo que debían hacer, lo peor no era que fuera a hablar de cuatro de sus libros favoritos a un completo desconocido, que por cierto le caía mal, sino por el mes que pasaría trabajando  a lado y claro, no tendría escapatoria alguna, no después de que Lidya haya decidido hacer el trabajo con otro de sus compañeros, no era tan mala persona como para molestarse con ella al haberla abandono a su suerte con el de ojos celestes, mismo que no aparto su vista de ella en ningun momento desde que habían comenzado las clases, haciendo que la pelirroja fuera vista de mala gana debido a esto.

- ¿Podrías concentrarte al frente? - volvió a preguntar por tercera vez entre las dos primeras clases - ¿Al menos podrías calmar a tu club de fans? Llevan un largo tiempo mirándome y no me agrada - cumpliendo sus órdenes, su compañero de trabajo ladeo su cabeza hacia las demás alumnas, mismas que no tardaron en exhalar como unas torpes enamoradas antes de regresar a su trabajo. Sarah sacudió su cabeza en forma de decepción antes de seguir en lo que estaba, esperando a que la clase terminara para tomar el libro que cargaba con ella a todos lados, uno con una pasta demasiado antigua y algo frágil, apenas escucho el timbre no dudo en tomar aquel libro en sus manos para comenzar a hojear las paginas impregnadas con su letra.

- ¿No piensas darme las gracias? - su misma voz era de molestar, más que nada por la forma tan lenta en lo que lo hacia.

- ¿Por que debería? - dijo sin prestarle atención.

- Me pediste que te quitara a mis "fans" y eso hice - la pelirroja cerro de golpe el libro antes de dirigirle la mirada, misma que en ningun momento había cambiado de dirección.

- No - dijo antes de regresar a las hojas en blanco, el de al lado bostezo molesto antes de recargar todo su rostro sobre la banca, algo que provoco cierta carcajada en la pelirroja. El tiempo extra que tenían en el que su profesor salía del salon para darle espacio al siguiente paso de lo más natural, claro que no le molestaba el hecho de que Lidya no se le acercara al tener a su lado a una de las personas más temidas por todos, el problema estaba en aquella rubia que la observaba como un bicho que debia ser aplastado.

- Disculpa - no se movió al saber que el saludo no iba dirigido a ella - Adam ... Adam Roberts - era una chica de su misma edad, muy linda y tierna al traer dos coletas amarrando su rizado cabello, que había llegado acompañado de otra de sus compañeras al llenarla del valor suficiente como para acercarse al F6 - Supe que no desayunaste - ¿cómo demonios sabia eso?! - Asi que ... te preparé un pastel - el de cabello canela no se movió en lo más mínimo, manteniendo su cabeza pegada al escritorio.

- ¿Se puede saber quien eres tú? - esta vez si que despego su vista del libro, comenzando a guardarlo sabiendo que esto iba para largo - Te estoy hablando - era claro que había mas de seis personas frustrantes por todo el instituto - ¿Es por ti que Adam no le presta atención a mi amiga? 

- Por si no has dado cuenta, no tengo el menor interés en su compañero - algo que parecía haber despertado por completo al de ojos celeste, esto al levantarse bruscamente y mirar a la de coletas.

- No me gusta el pastel - de tener superpoderes, estaría segura de haber sido capaz de escuchar el corazón roto de la chica - Deberías concentrarte más en tus estudios y no en conseguir alguien que este detrás de ti dándote besos en la frente como si de un príncipe en brillante armadura se tratara, en todo caso, yo seria el dragón - algo había pasado entre el choque de miradas de aquellos tres, algo imperceptible ante la mirada de Sarah - Fuera de mi vista - así como llegaron, ambas chicas desaparecieron, siendo la de coletas hecha un mar de lágrimas.

- No debiste ser tan duras con ellas - el otro volvió a concentrar su atención en ella, apoyándose con sus hombros aún puestos sobre la banca para girar su rostro de modo que sus ojos se clavaran sobre la pelirroja - Solo te quería dar un pedazo de pastel, no es para tanto.

- No se si te diste cuenta pero ella sabia que no desayune en el mañana - vaya que se había dado cuenta - Así son todas en este lugar, desde que llegamos no han hecho nada más que investigarnos, buscar nuestra dirección como si de unos idols se tratase, vienen aquí con sus regalos, sus cartas de amor sin siquiera conocerme lo suficiente. Se dejan llevar por la apariencia sin ver mas a fondo y eso, me fastidia.

- Si tanto te fastidian deberías decirles - dijo - Deberías decirles, más bien, explicarles que no te gusta lo que hacen, solo te admiran por algo que aún no entiendo, no deberías tratarlas de esa forma y te equivocas al decir que así son todas, puede que alguna de ustedes solo se te acerquen porque de verdad le importas o se preocupan por ti.



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En el texto hay: hombres lobo, amor, escuela

Editado: 26.08.2019

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