Carolina y yo seguíamos corriendo sin rumbo alguno, corrimos los más que pudimos con la única intención de alejarnos de la entrada del portal y huir de Angie y Asael.
— Luis, espera. Estoy cansada— Dice Carolina colocando sus manos en su rodillas y su pecho agitado — Necesito descansar.
Obedeciendo a lo que Carolina pedía, dejé que descansara mientras estaba sentada por en el suelo. No puedo negar lo inconforme que estoy porque Carolina está descansando en este momento, ella sabe lo importante que es esta misión para mí y no quiero que perdamos la única oportunidad que tenemos.
El lugar en el que nos encontrábamos era la parte baja de un acantilado rodeado por una enorme montaña. Levanto la mirada para ver el final de esa montaña, pero no logro ver el final.
— Creo que debemos subir hasta allá— Dije mientras Carolina inclinaba su rostro hacia arriba para ver lo que le señalaba.
— ¿Cómo lo haremos? — preguntó ella — es demasiado alto.
Tenía razón, era alrededor de unos 20 o 25 metros de alto, ni siquiera podíamos ver exactamente cuál era la cima, pues una parte de la montaña estaba cubierta de una espesa neblina. No había manera de subir solos y sin ayuda hasta allá.
— Algo se nos ocurrirá — Respondí.
— Pero que sea rápido porque… — Dijo Carolina señalando hacia atrás.
Escuchamos pasos apresurados hacia nosotros, volteamos nuestras miradas hacia atrás y pudimos ver qué efectivamente Angie y Asael habían cruzado el portal y estaban corriendo hacia nosotros. Carolina y yo volvimos a correr sin rumbo por lo que quedaba de trayecto hasta que llegamos a la parte baja de la montaña. Por suerte teníamos algo de ventaja que iba disminuyendo cada segundo que pasaba. Pues Angie y Asael corrían demasiado rápido que hasta pensé que nos iban a alcanzar.
— ¿Qué hacemos ahora? — preguntó ella.
— Debe de haber alguna forma de subir hasta allá — respondo.
En ese momento la varita de Carolina comenzó a alumbrar y hacer un pequeño ruido con un tono leve. Al sacar la varita de su bolsillo, Carolina pudo notar que había algo escrito en su brazo “Ingressum revelare” y en la parte de abajo tenía la inicial “I”. Carolina confundía pregunta.
— ¿Qué es esto?
— Es Iván, nos está tratando de decir algo — respondo — probablemente sea un hechizo, dilo en voz alta.
Carolina lo pronunció en voz alta y de la nada aparecieron unas escaleras que atravesaban la montaña. Sin perder más tiempo, subimos por las escaleras dejando a Asael y Angie nuevamente atrás tomando ventaja. Cuando llegamos al final de las escaleras pudimos ver los tres túneles que Iván nos había advertido anteriormente. Los túneles eran muy semejantes en sus tamaños y grosores. Era muy difícil saber cuál era el indicado para dirigirnos hacia el purgatorio. Pensamos un momento, tomamos bastante tiempo para pensarlo. Carolina eligió el túnel del centro, mientras que yo elegí el túnel izquierdo. Pero antes de llegar a tomar una decisión, aparece Angie y Asael.
— ¿ Cómo lo hicieron? ¿Cómo llegaron aquí tan rápido? — pienso, pero no lo digo. Caí en cuanta de que Asael es un Ángel al igual que Iván, así que, por lo tanto, tiene los mismos poderes. Lástima que Iván no pudo entrar porque de lo contrario las cosas hubiesen sido completamente diferentes.
Mi corazón comenzó a latir, parece que mi presión arterial se elevó a tope, pude ver qué algo similar ocurría con Carolina, su semblante cambió completamente, vi como tragaba saliva cada rato, luego vi como subió su mano en el pecho y trató de calmarse respirando inhalando mucho aire y exhalando suavemente.
— Llegó la hora de acabar con su misión y cumplir con la nuestra — dice Angie acercándose a Carolina.
— Es hora de salir de infierno — dijo Asael acercándose hacia mí.
¡Mierda! — fue lo que pensé cuando vía a ambos acercase hacia nosotros, no sé qué hacer en este momento. No sé cómo actuar ante dos personas que están entrenadas y que además tiene súper poderes y con eso prácticamente lo tiene todo.
Carolina no parece haber resistido los nervios, salió corriendo despavorida. Yo por mi parte, también corrí detrás de ella para agarrar su mano y correr más fuerte. Pero no sirvió de nada, Angie y Asael volaron hacia delante de nosotros cayendo a unos cuantos metros deteniéndonos el paso.
— Pobres morrales — dice Angie tomando de del cuello a Carolina mientras la alzaba ahorcándola.
— Suéltala — intento atacar a Angie, pero Asael también agarra mi cuello.
— Por fin — dice Asael — volveré al cielo.
“Cielo”, esa palabra me hizo recordar que Asael fue desterrado y que no cuenta con la protección de Dios y que, si digo su nombre, le causará cierta molestia.
— Asael — comienzo a decir con mucho esfuerzo por tratar de respirar — a pesar de que eres un Ángel, fuiste desterrado por Dios— en ese momento se retorció — y no tienes su protección, así que no tienes el perdón de Dios — siempre hacía énfasis en “Dios” para que Asael sufriera. Y en verdad sufría cada vez que lo decía — seguro que debe haber alguna razón para que “Dios” te haya expulsado del paraíso al igual que con Lucifer.
Carolina al parecer entendió lo que yo pretendía hacer, así que comenzó a seguirme la corriente.
— Dios, Dios, Dios, Dios, Dios, — decía Carolina rápidamente.
Asael cae al suelo soltándome y dejándome caer también pero me levanto sin importar qué, corro hacia dónde está el y lo tomo por el cuello, obviamente mis músculos no pudieron alzarlo completamente, solo logré colocarlo en pie con la ventaja de que estaba débil.
— Llegó tu momento — dije — pero de volver a infierno.
Desplacé a Asael hacia la punta de la montaña, ahí dejé caer su cuerpo que estaba débil con su cara mirando hacia el acantilado. No sé resistió. Estaba a punto de soltar el cuerpo de Asael cuando escuché mi nombre.
— Luis — dice Carolina asustada por lo que estaba viendo.
Angie estaba apretando fuertemente el cuello de Carolina sin piedad, pude ver cómo su rostro estaba lleno de ira, sus ojos expresaban una mirada de devastadora, estaba muy segura de lo que estaba haciendo.
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Editado: 02.02.2021