02 DE JULIO DE 2014
18 AÑOS DE EDAD
"Aguanta sólo un poco más."
Mis pasos eran perezosos, casi como si un pie le pidiera permiso al otro de poder cruzar, mis ojos
pesaban y mi boca estaba seca. El dolor en mi cabeza era inmenso y las ganas de querer largarme
del lugar no faltaban.
Di un bostezo y le hice señas a Jane cuando me vio llegar, ella me sonrió con los labios cerrados y
yo le devolví el gesto. Me dirigí al baño para ponerme el uniforme y una vez que finalicé, caminé
de nuevo hacia el mostrador para comenzar a trabajar.
Me preguntaba cuánto tiempo podía seguir con esta farsa, dándole sonrisas falsas y forzadas a
personas que ni siquiera conocía, tratando de ser amable y aguantar las majaderías de algunos, pero
claro, yo no me quedaba callado, a veces contestaba y otras veces solo rodaba los ojos, y en mi
mente repetía de forma burlona lo que dijeron.
No sé cuántas horas llevaba así, pero estaba tan cansado, tan aburrido y jodidamente fastidiado de
mi estúpida vida, claro, una gran monotonía, con un montón de culpa encima de mis hombros, pero
vamos, ¿con quién demonios podía quejarme? ¿A quién carajos le importaba los problemas que un
maldito adolescente drogadicto tuviera? A nadie, posiblemente, si yo fuera una persona normal con
una vida normal, no me interesaría, y si fuera lo contrario, tampoco, por el simple hecho de que sí
yo tenía problemas, no querría escuchar los de alguien más.
¿Qué podrían decirme? ¿Todo estará bien? ¿Todo va a mejorar? ¿Algún día todo terminará? Pues he
pasado los últimos tres años como un infierno, aguantando al patán de mi padre y a mi pobre madre
que vivía a base de mentiras, sólo para no afectar su salud.
Pero justamente hoy, este día estaba siendo el peor de toda mi miserable vida. Tres años de la
muerte de Jack, se cumplían tres años desde que mi vida comenzó a ser un completo infierno, una
balanza emocional y un mar de lamentos.
Hoy mis padres no estarían en casa, se irían al cementerio y posiblemente mi padre iría a misa por
complacer a mi madre. Ella oraría por Jack, por mí y por el matrimonio de Ben, por salud y
bienestar completo.
Mi cuerpo estaba todo adolorido, tenía un gran moretón en la parte derecha de mi abdomen, por un
segundo había creído que una costilla estaba rota, por lo que llamé a André y él me llevó al doctor,
pero no. Sólo era un golpe. Él médico me había preguntado el porqué del golpe, yo sólo respondí
que fue una pelea con un idiota que me molestaba diario en el instituto.
Me tallé la cara y miré al suelo, quería irme de aquí, me sentía muy mal, mental y físicamente.
Quizás le diría a Jane, ella entendería, siempre lo había hecho...
—Cuatro boletos boletos para Trascender.
La voz fue fría, firme y déspota. Sabía quien era. Tomé una gran bocana de aire y después la
expulsé con lentitud para luego alzar la mirada. No respondí nada, sólo tecleé y les enseñé la
pantalla para que seleccionara el lugar que querían.
—Lukeey, pregunta Oliver que dónde pusiste las cajas de servilletas— la voz de Jane sonó a mi
izquierda, la miré con cuidado viendo como tecleaba algo en su celular para después guardarlo en el
bolsillo del pantalón.
Ella me observó con una ceja enarcada y miró a los chicos en frente de mí, su rostro se suavizó y
una sombra de sonrisa apareció.
—Hola, Zev— saludó, haciendo de la escena como si fuese amigable—, hola chicos.
—Que cinismo, ¿no?— Zev masculló, con un tono grueso y firme.
La historia es larga, pero hace menos de cinco meses, ellos eran novios. Jane Hemmings y Zev
Nguyen. Se habían conocido por una fiesta, no fue gracias a mí, Jane me había invitado y yo fui,
ellos tuvieron una conexión y comenzaron a frecuentar, tuvieron relaciones sexuales y a mi prima le
agradó eso, una relación abierta... habían estado así durante cinco meses hasta que Jane buscó otro y
dejó a Zev, yo lo sabía. Sabía que se acostaba con otro, pero no podía decir nada porque él había
aceptado que la relación fuera así, pero claro, él se hizo ilusiones creyendo que en algún futuro
serían novios, una relación seria, sin embargo, Zev nunca fue directo con mi prima respecto a lo que
quería.
El drama empezó, él dijo que sí eran novios, que Jane era una zorra, me echó en cara todo eso,
según Zev; creía que eramos amigos, pero no lo eramos, él solo me hablaba para saber dónde
diablos estaba mi prima, nunca fue una persona de querer acercarse a mí, ni porque era primo de
Jane, y para mí eso estaba más que perfecto. Yo tampoco quería ser su amigo, sin embargo, con el
único que pude tener una conexión estable fue con Neisan, su mejor amigo. Era un gran chico. 119
Ahora, Zev vivía con ese resentimiento hacia los primos Hemmings por verle la cara de imbécil,
según él, Neisan me había dicho que solo se sentía traicionado y decepcionado, pero ambos
sabíamos que la relación de ellos era tan rara... y yo no tenía nada que ver, aunque a pesar de todo
esto, no podía dejar a Jane, ella era mi prima y la quería demasiado aún fuera demasiado perra, por
lo cual, la defendí. Era tan estúpido que me odiara por un asunto que fue y era de ellos dos. ¿Yo
qué?
Jane rodó los ojos acompañado de una risa, yo busqué la mirada de mi prima para reprenderla.
—Dile que están por los estantes de las salsas— murmuré esperando a que ella se fuera, pero no lo
hizo —. Vete, Jane.
—¿Por qué? No estoy haciendo nada, sólo estoy saludando. Se llama educación.
—Se llama no tener vergüenza después de actuar como...
—Hey, detente— alcé mi voz y lo miré con enojo—. No te metas con ella.
—Zev, cálmate— Neisan lo regañó.
—¿Sí?— el ruloso alzó una ceja y rió amargamente—. Ya entendí porqué estás a la defensiva. Hoy
es 2 de julio.