Ante ti, soy

Capítulo 5

9.49 pm

 

El trueno resonó en la lejanía y sus formas escabrosas y salvajes lo transportaron a la selva, a la vegetación tupida y la humedad casi asfixiante. Sus luces se reflejaban en las nubes como una bestia oscura y rugiente que se aproximaba aguardando el instante exacto en que daría su zarpazo. Percibió la humedad de su transpiración bajo la camisa de seda que parecía pegarse a su espalda y sólo atinó a aflojar el moño de su cuello y acomodar su frac.

—La solterona ha dejado plantado a Harris… —Murmuró un caballero mientras las risas de los demás lo enviaron de inmediato a dos señoritas que conversaban junto a los ligustrinos del jardín. Claro que podía reconocer a la señorita Harlow, pues no desconocía su amistad con Brooke Hemingway, pero quien la acompañaba le hizo aguzar la mirada. De cabello castaño recogido, algún bucle demarcando su rostro de labios voluptuosos y nariz respingada; flacucha y de pocas curvas, enfundada en un vestido claro que dejaba absolutamente todo a la imaginación, puesto que se veía un tanto anticuado y recatado en demasía. La antorcha iluminó su rostro y hubiera jurado que se veía triste y apesadumbrada.

—No… no puedo creerlo ¿es que esa señorita no entiende de honra, educación?

—Harris no ha dicho demasiado pese a mi insistencia, aunque para ser sincero jamás entendí su presunto interés… ¿Cuántos años tiene ya? ¿Veinticuatro?

—Veinticinco, próxima a los veintiséis. —Acotó uno entre sonrisillas burlonas.

— ¡Válgame! ¡Ha de estar ya arrugada!

—Arrugada y aburrida… por amor a Dios…

—Claro que sí… recuerdo haberme sentado alguna vez a su lado y sólo me habló de las obras de Shakespeare y las guerras… ¿Qué clase de mujer habla de esas cosas? Juraría que fue hace unos años… Imagínate ahora.

— ¿Antes del incidente con Foster?

—Probablemente, de lo contrario no me hubiera acercado…

—Creo que ha de mantenerse solterona por su mal carácter, por inmiscuirse en temas de hombres y su clara falta de educación…

—Y de dinero… —Acotó el caballero interrumpiéndole mientras todos asentían.

— ¿Pero su tía no se apiadará de ella? Quizás si le dejara una buena dote podría tener alguna esperanza… Con decirte que por el dinero de los Miller hasta yo me caso con ella. —Todos lanzaron una carcajada que resonó por encima de la tormenta.   Drake notó la mirada de la señorita Amy  volverse hacia ellos y el par de ojos tristes por encima de su cabeza. Carraspeó para que notaran que habían sido descubiertos por lo que se volvieron de espaldas y taparon sus bocas.

—Shh… disimula, William…

—He oído que Anne Miller apenas la soporta ¿Crees que le dejará dinero?

— ¿Quién te lo ha dicho?

—He oído alguna conversación de mi hermana. Créeme que la solterona no tiene esperanzas.

—Esa señora no soporta a nadie y si John te escuchara, te aseguro que lo pagarías caro pues la quiere más que a la hermana… ¿Ahora te dedicas a chismoso?

—Claro que no… sólo que oí lo de Harris y no podía creer que ella rompiera el compromiso. Hubiera jurado que estaba desesperada por conseguir un marido.

— ¿Él ha dicho algo?

—Sólo que ella rompió el compromiso por no sentirse “plenamente enamorada” —dijo imitando la voz aguda de una dama y las risas volvieron a sonar. Drake levantó la mirada hacia las dos señoritas que finalmente se alejaban hacia la casa.

— ¿Qué sería eso? A esa edad lo único importante es que te den un apellido, conseguir una casa y algo de dinero que garantice una vida digna. ¿Será que acaso cree posible encontrar un nuevo pretendiente?

—No. Olvídalo. Yo en su lugar sería capaz de amenazar a la familia por pasar semejante desplante.

— ¿Qué piensa usted señor Denson? —Drake volvió sus ojos que habían vuelto a perderse en la espesura de la tormenta, hacia el caballero que le hablaba.

—No me gusta el chismerío. Prefiero entretenerme en otras cosas, como beber un buen trago. Lo demás se lo dejo a las distinguidas damas. —Fue su escueta respuesta pero que despertó la risa burlesca de los demás, a excepción de aquel que había hablado, cuyos ojos ardieron molestos. —Con permiso señores, iré a buscar uno en este preciso momento.  

Anhelaba alejarse de aquel aburrimiento. Poco le importaba la vida de una señorita y sus decisiones amorosas, sino las de la dueña de casa que no dejaba de pasearse del brazo de su marido por el salón.

****

11.05 pm

La espalda estaba apoyada en el tronco del viejo árbol, al igual que la suela de su zapato. Llevaba la su mano derecha apoyada en su muslo sosteniendo un cigarro y la izquierda ocupada en mantener el brandy en su copa.

Aburrido hasta las entrañas de conversaciones sin sentido, de bailes aristocráticos y damas chismosas, había perdido esperanzas de descubrir algo aquella noche. Brooke Hemingway no se había despegado de su marido desde que el violín había dado su primer nota, y el salón continuaba abarrotado de gente. La tranquilidad de la noche fuera de aquellas paredes y el olor reconfortante de la tierra mojada, aliviaban el dolor de sus pies y el calor. Sólo al pensar en la recompensa final, en estar un poquito más cerca de su propósito no fue sino una confirmación de que aguantaría aquel calvario lo que fuera necesario. Ya no podía posponer aquello más tiempo. En tan solo un mes Law volvería de su viaje y necesitaba sentirse un poco más cerca de sus propósitos. Necesitaba con urgencia conseguir el dinero para humillarle frente a todos y matar al maldito en una vieja habitación, dejando que su cuerpo se descomponga sin sepultura.



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En el texto hay: epocavictoriana, amor misterio

Editado: 05.04.2022

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