Antes De Ti

CAPITULO 4

Estábamos en casa, han pasado algunos días y no he peleado con Donny de nuevo, las cosas van mejorando. Anne y yo nos estamos volviendo cada vez más cercanas y ahora Eddy también nos acompaña a la hora del almuerzo.

Todo iba normal hasta que vi una marca en el brazo de Eddy y levanto una ceja. — ¿Eddy?

Sin levantar la mirada de su libro, pregunta: — ¿Qué? —pregunta.

— ¿Qué es esa cosa en tu brazo? —parece una marca, como si se hubiera lastimado

Eddy levanta un poco su brazo, mira lo que estoy viendo y luego dirige la mirada hacia mí, sin embargo, no dice nada.

— ¿Eddy? —Pregunto insistente, ¿Está ocultándome algo?

Rueda los ojos. —Es ese chico de nuevo — ¿Chico? ¿Alguien está lastimando a mi hermano solo porque sí?

Me pongo de pie y quito el libro de su regazo. — ¿Te están molestando y no haces nada? —me siento enojada pero no con Eddy.

Frunce el ceño. — ¿Qué quieres que haga, que lo golpee? —levanta sus brazos.

Quería decir que si pero eso no es correcto, mis padres no promueven la violencia y bueno, Eddy no es una persona que use los puños para arreglar las cosas. Además, podría meterse en problemas.

— ¿Ves? —Dice—. Es más complicado de lo que piensas.

Lo es pero tiene que haber una solución —Eddy, tienes que decirle a alguien —quizás alguien pueda detener esto, ayudarlo o algo, no se ¿un profesor? ¿El director?

Se pone de pie y suspira. —Escúchame, no es la gran cosa —toma su libro de mis manos y se mira el brazo.

Yo me levanto también y le digo: —No quiero que te hagan daño —No quiero que lo lastimen o que esto empeore, no sé quién será la persona detrás de todo esto pero me gustaría saberlo. No es que pueda hacer mucho pero, quizás, yo pueda decirle algo.

Mantiene la mirada con la mía. —No lo harán, confía en mí — ¿Cómo puedo confiar que ya no lo lastimaran de nuevo? La última vez tenía un ojo morado, ahora tiene un golpe en el brazo.

Suspiro —No lo sé —afirmo insegura.

Eddy mira su libro y se da la vuelta, él camina lentamente hasta las escaleras y las sube —Olvídalo, es mejor que no digas nada — ¿Qué? —. No eres mi niñera, Diana. No te metas en esto, ¿Sí?

Me siento ofendida. — ¿Me estas amenazando? —Pregunto— ¿Por qué no quieres que me meta? ¡Soy tu hermana! —Y soy mayor que él.

Me voltea a ver molesto y desesperado. —No es tu asunto, Diana. No soy un bebé —resopla—. ¡Ni se te ocurra decírselo a mis padres!

Dicho eso, termina de subir y se aleja de mí. Nunca habíamos peleado de esta manera. Nunca se había molestado conmigo por preocuparme por él ¿Qué tiene de malo que quiera ayudarlo? Él siempre busca cuidarme y yo también quiero cuidarlo, sé que no es un bebé y yo no soy su niñera pero, creo que tengo derecho en proteger a mi hermano si alguien quiere hacerle daño.

De pronto, la casa se siente vacía. Extraño mucho a mis hermanos. A todos ellos. Ojala el tiempo regresara cuando todos estábamos aquí, cuando todo iba bien y este tipo de peleas no existían.

Camino hasta la ventana que está a un lado de la puerta principal y veo como una madre lleva a dos niños a su lado. Ellos saltan y juegan y el dolor me golpea de nuevo. No quiero seguir viendo esta escena pero es como una adicción. Ver personas felices… ver familias juntas. Personas que en su mundo, todo marcha de la manera correcta. En su mundo, no falta nadie.

Siento un nudo en la garganta.

Tomo mi chaqueta y mis llaves, abro la puerta y decido ir por un paseo. Mis padres no están ahora y Eddy se encerró en su habitación, si me quedo más tiempo aquí solo dejaré que mis pensamientos sigan sin detenerse y de pronto, estaré inundada con la nostalgia.

Solamente camino y camino y no sé qué tan lejos he llegado pero veo a menos personas con cada paso que doy. La tarde cada vez más rápido se hace a un lado para darle lugar a la noche y el silencio es el único sonido que producen estas calles vacías. Comienzo a sentirme algo incomoda y con algo de miedo pero lo peor que me puede pasar es que me maten.

No le tengo “miedo” a la muerte, algunas veces pienso que es injusto que yo esté viva cuando… bueno, eso pasó… pero eso no significa que quiero que me maten en medio de la noche. Aun si no le tengo miedo a la muerte, me recuerdo que si algo me llegara a pasar, mamá y papá sufrirían mucho. No puedo hacerles esto así que no me pondré en ningún riesgo.

Y que alguien me mate no es lo peor que me puede pasar, en este mundo le pueden pasar muchas otras cosas malas a las chicas como yo, las que vamos solas.

Siento un escalofrío recorriendo mi cuerpo, quizás fue mala idea alejarme tanto. Esta ciudad es nueva para mí y no conozco las calles muy bien, debería haberlo pensado mejor pero cuando empecé solo quería alejarme de todo lo que tenía en la mente en ese momento.

No tengo mi teléfono conmigo, ¿A quién se le ocurre salir sin el teléfono? Soy una tonta, tengo que… tengo que regresar antes que se oscurezca aún más y alguien intente hacerme daño. Trago saliva con fuerza sintiéndome cada vez más asustada.

Veo un restaurante de hamburguesas al otro lado de la calle y decido cruzar para llegar ahí, quizás tengan un teléfono que puedan prestarme o indicarme como regresarme. Necesito regresar a mi casa.

Como costumbre, no volteo para ver si algún carro me atropellará. En realidad, no es que quiera que un carro me atropelle pero mamá decía que cuando ella empezó a caminar sola y a cruzarse sin nadie, nunca volteaba, solo lo hacía. Ella con el tiempo adoptó la costumbre de percibir la luz de los autos antes que voltear a ver a los dos lados.

Creo que lo heredé de ella aunque tal vez es una mala costumbre y sí debería comenzar a voltear para ver si hay algún auto acercándose.

Entré y había solo algunas personas en el lugar. Me acerqué a la caja registradora y ordené solo una gaseosa. No me preguntaron sabor, así que recibí una de naranja.




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