Al teléfono, Ana habla con la madre de Carlos, Sofía. Ana está en la oficina, a punto de salir. al final, se atreve a hacer esa llamada que tanta ansiedad le provoca. Lo que no sabía es que tiene una cómplice entregada. Las dos urden un plan para que Ana pueda estar con él a escondidas de Laura, la novia celosa.
- Hola? ¿Sofía? ¿cómo está hoy? Los chicos de la oficina y yo habíamos pensado traerle alguna cosilla, ya sabes, para animarlo. ¿Te parece bien que nos pasemos esta tarde? No sería mucho rato. No te preocupes, seremos discretos. No queremos molestarle.
- Si... lo se. Luisa no puede ni verme. Ya me lo dejó bastante claro... Pero tú eres su madre, Sofía. Sólo quiero saber si a tí te molesta que venga. No podría perdonarme si te hago sentir mal.
- Gracias por tu compresión. Sí, tienes razón. Hemos pasado por esto juntas. Ha sido duro, pero me alegro de que Char... Carlos hay empezado a hablar.
- Ya... no creas. Estoy bien. Aunque, si te soy sincera, le echo mucho de menos. Sobre todo, ahora que sé que empieza a reaccionar. Sé que ella está con él todas las tardes y ese es el horario en que yo podría verle. Así que... no se. Lo tengo difícil.
- ¿De verdad? ¿lo dices en serio? ¿Ha preguntado por mi? Me das una alegría, Sofia! tengo que verle. Tengo que verle ya.
- Venga, ¿no bromeas?,¿lo harías por mí? ¿entonces, cuento contigo? ¡esto va a ser como en una peli de espías! gracias. De verdad. ¿A donde te la vas a llevar? llévala a tomar algo al capuccino y verás como pronto se le olvida que Carlos está en cama todavía. Gracias, gracias otra vez.
- Por favor, cuidalo mientras llego. Espero que en este rato con Laura no sea demasiado sacrificio. Te estaré eternamente agradecida. Me paso a las 5. una abrazo...