Miércoles, 1 de febrero del 1989
Por fin es la inauguración de nuestra tienda. Llevamos trabajando muy duro los últimos días para que todo esté preparado para la apertura a las nueve de la mañana. Por votación del personal hemos puesto la canción de Master of Puppepts de Metallica.
Yo hubiese elegido otra que no hablase de destrucción y obedecer a tu amo, pero esto es una democracia y acepto que es la que la mayoría ha elegido.
No hicimos mucha publicidad, solo pusimos un cartel en la puerta de próxima apertura con la fecha y la hora, pero en nuestra BBS si lo divulgamos como niños pequeños que acabamos de recibir una pelota nueva y se lo contamos a nuestros amigos.
Por eso no me extrañó que antes de abrir las puertas, ya tuviésemos a dos docenas de jóvenes, entre dieciséis y treinta años, esperando a que fuese la hora de la apertura.
En una esquina de la tienda tenemos un ordenador para poder mostrarle a los clientes diferentes programas e ideas para resolver distintos problemas en varios escenarios. Esa esquina es especial, porque la hemos decorado con algunas fotos de personas e inventos relacionados con el mundo de la informática en general y el manifiesto del Hacker.
Le dijimos a nuestros conocidos que a las nueve y media leeríamos en voz alta parte del manifiesto, así que en la primera media hora comienzan a llegar más y más personas de lo más variopintas. La mayoría nos presentamos por el nombre que utilizamos en FidoNet, y así sabemos que, en el fondo, todos pensamos sobre ciertas cosas de la misma manera.
Javier, al ser la persona más visible de la tienda, es el encargado de leer el extracto del manifiesto, mientras se hace un silencio absoluto.
- Permitidme daros una muestra de algunos extractos de un manifiesto hacker, concretamente de "La Conciencia de un Hacker", escrito por The Mentor: "Hoy he hecho un descubrimiento. He encontrado una computadora. Esperad, esto es lo mejor. La computadora hacía lo que yo quería. Si cometía un error era porque yo me equivocaba. No porque yo no le gustara. (...) Y entonces ocurrió... una puerta se abrió al mundo, surcando la línea telefónica igual que la heroína surca las venas del adicto, el impulso eléctrico te envía a un refugio a salvo de las incompetencias del día a día... la BBS ha sido encontrada. Es... es a donde pertenezco. Conozco a todo el mundo aquí, incluso sin haberlos visto antes, sin haber hablado con ellos y puede que a algunos no vuelva a verlos jamás... Os conozco a todos... (...) Este es nuestro mundo... el mundo del electrón y el conmutador, la belleza del baudio. Hacemos uso de un servicio ya existente sin pagar por lo que podría ser gratis si no estuviera en manos de unos glotones aprovechados, y tú nos llamas a nosotros criminales. Nosotros exploramos... y tú nos llamas criminales. Existimos sin color de piel, sin nacionalidad, sin inclinaciones religiosas... y tú nos llamas criminales. Tú que construyes bombas atómicas, tú que haces la guerra, tú, asesino, nos engañas y mientes intentando hacernos creer que es por nuestro propio bien, sin embargo, somos criminales. Sí, soy un criminal. Mi crimen es la curiosidad. Mi crimen es juzgar a la gente por lo que ellos dicen y piensan, no por como ellos aparentan ser exteriormente. Mi crimen es ser más inteligente que tú, algo por lo que nunca me perdonarás." – lee Javier antes de que todos los presentes comiencen a aplaudir.
Sí, hemos creado una empresa, hemos triunfado con ella, pero en el fondo solo somos el iceberg de un grupo enorme de chicos como nosotros. Chicos llenos de curiosidad que se dan cuenta como el futuro no tiene límites y como todos estamos conectados.
Después de la lectura por parte de Javier, nos mezclamos todos, hablando de todo un poco. Samuel presume de algunas cosas que mi padre nos ha enviado y cuando llega Joaquín con Claudia como sorpresa, a todos se nos cae el alma a los pies.
- ¿Dónde está Silvia? – me pregunta Samuel, preocupado.
- Creo que en el aula de formación – le respondo antes de que Claudia llegue hasta nosotros.
- Vaya, esto está muy lleno. Y yo que venía a dar apoyo moral – nos dice Claudia antes de darnos dos besos a Samu y a mí en las mejillas.
- Sí, pensamos que el primer día teníamos que hacer algo para los chicos como nosotros, porque para las empresas ya somos visibles – explica Samu un poco nervioso.
- ¿Y qué hacen todos esos chicos haciendo cola? – nos pregunta Joaquín que por la cara que trae tampoco sabía que Claudia vendría.
- Hemos puesto un libro de visitas, para que todo el mundo pueda dejar escrito lo que le dé la gana, por ejemplo, soy Cola70 y he estado aquí – contesto esta vez yo.
- Pues voy a darme una vuelta para ver como ha quedado todo – dice Claudia y Samu me mira intranquilo y se va detrás de ella.
- Lo siento, me la he encontrado en la puerta de la tienda – se disculpa Joaquín, que desde antes de Navidades había coincidido con Silvia en la calle y ya sabía toda la historia.
- No pasa nada, seguro que lo entenderá. Además, sabe guardar un secreto tanto como tú – le digo, porque Joaquín no le ha contado lo de Silvia ni a mi madre.
- Nunca me has contado por qué has llamado a la tienda "The Hall of Doom" – me dice el marido de mi madre.
- Es el cuartel general de "The Legion of Doom", un grupo de supervillanos – le explico, aunque no entro en detalles de la importancia que puede tener para los que nos movemos de BBS en BBS.
- Ya me lo explicarás con más tiempo. Yo me voy a una reunión, también vine de apoyo moral y veo que no lo necesitáis – se despide Joaquín.
- Gracias por venir – me despido de él y me voy hacia donde se fueron mis amigos minutos antes.
Cuando entro en el aula me encuentro a Claudia abrazada a Silvia y esta última sollozando.
- No pasa nada, Silvia. Entiendo que no me lo quisieras contar – la reconforta Claudia.